LA INVESTIGACIóN SOBRE LA MUERTE DE DAVID CARRADINE
El suicidio está casi descartado y todo parece indicar un juego autoerótico que salió mal. La familia habla de asesinato y pide la intervención del FBI, al que en Tailandia no miran con buenos ojos.
› Por David Randall *
El cuerpo de David Carradine ya está en Los Angeles y, salvo que aparezcan intervenciones legales de último momento, se espera que el funeral se celebre pronto. Pero la causa de la muerte no se podrá establecer tan pronto: casi una semana después de que una camarera encontrara el cuerpo del actor colgando en el armario de una habitación de lujo en un hotel de Bangkok, hay varias teorías exóticas danzando alrededor de qué es lo que sucedió en la suite 352. La teoría inicial de que la estrella de 72 años había cometido suicidio fue sepultada por las versiones de que fue víctima de sus propios juegos sexuales, e incluso por las que señalan que se trata de un asesinato. Su familia está lo suficientemente preocupada por los reportes desde la capital tailandesa como para pedir al FBI que investigue, y los forenses han enviado muestras del cuerpo del actor para realizar tests toxicológicos. Los resultados no se conocerán hasta dentro de tres semanas.
Muy pocos están dispuestos a aceptar que el suicido fue el triste final de una larga carrera que incluyó el éxito televisivo mundial de Kung Fu y, más tarde, un rol estelar en Kill Bill de Quentin Tarantino. En eso no sólo tiene que ver la ausencia de una nota, sino también la posición de la soga que lo mató. Los suicidas tienden a poner la ligadura alrededor de sus cuellos y dejan que la gravedad haga el resto. Pero la soga de Carradine no sólo rodeaba su cuello sino también su muñeca y su pene. No se necesita ser un experto para entender que es una firme pista de ser un juego autoerótico, una práctica privada lo suficientemente peligrosa como para matar varios cientos de hombres en los Estados Unidos cada año. La idea es que cortar temporalmente el oxígeno al cerebro puede reforzar los efectos del clímax sexual. Pornthip Rojanasunand, director del Instituto Central de Ciencia Forense de Tailandia y considerado una alta autoridad de su país en evidencia criminal, dijo: "En algunos casos puede sugerir asesinato. Pero a veces, cuando la víctima está desnuda y con ataduras, puede sugerir que se lo hizo a sí misma. Si uno se cuelga del cuello, no se necesita mucha presión para matarse, Aquellos que están altamente excitados sexualmente tienden a olvidar este hecho".
Los representantes de Carradine declinaron comentar la especulación sobre asfixia autoerótica. Vicki Roberts, amiga de la familia y abogada que representó al actor en un divorcio, insistió en que Carradine no tiene un historial de practicar esa técnica. Claro que no es algo que uno ponga en su curriculum, y suele saberse sólo cuando sale mal. Mark Geragos, abogado de Keith Carradine, le dijo a Larry King en CNN: "La familia quiere una investigación. Quiero creer que la gente en Bangkok la llevará adelante y le permitirá al FBI asistirlos, para obtener respuestas". La familia dice que Carradine no tenía ninguna razón para suicidarse. Estaba felizmente casado (con Annie Bierman, su quinta esposa), acababa de comprarse un auto nuevo y tenía una cargada agenda de trabajo. Estaba en Bangkok para actuar en Stretch, cuya filmación había comenzado dos días antes de su muerte, y tenía varios trabajos por delante. Quienes lo vieron en sus horas finales lo notaron animado. La noche anterior había estado bebiendo pero no demasiado, y tocando el piano en el lobby del Swissotel Nai Lert Park. Un miembro del staff dijo que la última vez que lo vio estaba "muy contento, sonriente".
Entonces, si no fue suicidio o autoerotismo, ¿pudo haber sido asesinato, a manos de una o varias personas desconocidas, que después "arreglaron" la escena para sugerir un experimento sexual que salió mal? Roberts dice que los reportes de prensa la hacen sospechar. Su agente, Chuck Binder, dice estar convencido de que su cliente fue asesinado: señala que en la cama de Carradine se encontró una huella de zapato que no era de él, y que tenía las manos atadas a la espalda. Aun así, los investigadores de Bangkok dicen que no hay indicación de que hubiera alguien más en el cuarto de Carradine; nadie del hotel vio entrar a alguien a la habitación y las filmaciones de circuito cerrado tampoco muestran evidencia de alguien cerca del lugar. Ayer, las autoridades de Tailandia rechazaron que el FBI se involucre en la investigación: según el diario Bangkok Post, el jefe de la Fiscalía Sirisak Tiyapan señaló que la policía federal estadounidense puede observar las investigaciones en Bangkok y hacer preguntas a los agentes, pero no realizar su propia recopilación de pruebas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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