“De chica soñaba con usar puntas”
Con dirección de Mauricio Wainrot, Paloma bailará Sobre mis puntas en el Luna Park.
Paloma Herrera regresa a la Argentina, con un perfil más contemporáneo y de la mano de Mauricio Wainrot, pero siempre con sus puntas puestas. El 1º, 2 y 4 de septiembre presentará Sobre mis puntas en el Luna Park, junto al Ballet Contemporáneo del San Martín y el primer bailarín del American Ballet Theatre, Angel Corella. El título de la obra (que reúne bajo un mismo nombre coreografías tan disímiles como la folklórica Travesías de Wainrot y el Gran pas de deux de Don Quijote) no es casual. Porque Paloma “ama” sus puntas, como ella misma confiesa: “Yo tengo una relación muy especial con mis puntas. Me acuerdo que cuando era chiquita me decían ‘después las vas a odiar, te van a doler los pies’... pero eso a mí jamás me pasó. Yo realmente las amo”.
Esa es la razón por la cual la Primera Bailarina del American Ballet Theatre, embajadora artística de nuestro país en el exterior, bailará con zapatillas de punta junto a una compañía calzada en media punta y bajo la dirección de un coreógrafo contemporáneo, aunque de los más líricos, por cierto.
–¿Considera que debe bailar en puntas, aunque se trate de un lenguaje más cercano al contemporáneo, para lucir lo que más la representa: sus pies, con esos increíbles empeines?
–Desde muy temprano trabajé mucho los pies, es verdad. Siempre, desde chica, soñaba con usar puntas. Y luego de ponérmelas por primera vez, nunca se me fue ese encanto.
–¿Puede recordar esa primera vez, cuando adquirió su primer par de puntas?
–Yo esperé mi primer par de zapatillas de puntas como a nada en el mundo. Fue una espera eterna. Las tuve, al fin, a los 9 años, muy temprano para lo que en general se acostumbra. Olga Ferri, mi maestra, sabía que yo estaba preparada para ponérmelas, aunque hacía recién dos años que estudiaba danza, y me dejó. Desde ese momento las amé y me encantan, y ahora que ya soy profesional, luego de bailar en Nueva York, donde me hacen las zapatillas a medida (¡y hasta les ponen mi nombre debajo!), para mí es más que importante la elección de mis puntas: deben calzarme como un guante, ser como mi piel. En este espectáculo podía haber decidido bailar el tango en media punta; en varias oportunidades me tocó interpretar coreografías así o descalza. Pero siempre tuve la ilusión de bailar tango en puntas. Por suerte, Mauricio (Wainrot) también había pensado lo mismo, de hecho es una coreografía para puntas, a pesar de que el Ballet del San Martín no las usa. Así que coincidimos y por eso yo las uso en el espectáculo.
Sobre mis puntas es la realización de un proyecto que comenzó a gestarse hace más de dos años y que recién ahora podrá verse en el antiguo recinto de boxeo de Bouchard y Corrientes, lugar elegido especialmente para que “mucha más gente, que tal vez nunca haya podido verme, pueda acceder al espectáculo”, explica Herrera.
La gala estará compuesta por cuatro obras, de las cuales tres serán interpretadas por la estrella del American Ballet. El espectáculo abrirá con Canciones del caminante, con coreografía de Wainrot y música de Mahler; seguirá con un fragmento de Travesías, del mismo director, a cargo del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, y a continuación Paloma Herrera interpretará el pas de deux de Don Quijote, en versión del ABT, junto a su partenaire de la compañía americana, Angel Corella. Por último, Cuatro estaciones de Buenos Aires (fragmento adaptado de Las 8 estaciones, que Wainrot creó con música de Vivaldi y Piazzolla) cerrará el espectáculo, con Paloma Herrera a la cabeza del elenco perteneciente a la institución dirigida por Kive Staiff, combinando la técnica clásica y contemporánea, con movimientos propios del tango y, por supuesto, con las puntas de Paloma.
“Me encanta la idea de poder trabajar con toda esta compañía que tiene un nivel excelente y una gran experiencia”, explica la bailarina. “Yo quería mostrar acá un poco de lo que hago allá (en Estados Unidos), porque elrepertorio del ABT es muy variado y no sólo hacemos los clásicos, sino también obras de coreógrafos más modernos, como Forsythe y Kylián. Yo siempre volví a la Argentina con ballets clásicos y quería mostrarme en otras facetas. No es que ahora se me ocurrió bailar cosas más modernas de golpe, sino que es algo que yo vengo trabajando allá desde hace tiempo. Por eso, poder mostrarlo en mi país es un placer y trabajar con Wainrot es algo que desde hace tiempo yo venía deseando.”
–¿Eso significa que está más madura artísticamente y que se está distanciando de los roles que tradicionalmente venía presentando, más bien estrictamente clásicos?
–No. Disfruto tanto haciendo un ballet clásico como algo más moderno. Por ejemplo, en este 2005 cumplí diez años como primera bailarina; a algunos bailarines les aburre hacer siempre un mismo rol. Pero a mí me encanta; si tengo que hacer Romeo y Julieta, Giselle, o Don Quijote millones de veces, lo hago y con mucho gusto porque cada función para mí sigue siendo única. Sigo haciendo los roles de siempre, pero con las mismas ganas de la primera vez.
–Desde muy chica tuvo que tomar las responsabilidades de una profesional. ¿Siente que le ha dedicado la vida a la danza, en detrimento de su vida personal?
–Soy consciente de que no tuve una vida normal. Cuando todas las chicas festejaban su fiesta de 15, yo estaba en Nueva York sola y con una vida completamente diferente. Pero esto me dio siempre tanta satisfacción que, si pudiera, volvería a elegir exactamente lo mismo.
Informe: Alina Mazzaferro