En su edición de ayer, en estas páginas se daba cuenta de la movilización a la Legislatura porteña que realizaron los ganadores de los premios Municipales de Literatura, Dramaturgia y Música que tiene congelados sus subsidios, reclamando el cumplimiento de la Ley 2199 que asimila a los galardonados a una categoría dentro del escalafón municipal y se especulaba, con buena razón, que era un primer paso para degradar el premio y finalmente eliminarlo.

Sin embargo, también es importante señalar que esa misma ley estipula que es obligación del Estado municipal convocar cada bienio a un nuevo certamen, reunir un jurado y otorgar los nuevos premios. Pese a ello, los últimos premios Municipales son los correspondientes al bienio 2002-2003, el jurado fue convocado cuatro años después, se expidió el 28 de marzo de 2007 y se efectivizaron un año y medio después. Desde diciembre de 2008 que ni siquiera se reúne a los jurados, pese a que bienio tras bienio se convoca a los escritores y músicos a presentarse. Esto quiere decir que hace siete años que se sigue convocando a que los artistas se presenten al premio (bienios 2004-2005, 2006-2007 y 2008-2009) y ni se arman los jurados ni se entregan los premios. Por último, cabe destacar que los premios no son retroactivos, por lo que los años de retraso ya conforman un “ahorro” para el gobierno de Mauricio Macri-Hernán Lombardi.

Ya ha sido dicho en estas mismas páginas lo vergonzoso que resulta que un Estado no se haga cargo de sus artistas, mientras hace uso de ellos en discursos aquí y en el exterior. Pero mucho peor es cuando el gobierno municipal está incumpliendo una ley, no ya con la sola estrategia de “escatimar unos pesos”, sino para terminar por encontrar en el paso del tiempo, un modo de ir anulando de facto los premios municipales.

Mientras tanto, Macri y Lombardi seguirán empapelando la ciudad con slogans como “Buenos Aires, ciudad poesía” o “Buenos Aires, ciudad teatral”, y vanagloriándose de que ésta sea la Capital Teatral de Latinoamérica. Sería bueno que, además de gastar en papel y engrudo, cumplieran con la ley. Tan sólo eso.

* Dramaturgos.