LA NARRACION DE HISTORIAS COMO RECURSO TERAPEUTICO
La tradición milenaria de contar historias puede actualizarse y sistematizarse para la psicoterapia, ya que las denominadas historias-enseñanza “nos preparan para encontrar conexiones inesperadas, para ver formas alternativas de hacer las cosas, ya que tienen múltiples niveles de comprensión”.
Un cuento-enseñanza puede ser leído como una historia cualquiera; pero, durante miles de años en Oriente, estas historias fueron diseñadas y utilizadas para tener un efecto específico sobre la mente. Los abuelos que narraban cuentos parecen pertenecer al pasado, tal como ocurre hoy con los narradores de cuentos en Oriente. Es posible que este cambio tenga que ver con el hecho de que las historias y los mitos hablan más a la intuición y a la fantasía que a la lógica y al principio de competitividad moderno. Desde hace mucho tiempo existe la tradición de utilizar cuentos e historias en la educación. Los cuentos fueron un vehículo para traspasar las concepciones morales y los modelos de conducta a la conciencia humana en la que se los quería anclar. La moral de las historias se expresa de maneras distintas: unas veces es clara y reconocible a la primera mirada, otras veces se esconde y aparece tan sólo como alusión. Pero, además, en tradiciones como la sufí, el zen o la cábala, muchas historias son parte de un método para el desarrollo de la percepción.
“¿Ah sí?”
Hakuin, maestro zen japonés, era alabado por todos por llevar una vida pura y limpia. Una bella chica, hija de los propietarios de una tienda de la vecindad, vivía cerca del maestro. Un día los padres descubrieron que la chica estaba embarazada. Ella no quería decir quién era el padre, pero, después de mucha presión, confesó que era el maestro Hakuin. Muy enojados, los padres fueron con el maestro. Todo lo que dijo éste fue: “¿Ah, sí?”
Cuando nació el hijo, se lo llevaron a Hakuin. Para entonces, el maestro había perdido toda su reputación, lo cual no le molestaba mucho, y se hizo cargo del niño. Obtenía de sus vecinos leche y todo lo que el pequeño requería.
Un año después, la joven madre no pudo soportarlo más: les confesó a sus padres la verdad; el verdadero padre era un joven que trabajaba en el mercado. Los padres de inmediato fueron con Hakuin para pedirle su perdón y recuperar al niño. Hakuin accedió y, al entregarles al hijo, todo lo que dijo fue: “¿Ah, sí?”.
Partiendo del cerebro como órgano integrador de la percepción, sabemos que el lenguaje y el pensamiento lineal (causa-efecto), base de la transmisión de la cultura y la educación en general, es, para la mayoría de las personas, una función primordial del hemisferio izquierdo. El hemisferio derecho tiene las funciones de la percepción global y la orientación. El lenguaje preponderante de este hemisferio es el poético y la expresión artística en general.
Las personas con daño en el hemisferio izquierdo suelen perder o tener dificultades con la comprensión y expresión del lenguaje hablado o escrito, dependiendo de la localización del daño. Las personas con daño en el hemisferio derecho pueden ser capaces de hablar o leer, pero tienen dificultad en la comprensión de las situaciones y la complejidad de las relaciones con los demás. La percepción más completa, entonces, requiere del funcionamiento adecuado de ambos hemisferios, lo cual involucra los aspectos verbales y no verbales de la comunicación. Esta percepción nos permite integrar el complejo de estímulos y elevarlos a un nivel de significados. Algunos estudios indican que la lectura de este tipo de historias-enseñanza activa el hemisferio cerebral derecho con mayor intensidad que la lectura de otro tipo de historias. El hemisferio derecho proporciona el contexto, la función esencial de unir los diversos componentes de la experiencia en un patrón significativo.
Las historias-enseñanza contienen eventos que llevan a nuestra mente por caminos poco explorados. Nos preparan para conexiones inesperadas entre situaciones y para ver formas alternativas de hacer las cosas. Ayudan a desarrollar una mayor flexibilidad en la forma de comprender nuestro mundo, ya que tienen múltiples niveles de comprensión que pueden ser revelados a partir de nuestro desarrollo interno.
Las historias-enseñanza están diseñadas para operar en la mente del que las lee o escucha, y no funcionan por acumulación: conocer una infinidad de historias no contribuirá al desarrollo de la persona. Su uso se basa en la convicción de que uno no puede conocer la verdad de sí mismo a través de indicaciones directas: cada persona debe pensarla y experimentarla por sí misma. Normalmente muestran, tanto de forma gráfica como por trasmisión subconsciente, la búsqueda de lo que se podría llamar realidad o realidad aproximada.
Aunque, en la superficie, estas historias sólo parecen cuentos de hadas o relatos folklóricos, contienen en sus personajes, tramas y estructura, imágenes-patrones y relaciones que nutren una parte de la mente imposible de desarrollar a través de métodos más convencionales. Los maestros proporcionan a los estudiantes historias que de inmediato les proporcionarán información útil; pero, en la medida que continúen su inmersión, adquirirán dimensiones adicionales que se activarán cuando el estudiante esté listo para recibirlas.
En los países orientales, las historias adquirieron desde la antigüedad el significado de ayuda vital, que se compagina muy bien con la función de diversión y pasatiempo. Las historias, los cuentos, los mitos, fábulas y parábolas, tanto orientales como occidentales, han tenido desde tiempos inmemoriales dos funciones: servir de distracción y, al mismo tiempo, ser instrumentos para una psicoterapia popular.
Una figura preferida en muchos cuentos orientales es el mullah Nasrudín, héroe original, narrador popular, que recorría los caminos con su asno. El mullah tiene un significado parecido al del bufón en la sociedad cortesana de la Edad Media. En cualquier casa de té o café de Turquía, Oriente Medio o en el sur de la antigua Unión Soviética, si cuentan una historia de Nasrudín todo el mundo la conocerá o tendrá su propia versión que contar.
El mullah Nasrudín es una figura clásica que incluye el propósito de “detener” por un momento situaciones en las que se aclaran ciertos estados mentales. Es inherente a los cuentos de Nasrudín el ser comprendido en diversos niveles de profundidad: el chiste, la moraleja y los elementos que permiten un desarrollo mayor de la conciencia.
El gradual desarrollo de la conciencia interna es característica del método de Nasrudín. La claridad intuitiva que se desarrolla a través de los cuentos es en sí misma una iluminación menor y no una experiencia intelectual. También es un peldaño hacia el restablecimiento de la percepción espiritual en una mente cautiva, implacablemente condicionada por los sistemas de entrenamiento de la vida material.
Levantarse temprano
–Nasrudín, hijo mío, hay que levantarse temprano en las mañanas.
–¿Por qué, padre?
–Es un buen hábito. Yo un día me levanté al amanecer y salí a dar un paseo. En el camino me encontré una bolsa con oro.
–¿Cómo sabes que no fue perdida la noche anterior?
–Ese no es el punto. En cualquier caso no estaba ahí la noche anterior, yo lo hubiera notado.
–Entonces, no para todos es bueno levantarse muy temprano. El que perdió la bolsa debió haberse levantado antes que tú.
La mayor parte de las veces eran narradores de historias y derviches quienes transmitían los cuentos al pueblo y así contribuían a satisfacer las necesidades básicas de información, identificación y ayuda vital. Las narraciones contenían, en parte, mensajes religiosos; otras se referían directamente a la convivencia entre las personas, de tal manera que los textos facilitasen al oyente captar el trasfondo de las narraciones y susconsecuencias sobre las personas. Se las podía escuchar en los cafés, en determinados locales destinados a ello o en el círculo de la gran familia. Algunos eran relatados, otros cantados o representados, y despertaban un sentimiento común entre los oyentes, quienes frecuentemente reían y lloraban juntos.
El uso de los cuentos o historias en la psicoterapia es bastante extendido aunque no necesariamente sistematizado, quizá por la misma estructura del concepto, que no permite una aplicación sistemática de cuentos de acuerdo a ciertas situaciones terapéuticas, sino más bien son utilizadas de acuerdo con las características y grado de desarrollo de los pacientes o familias en cada situación.
“Lo que un pájaro
debería parecer”
Un día, Nasrudín encontró a un fatigado halcón posado sobre el antepecho de su ventana. Jamás había visto un pájaro igual.
–Pobre –dijo–. ¿Cómo es posible que te hayan permitido llegar a este estado?
Cortó las garras del halcón, le enderezó el pico y le recortó las plumas.
–Ahora te pareces más a un pájaro —dijo Nasrudín.
Como precursores en el campo de la psicología, es importante reconocer el trabajo de Bruno Bettelheim, Franzke y Milton Erickson. Este utilizaba historias y metáforas de su propia elaboración con efectos muy semejantes al de las historias-enseñanza. Su trabajo en la utilización de historias y metáforas continúa siendo utilizado por algunos seguidores.
Sufrimiento
Nasrudín llevó su asno al mercado y lo puso en manos de un rematador, que comenzó a mostrarlo a los interesados. Como era costumbre, antes de la subasta los interesados revisaban la mercadería.
Un cliente se acercó al asno de Nasrudín y trató de mirar sus dientes para conocer su edad: cuando quiso abrirle la boca, el asno lo mordió. Otro que tocó el anca, recibió una certera patada.
El rematador, viendo que nada bueno podía esperarse del animal, dijo:
–Nasrudín, tu burro muerde y patea a quien se le acerca, va a ser difícil venderlo en estas condiciones.
Nasrudín, después de suspirar profundamente, respondió:
–Sí, sí, yo ya sé todo eso y realmente no tengo la menor intención de desprenderme de mi asno.
–Pero, ¿para qué me lo has traído entonces? –replicó el rematador.
–Bueno –dijo Nasrudín–, lo único que yo quería es mostrarle a la gente lo que yo sufro con este animal.
Las historias no se emplean principalmente como terapia, sino más bien como ilustración de la condición real de las personas. El efecto terapéutico ocurrirá como parte de la actividad total de implicación en el tratamiento.
Tiempo y granadas
Un estudiante fue a casa de un eminente médico y le pidió convertirse en aprendiz en el arte de la medicina.
–Eres impaciente –dijo el doctor– y por eso fallarás en observar cosas que necesitas aprender.
Pero el joven suplicó, y el médico accedió a aceptarlo.
Después de algunos años, el joven sintió que podía ejercer algunas de las habilidades que había aprendido. Un día un hombre se acercaba andando hacia la casa y el doctor, mirándolo desde la distancia, dijo:
–Este hombre está enfermo. Necesita granadas.
–Has hecho el diagnóstico, déjame recetarle y habré hecho la mitad del trabajo –dijo el estudiante.
–Muy bien –dijo el doctor–, con tal de que recuerdes que la acción también debería ser considerada como ilustración.
Tan pronto como el paciente llegó al umbral, el estudiante lo hizo entrar y dijo:
—Usted está enfermo. Tome granadas.
–¿Granadas? –gritó el paciente–, ¡las granadas te las comes tú! ¡Qué disparate!—. Y se marchó.
–El joven preguntó al sabio doctor por el significado de lo sucedido.
–Lo ilustraré cuando tengamos un caso similar –dijo el doctor. Poco después los dos estaban sentados en el exterior de la casa cuando el doctor levantó su mirada y vio a un hombre que se acercaba.
–Aquí hay una ilustración para ti: un hombre que necesita granadas –dijo el doctor.
Se hizo entrar al paciente y el doctor le dijo:
–Puedo ver que es usted un caso difícil e intrincado. Déjeme ver... sí, usted necesita una dieta especial. Deberá estar compuesta por algo esférico, con pequeños alvéolos en su interior, que crezca naturalmente... Una naranja sería del color equivocado... Los limones son demasiado ácidos... Ya lo tengo: ¡granadas!
El paciente se marchó encantado y agradecido.
–Pero, doctor –dijo el estudiante—, ¿por qué no le dijiste directamente “granadas”?
–Porque, además de granadas –dijo el sabio doctor–, él necesitaba tiempo.
Juan Madrid, en su enfoque preventivo en el trabajo con personas de la tercera edad, utiliza las historias-enseñanza: “Una de las líneas estratégicas es trabajar con los cuentos o historias. Las historias-enseñanza son parte integrante del patrimonio cultural de la humanidad. Fueron creadas con el propósito deliberado de transmitir y preservar, en diferentes niveles, la comunicación y el conocimiento”.
En el campo de la terapia familiar, Fellner señala que “la ventaja de utilizar historias-enseñanza en la familia estriba precisamente en su multidimensionalidad: transmiten mensajes a diversos niveles, no sólo de comprensión, sino de impacto. Se logra a través de ellas transmitir los mensajes por canales distintos al intelectual, que es el más defendido y difícil de penetrar”. Al mismo tiempo, el terapeuta coloca a la familia en un doble vínculo, ya que claramente tiene la intención de transmitir un mensaje, pero al mismo tiempo éste es ambiguo y multidimensional. Otra razón para utilizar este tipo de herramientas con las familias se deriva de los principios de la teoría de sistemas. Los mensajes directos parten de una secuencia lineal causa-efecto que no son aplicables a los sistemas. Las historias inducen una recursividad más semejante al tipo causa-efecto-causa y, por lo tanto, son sujetas a múltiples interpretaciones que inducen a la reflexividad como elemento de cambio.
Uno de los requisitos para que las historias tengan este efecto es no caer en la discusión acerca del significado de la historia, ya que esto disminuirá o anulará su efecto, reduciéndolas al pensamiento lineal racional. Al denominarse un mensaje como “cuento o historia” no se interpreta ni explica alguna conducta ni se da una opinión: se muestra una situación que puede o no ser útil y donde cada uno del mensaje lo que le resulte relevante. Al no tener que defenderse de una intervención, es más probable que el mensaje permanezca y siembre la duda, que es uno de los más eficaces instrumentos del cambio, ya que, como dice Giorgio Nardone: “Moviliza la entropía del sistema, produce una lenta y devastadora reacción en cadena que puede llevar al cambio del sistema mismo”.
Opiniones de los hombres
Una vez, Nasrudín y su hijo emprendieron un viaje. Nasrudín prefirió que su hijo viajara en el burro y él ir caminando. En el camino encontraron una gente que dijo:
–¡Miren a ese niño joven y fuerte! ¡Juventud de hoy en día, no tiene respeto por los mayores! ¡El va montado sobre el burro y hace caminar a su pobre padre!
Cuando esas personas quedaron atrás, el chico se sintió muy avergonzado e insistió en que su padre fuera montado sobre el burro. Poco más tarde, se cruzaron con otras personas, que dijeron:
–¡Miren eso! ¡Ese pobre niño tiene que caminar mientras que su padre monta sobre el burro!
Ahora ¿que podían hacer? Decidieron probar la única posibilidad restante: montaron los dos en el burro. Entonces otro grupo se acercó y dijo:
–¡Mirad qué gente tan violenta! El pobre burro está casi muerto.
Cuando hubieron pasado a estas personas Nasrudín dijo a su hijo:
–Creo que lo mejor será que los dos caminemos. Así nadie se quejará. Continuaron su viaje caminando. Poco más tarde se encontraron con otros, que dijeron:
–¡Miren esos tontos! ¡Caminan bajo este sol ardiente y ninguno de ellos monta el burro!
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