Por “su trayectoria de dimensión universal, su vocación investigadora y su formación humanística”, el director de orquesta y de ópera italiano Riccardo Mutti fue distinguido ayer con el primero de los ocho premios Príncipe de Asturias de las Artes que se entregarán este año, en la 31º edición del galardón. Mutti nació en Nápoles en 1941, estudió piano en el Conservatorio di San Pietro a Majella (de su ciudad natal) y composición y dirección orquestal en Milán, antes de ser director del Mayo Musical de Florencia, de la Filarmónica de Londres y de la Orquesta de Filadelfia. Estuvo al frente de la Scala de Milán durante casi veinte años y desde enero de 2010 dirige la Orquesta Sinfónica de Chicago, además de haber sido invitado frecuentemente a dirigir las filarmónicas de Berlín y Viena.

Pero, más allá de su notable e inagotable currículum, el napolitano se ha convertido en una autoridad artística italiana también por haberle plantado cara al gobierno italiano por sus recortes al presupuesto que se dedica a la cultura: en marzo interpretó el Nabucco de Verdi en la Opera de Roma, en el marco de los festejos del 150º aniversario de la unificación italiana, frente al primer ministro, Silvio Berlusconi: “Si matamos a la cultura sobre la que está fundada la historia de Italia, en verdad será nuestra patria la que se quede ‘bella y perdida’”, vaticinó entonces, provocando una cerrada ovación. Y luego explicó: “No quise que Nabucco fuera el canto fúnebre de la cultura y de la música”.