LA MUESTRA “ADENTRO”, DEL GRUPO BUENOS AIRES STENCIL, EN EL C. C. BORGES
El stencil es una técnica rudimentaria, pero capaz de competir con la sobrecarga publicitaria. En esta exposición se presentan trabajos que van desde el homenaje al comentario político.
› Por Oscar Ranzani
Si Buenos Aires se transformó desde hace años en un espacio de anarquía publicitaria donde resulta dificultoso elegir lo que interesa en cada caso, la nueva técnica del stencil buscó desde poco tiempo después de la crisis de 2001 responderle a esa sobrecarga publicitaria con métodos rudimentarios que, por el contrario, tuvieron en muchas ocasiones mayor impacto que los avisos en la calle. La técnica del stencil se apropió del espacio público para comunicar algo, ya sea por motivos estéticos o por cuestiones ideológicas. Basta recordar la figura de George Bush con las orejas de Mickey en un stencil muy comentado por los porteños, que el grupo independiente Buenos Aires Stencil promocionó como “Disney War” en alusión a la invasión de Estados Unidos a Afganistán. Sin embargo, saliéndose de un contexto más contemporáneo y, a su vez, perdiendo la característica de “urbanidad” que remite a este arte callejero, el grupo está presentando la muestra Adentro en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín) que puede visitarse de lunes a sábados de 10 a 21 y los domingos de 12 a 21, hasta el 26 de este mes, con entrada gratuita.
En esta muestra hay algunos trabajos que remiten a la palabra “adentro” estableciendo un juego con el título de la muestra. Por ejemplo, el stencil de un bandido al que un trapo le tapa toda la cara (excepto los ojos) y se está metiendo dentro de la ventana de una habitación para robar. Una de las características de este trabajo pictórico es que la pierna del ladrón sale del soporte en el que está pintado el stencil y se adueña de la pared donde se encuadra generando un mayor volumen. Otro tiene como protagonista a un terrateniente que mira a los intrusos que están adentro de su campo (otra vez el juego del título relacionado al contenido de la obra) ya que se lo ve de espaldas, observando el alambrado perimetral de su terreno cortado. Un stencil de gran tamaño ilustra las paredes del Borges con un malón de indios equipados con lanzas en las manos y montados a caballo cuya imagen se va fundiendo con el rostro de Cafrune (aquí está relacionado con el ¡adentro! típico del folklore).
En este último trabajo el grupo retoma una de sus cualidades ya que el stencil no es simplemente un espacio de protesta sino que también puede servir para realizar un homenaje a un artista popular, como en el caso de Cafrune. “Los stencil salen de nuestros estados de ánimo”, expresa G. G., integrante de Buenos Aires Stencil. “Hay días –agrega– que te sentís como más conflictuado o que sentís más la injusticia y querés expresarla y hay otros días que estás contento y hacés otras cosas. Un día nos podemos poner hiperpolíticos, queremos comunicar y tirar una idea que sea un granito de arena para que el que la vea piense y otros días no: no están relacionados”. Como ejemplo de obras no políticas pueden mencionarse las que conforman la muestra del Borges donde no hay un guiño hacia la ironía o la burla –efectos típicos del stencil más urbano– sino más bien una invitación al deleite visual para pensar en la técnica con la que se hicieron. Por ejemplo, para el stencil del malón de indios el grupo no utilizó la clásica radiografía (donde recortan la figura que quieren plasmar con aerosol) sino una técnica que, según comentan, van a empezar a trabajar con mayor frecuencia: proyectar una imagen con un equipo de diapositivas sobre el fondo que se quiere pintar para luego ir deslizando un pincel.
Excepto el stencil de una goma prendiéndose fuego (que inevitablemente remite a los cortes de ruta y, en consecuencia, al aspecto más político de la muestra), el resto está sumergido más bien en un contexto relacionado con el pasado: tanto el stencil del bandido, como el del terrateniente y el del malón pertenecen a un mundo que el público no conoce a partir de sus propias experiencias (o de la lectura de los diarios) sino a través de los libros de historia o de las películas del Far West. ¿Los trabajos de stencil del Borges están más alejados del arte callejero? Es una respuesta que sólo los visitantes podrán responder. Pero Roux, una de las integrantes del grupo, aclara: “Nosotros no lo hacemos con una intención artística exclusiva; damos preeminencia a la simpleza y la síntesis de la idea y del dibujo porque así tiene una llegada mejor”.
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