EL DRAMATURGO GUILLERMO CALDERóN REFLEXIONA SOBRE EL TEATRO Y LA SOCIEDAD CHILENAS
Autor, director y docente, Calderón presenta en el festival porteño una trilogía donde cada pieza expone un conflicto doméstico en un contexto de violencia política. “En estas sociedades de ricos y pobres, la guerra social es cada vez más violenta”, dice.
› Por Hilda Cabrera
“Nuestro sello es la actuación, la sencillez y el texto trabajado desde ideas que provienen del campo social. Esto da una estética de teatro independiente crudo, autoproducido.” Lo dice el premiado autor, director, guionista y docente chileno Guillermo Calderón a propósito de las obras que presenta en el VII Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). Entusiasta, proyecta retornar por un período más extenso: “En Chile ha crecido la actividad teatral y tiene más espectadores que nuestro cine, pero acá es mucho mayor y me gustaría que más gente viera esta trilogía”. Neva, Clase y Domingo son las piezas de esa trilogía que expone cada una un conflicto doméstico en un contexto de violencia política. En la primera, cuya acción se ubica en San Petersburgo –en el revolucionario invierno de 1905– dos actrices y un actor esperan a sus compañeros en una sala de ensayo frente al río Neva. Esa situación coincide con el levantamiento que desemboca en represión y muerte de obreros y obreras con sus hijos. “Es el Domingo Sangriento –precisa Calderón, en diálogo con Página/12–, una matanza en contra de los trabajadores por parte de los oficiales rusos. Esa represión modifica la rutina del ensayo porque no se sabe si los compañeros llegarán o han muerto.”
–¿La violencia es también el trasfondo de Clase?
–En esa obra el afuera es la llamada Revolución de los Pingüinos, de 2006, una protesta de los estudiantes chilenos del secundario; y Domingo, una reedición ficticia de la Guerra del Pacífico, que –entre 1879 y 1884– enfrentó a Chile, Perú y Bolivia. Este interés por los hechos sociales tiene que ver con mis experiencias. Soy parte de la generación que se educó en la dictadura y necesita examinar esa época y reelaborarla. Terminé el secundario y terminó la dictadura. Es decir que lo único que conocí fue eso, hasta los 18 años.
–¿Tenía idea de lo que ocurría?
–Sí, tuve una resistencia activa. Por eso, para mí y para la gente que actuó así, fue muy decepcionante lo que pasó después en democracia.
–¿Qué esperaban?
–Cambios y justicia, y no fue así. Se impuso el modelo económico de la dictadura y no hubo justicia por los derechos humanos. Eso fue muy doloroso, porque hubo gente que se comprometió mucho y después quedó en una especie de limbo intelectual, personal. Me sucedió también a mí.
–¿Por qué cree que no se produjo una reacción inmediata?
–El pueblo chileno estaba tan desgastado con esta lucha librada durante tantos años en contra de la dictadura que costaba mucho reponerse y posicionarse con fuerza. Estos temas siguen dando vuelta en Chile y resurgen en distintas expresiones de la cultura.
–¿Es el caso de Clase?
–Sí, por supuesto. En Clase, un profesor llega a la sala, pero sus alumnos no están allí sino en la calle, protestando porque quieren mejorar la educación. Sólo queda una alumna. Este profesor le habla sobre las frustraciones de una generación que aspiraba a un cambio radical de la política y que se encuentra ante estudiantes que aspiran a una mejor educación para insertarse con más posibilidades en un mercado laboral que no es el del cambio. Su crítica es amarga. La obra examina un poco esta contradicción del profesor ante el movimiento estudiantil, y su propio patetismo, porque es una persona cuyo tiempo ya pasó. El suyo es un grito ahogado. Puedo decir que ésa es mi historia, pero está expuesta dialécticamente. No es un grito unidireccional, porque en la obra la alumna defiende sus ideas. No es complaciente.
–¿Sería un planteo sobre la sociedad en la que quiere vivir?
–Sí, con la dificultad de que parece imposible llegar a una sociedad igualitaria. Diciembre –que reedita el conflicto armado de 1879 entre Chile, Perú y Bolivia– toca temas necesarios de abordar ahora, cuando crece en mi país la población de inmigrantes peruanos. Se establecieron cerca de 200 mil. Este es un fenómeno nuevo y complejo, porque muchos chilenos se sienten superiores a ellos y no sólo por haber ganado una guerra o por razones económicas, sino porque se creen superiores racialmente. En estas sociedades de ricos y pobres, la guerra social es cada vez más violenta, y no es tan lejana ni metafórica. Por eso queremos que esté sobre el escenario.
* Neva, por Teatro en el Blanco. Estrenada en el Teatro Payró.
* Clase, por la Agrupación La Reina de Conchalí. Funciones: Lunes 12, martes 13 y miércoles 14, a las 20, en el Teatro Payró.
* Diciembre, por Teatro en el Blanco. Funciones: viernes 16, sábado 17 y domingo 18 a las 20. En el Teatro Payró.
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