SAN SEBASTIAN CERRO BAYO DEBUTó CON PREMIO EN EL FESTIVAL DONOSTIARRA
Aun antes de su primer pase de prensa, la ópera prima dirigida en soledad por Victoria Galardi y única representante argentina en competencia oficial ganó el premio La Otra Mirada, que viene con distribución y exhibición en TV garantizada en España.
› Por Horacio Bernades
Desde San Sebastián
Victoria Galardi puso el pie en San Sebastián y antes incluso de mostrar su película ya tenía un premio en la mano. La realizadora de Amorosa Soledad (cuya dirección compartió con Martín Carranza) recibió, para su sorpresa, el premio La Otra Mirada, que otorga Televisión Española, antes del primer pase de prensa de Cerro Bayo, su primera película dirigida en soledad y única representante argentina en competencia oficial este año. “No entendía nada”, se franqueó Galardi a Página/12. “¿Cómo me dan un premio si la película todavía ni se proyectó?” Los miembros del jurado convocado por TVE le explicaron que pidieron una proyección previa de la película, les encantó y resolvieron otorgarle el premio por unanimidad. La Otra Mirada, que se entrega por cuarto año consecutivo, premia a las películas que tratan temas relacionados con el universo femenino. En este caso, el jurado distinguió a la de Galardi “por concentrar en el pequeño universo de una familia la multiplicidad de sentimientos y aspiraciones de tres generaciones de mujeres que cuentan con los hombres sin depender de ellos”, según dice el acta que se le entregó a la realizadora, en un acto llevado a cabo en el imponente teatro Victoria Eugenia.
El premio no se limita al acta sino que presupone la reserva de derechos, por parte de TVE, para emitir la película de aquí a dos años. Para que ello suceda es necesario que algún distribuidor español compre primero Cerro Bayo para exhibirla en salas. Pero como a su vez el premio funciona como una suerte de aval en términos de convocatoria, se da por sentado que eso no puede dejar de ocurrir. Conclusión: Galardi recién empezó a mostrar su película y ya tiene premio, distribución y exhibición televisiva garantizada en España. Confirmación de que San Sebastián le sonríe a esta neuquina de 30 años: dos años atrás, Amorosa Soledad dio un batacazo fenomenal, desbancando a último momento a la favorita absoluta del Premio de la Juventud y llevándoselo entre vítores y aplausos. Ultimo día de exhibición aquella vez, último día ahora: ¿funcionará la cábala para Cerro Bayo, una de las dos candidatas postreras en la competencia oficial de este año? Hoy se sabrá cuando, a media tarde, el Donostia Zinemaldia anuncie el Palmarés de su edición Nº 58.
Producción independiente que contó con el apoyo de la prestigiosa compañía francesa Les Films d’Ici, Cerro Bayo representa una ampliación de registro para la realizadora de Amorosa Soledad. Ampliación tonal, dramática y también del espectro que se aspira abarcar, en la medida en que no se circunscribe, como la anterior, al pequeño mundo de la protagonista sino que toma por protagonista a una familia y hasta una comunidad entera. La comunidad es Villa La Angostura, que si bien no es el pueblo natal de la realizadora “se le parece mucho”, según aclaró Galardi en conferencia de prensa. “Aunque la familia no se parece tanto a la mía”, se apresuró a aclarar. Hay algo de comedia negra, pero soterrada, en esta reunión familiar en ocasión del intento de suicidio de la abuela, que un día compra cinta de embalar en la ferretería, cierra herméticamente todas las ventilaciones de casa y enciende el gas. Comedia negra soterrada en ambos sentidos, porque Cerro Bayo no es ni tan negra ni tan comedia. Soterrada, sí.
Galardi narra la película como en sordina, sin condenar ni redimir del todo a ninguno de sus personajes (al menos los principales; tal vez algún secundario esté algo más caricaturizado). Con la abuela ni del todo viva ni del todo muerta, una de sus hijas (la mexicana Adriana Barraza, conocida por Babel y pasando por argentina, con tanta altura como su compatriota García Bernal en el papel del Che) encarna (o sobreactúa) la fidelidad, el sacrificio y el sufrimiento. La otra, radicada desde hace tiempo en Buenos Aires y regresada para la ocasión (Verónica Llinás, presente junto a Galardi en la conferencia de prensa), parece más preocupada en vender un lote familiar y cobrar su parte, algo en lo que la acompaña su cuñado, dueño de una inmobiliaria (Guillermo Arengo). Los hijos tienen preocupaciones diferentes. La del varón (Nahuel Pérez Biscayart) es fumar porro y huir a Europa; la de la “nena” (Inés Efron), tener un orgasmo. Pero no por el orgasmo en sí sino porque cree haber advertido que una amiga (Marcela Kloosterboer, en poco más que un cameo) está más linda desde que empezó a tenerlos. Y como en días más van a elegir a la Reina de la Temporada y ella es una de las candidatas, quiere estar reluciente ese día.
El tono de Cerro Bayo da lugar al humor (encarnado sobre todo en Efron, a quien XXY y Amorosa Soledad convirtieron en ídola local), pero también a un desfile de miserias familiares y comunitarias. Casi como versión algo más benigna de La caldera del diablo. “Conozco bien esta clase de gente y estos ambientes”, ratificó Galardi en una conferencia de prensa en la que, como Inés Efron en la película, hizo reír a los presentes con sus one-liners. La china Addicted to Love (un título como de comedia romántica con Jennifer Aniston) parece, a su vez, una versión desvaída de Cerro Bayo. Hay un abuelito viudo que quiere volver a salir con una vieja amante, unos hijos no muy dedicados, alguna referencia a la burocracia oficial y un tono casi más gagá que amable. La otra que se vio en los últimos días fue Amigo, nueva película de John Sayles, cuya condición de amigo de Donostia le permitió competir aquí por tercera vez en seis años.
Esa condición será seguramente la razón de la presencia de Amigo en competencia oficial. Ubicada en tiempos de la invasión estadounidense a Filipinas, la película de Sayles combina el obvio panfleto antiimperialista con la comedia pueblerina, quedando a medio camino de cualquier complejidad. A propósito de ella, una curiosidad: uno de los miembros del jurado es el filipino Raya Martin, que en su reciente Independencia aborda esa misma circunstancia. ¿Estará dispuesto el originalísimo realizador de Autohystoria a premiar por esa razón la película de Sayles? La lógica indica lo contrario.
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