SE LANZó EL PROGRAMA DE PROMOCIóN DE LAS REVISTAS CULTURALES ARGENTINAS
La iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Nación contempla la apertura de un sitio web que funcionará como Registro Nacional de las publicaciones y un concurso con premios de hasta 20 mil pesos para las revistas nuevas.
› Por Silvina Friera
El escritor mexicano Octavio Paz dijo que la historia de la literatura moderna se confunde con la de las revistas literarias. La literatura y cultura argentina no están exentas de esta “grata confusión”. Y para comprobar cómo perdura esa prolífica mezcla, basta mencionar algunas publicaciones que hicieron historia, como Caras y Caretas, Martín Fierro, Claridad, Sur, El Escarabajo de Oro, Poesía Buenos Aires, Contorno, Literal, Punto de Vista, El Expreso Imaginario, y las más recientes, Sudestada, Nómada, Esperando a Godot y Otra Parte. La Secretaría de Cultura de la Nación estrena el Programa de Promoción de las Revistas Culturales Argentinas con la apertura de un sitio web, en el que funcionará también un Registro Nacional de Revistas Culturales, y el lanzamiento del primer Concurso Nacional de Revistas Culturales Abelardo Castillo, cuyo monto total será de 200 mil pesos. El jurado, integrado por Jorge Boccanera, Luis Bruschtein, Alejandro Kaufman y Daniel Samoilovich, seleccionará los diez proyectos independientes de nuevas revistas culturales, que deberán presentarse entre el 1º y el 30 de abril de 2010. Los ganadores recibirán un subsidio de hasta 20.000 pesos cada uno para publicar los cuatro primeros números y accederán a un curso de formación en edición, diseño e introducción a las artes gráficas.
“Las revistas culturales han sido el sustento de polémicas importantes y el gran semillero de la creación editorial por su capacidad para hilvanar pensamientos que los grandes medios no pueden absorber”, señala Rodolfo Hamawi, director Nacional de Industrias Culturales, durante el lanzamiento del concurso Abelardo Castillo. El nombre elegido no es casual, porque Castillo fue el creador de emblemáticas publicaciones como El Grillo de Papel, El Escarabajo de Oro y El Ornitorrinco. “Es un homenaje a todos los hombres que durante décadas mantuvieron firme la llama de las revistas culturales; que, en general, son deficitarias económicamente y que significan un enorme esfuerzo para sus editores, que tienen que cubrir todos los roles: corregirla, diseñarla, escribirla, editarla”, subraya Hamawi. “No existe desde el siglo XIX ninguna generación literaria que no haya dado por lo menos dos o tres grandes revistas, como Martín Fierro y Claridad, en los años ’20, o Sur años después”, dice Castillo a través de una carta en la que agradeció que el concurso lleve su nombre. “Me enorgullece este premio, pero soy consciente de que no lo merezco. Lo acepto porque me parece justo que se premien las revistas literarias y culturales independientes. En mi época nos conformábamos con que no nos metieran presos.”
El apoyo a las revistas culturales existentes tendrá cuatro patas: el funcionamiento de la página web (www.revistasculturales.gov.ar), donde se realizará un registro de las revistas; un acuerdo con el sindicato de canillitas para mejorar la visibilidad de las publicaciones culturales en los kioscos; un programa de formación profesional y la cuestión de la financiación de las pautas oficiales. El poeta y editor de la revista Nómada, Jorge Boccanera, señala que las revistas culturales “siempre han mostrado un espíritu generacional, pero además han ofrecido un espacio de producción, de debate y de apertura a nuevas voces”. El cóctel temático que ofrecen estas publicaciones, un cruce entre literatura, teatro, cine, música, sociedad e historieta, “va por fuera de los discursos homogéneos de un periodismo cultural que naufraga en la moda, en el formato del pastiche y la efeméride”. Boccanera destaca las polémicas que se dan en las páginas de las revistas culturales. “Abelardo es un ejemplo con El Escarabajo de Oro, aunque yo haya estado en desacuerdo con cómo se trató el tema del exilio en El Ornitorrinco. Pero eso es lo bueno, poder polemizar. Las revistas culturales tienen que tener siempre ese gesto irreverente.”
El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, plantea que la idea es encontrar un equilibro entre esa potencia crítica de las revistas y el rol del Estado. “Ese equilibrio se da cuando el Estado asume su lugar en materia cultural y construye la forma más concreta de libertad, que se nutre de la posibilidad y la libertad en sí misma. No hay menos libertad que la que genera la imposibilidad. Todos tenemos libertad en abstracto y por algo la palabra liberal termina siendo asociada a un modelo económico y cultural que es para pocos”, advierte Coscia. “Cuando la palabra libertad se asocia a un compromiso de lo público para garantizar esa libertad, creo que encontramos un modelo más cercano a la libertad que soñamos; de un Estado no con el dedo largo, sino con la mano abierta, que genere oportunidades, que sea garante del debate, aun a riesgo de que el Estado mismo y sus políticas sean objeto crítico de ese debate. Vargas Llosa, un gran escritor, es el paradigma del modelo de libertad para quienes tengan los recursos para ejercerla.”
Coscia recuerda el proyecto de creación del Instituto Nacional del Libro (INLA), que presentó cuando fue diputado. “Aunque el objetivo es respaldar políticas de difusión del libro, pensamos también al Instituto como una herramienta de fomento para las revistas culturales”, revela el secretario de Cultura. “Creemos que el debate enriquece; la cultura no es apolítica, siempre está politizada. La principal consigna política de esta gestión es la libertad de expresión y el compromiso público para garantizar esa libertad.”
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