OPINION
› Por Juan José Jusid *
Esta semana comencé mi cuarto año como profesor de la materia Realización Tercera, perteneciente a la carrera de Dirección para alumnos de tercer año que cursan en la Enerc. Esta materia está vinculada con la elaboración de las tesis con las que se gradúan los alumnos.
La Enerc es una escuela absolutamente excepcional: es de acceso gratuito. La sostiene el Estado nacional, particularmente el Incaa, y les permite a los alumnos acceder a una experiencia práctica en los primeros años y desarrollar una tesis con la que se gradúan, financiada por el Estado. Esto no es sólo algo poco común, sino que creo que no hay precedentes en toda Latinoamérica. Esta especie de “gran zanahoria” que es el corto con que los alumnos se retiran y que va a permitir (a través de su exhibición) insertarse en el mundo laboral es, sin duda, lo que ha hecho, que como el ingreso es muy escaso respecto de los postulantes, cada año haya gente que viaje del interior o de la capital y que se vuelva a presentar. Y a veces, en una segunda o tercera ocasión, logre ingresar.
De las seis carreras que tiene la Enerc que son muy importantes en áreas clave de la actividad cinematográfica, hay un desbalance hacia toda la gente que se vuelca a Dirección. Casi un 50 por ciento de los que cada año intentan ingresar tratan de entrar en Dirección. Finalmente, a esta carrera pueden acceder diez alumnos.
El otro día, durante el comienzo de las clases, la presidenta del Instituto y actual interventora de la Enerc, Liliana Mazure, exhibió un video donde figuraba una cantidad de nombres importantes de la cinematografía (algunos de los cuales ya no son tan jóvenes) que han egresado de la Enerc y que, obviamente, tienen una obra cinematográfica importante. En eso, sin duda, la Enerc tiene un aval. Y además, una historia de 45 años, con sus distintos nombres, ya que no era Enerc el nombre desde su fundación, sino que se fue modificando.
Siento que la Enerc está en una etapa de transformación debido a la constitución, por primera vez, de un Consejo Académico, cuyas elecciones de los distintos claustros van a ser el próximo mes. Se está intentando este año hacer una gran transición en la escuela para tener una mayor precisión en los objetivos, en el perfil de alumnos y de profesores. Y sobre todo, se intenta formar en el espectro de un país que tiene una de las sobredimensiones más notorias de estudiantes de cine del mundo. Como dato estadístico, puedo mencionar que toda la Comunidad Europea tiene siete mil estudiantes de cine, mientras que la República Argentina, con una población mucho menor, tiene 15 mil.
Que exista esta escuela, que siempre haya sido pública y que posea una selección de gente idónea a la hora de enseñar es algo para nada común. Y me parece que tiene que ver con que éste es un país insólitamente marcado por una gran vocación cinematográfica. Y el cine que se hace y el que los argentinos saben que se hace, aun cuando muchas veces no van a verlo, tiene una gran incidencia en la cultura nacional.
* Docente de la Enerc y cineasta.
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