Mié 08.08.2012
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LO QUE DEPARA LA TRANSMISIóN DE LAS COMPETENCIAS EN LONDRES

Ver la tele, deporte olímpico

Con una amplitud de cobertura inédita y ventajas tecnológicas que agregan no sólo perfección de imagen, sino incluso cierta forma de poesía visual, la televisación de los Juegos justifica la adicción que en estos días conquistó a la audiencia.

› Por Emanuel Respighi

Hay eventos deportivos que se destacan por el placer que provoca ver el talento que despliega un equipo o un deportista, cualquiera sea su disciplina. Otros que hipnotizan por la belleza estética de su práctica, muchas veces coreográfica. También están aquellos que atrapan por la pasión que movilizan, por la adrenalina que ponen en juego, por la intensidad de la competencia. Están, también, los que gustan, incluso, por la curiosidad que provoca en el observador neófito deportes (casi) desconocidos, muchos de los cuales tienen el extraño encanto de lo incomprensible, de lo impracticable. Hay algunos que, simplemente, seducen por la belleza de las imágenes que difunde la transmisión televisiva, cada vez más tecnológica, cada vez más disfrutable. Y también están los Juegos Olímpicos, un evento único e irrepetible, que fascina por hacer confluir todas esas características en un mismo evento. El de Londres es, en este sentido, la más reciente demostración de la belleza del deporte televisado, capaz de hechizar a cualquiera durante horas con las disciplinas más extrañas y jamás vistas. Mucho menos practicadas.

Los Juegos Olímpicos de Londres son los de mayor cobertura televisiva para Argentina. Las transmisiones de Canal 7 en la TV de aire, TyC Sports y ESPN en la TV por cable y las de las señales de DirecTV en la TV satelital llevaron a que la competencia olímpica acaparara buena parte del zapping desde el viernes 27 de julio. La teleadicción de estos días no debe disfrutarse con culpa: al fin y al cabo, por tierras y aguas londinenses compiten los mejores atletas de todo el mundo. Además, los de Londres cuentan con una ventaja relativa, que convirtió al máximo evento deportivo en un show televisivo impecable: son los primeros Juegos Olímpicos transmitidos íntegramente en alta definición. El dato, que puede remitir únicamente a un aspecto técnico, trasciende la tecnología, desde el momento en que esos avances aplicados al deporte generan imágenes de una belleza que puede definirse como poética. Basta ver cualquier actividad en pileta o en arena para comprobar que el deporte televisado también puede ser una actividad artística, visualmente enriquecedora.

Los Juegos Olímpicos de Londres son los primeros, también, en contar con transmisión en 3D, a través de 33 cámaras que filmaron y filmarán las ceremonias de inauguración y cierre, así como las finales de 100 metros llanos, de natación y de gimnasia artística. De hecho, la BBC planificó emitir en 3D alrededor de 230 horas de las 2500 que demandará toda la competencia. Pero como esa tecnología casi no tiene televidentes en el país (DirecTV lo transmite pero sólo para quienes tienen televisores preparados para 3D), las vedettes de estos Juegos son, sin duda, las cámaras súper lentas en alta definición. Las cuarenta cámaras High Super Slow Motion (HSSM) son una delicia a los ojos de los televidentes, sobre todo en competencias como la natación y la gimnasia, brindando detalles estéticos y físicos imperceptibles hasta ahora. Las repeticiones de las imágenes tomadas por las HSSM son tan bellas como ilustrativas.

En cuanto a la cobertura argentina en sí, los periodistas de los canales que poseen los derechos de transmisión parecen estar reivindicándose, teniendo en cuenta los papelones y grotescos que algunos repiten sin vergüenza cada cuatro años, con motivo de los mundiales de fútbol. Las casi 18 horas diarias de competencia ininterrumpida en vivo probablemente ayuden a que haya poco tiempo de ocio para que los periodistas deportivos saquen a relucir su peor faceta, la de creerse graciosos. Más allá de esa agenda cargada de competencias, lo cierto es que la sobria cobertura parece responder más a una saludable política, donde el deporte es más importante que las notas de color. Ojalá que esta “profesionalización” (en Londres no hay humoristas ni noteros famosos) no responda únicamente a una cuestión presupuestaria.

Superado el “mal del argentino piola suelto en el exterior”, los Juegos llegan a los televidentes a través de una variedad de opciones. La televisación más clásica es la de TyC Sports, que con la de Londres es la quinta competencia consecutiva que transmite en vivo y en directo. Con Gonzalo Bonadeo encabezando la programación diaria, el canal deportivo del Grupo Clarín tiene como eje el seguimiento de los deportistas argentinos, pero sin descuidar la emisión en directo de determinados deportes que ostentan mayor “historia olímpica”, como el atletismo. Con entrevistas a los argentinos inmediatamente posteriores a su competencia, TyC cuenta con la ventaja que da lo conocido, y un Bonadeo al que –con los excesos de familiaridad que a veces propone con los deportistas– se lo nota en su salsa. Y sale airoso de ese trabajo maratónico.

Más sobria y menos ruidosa, en cambio, es la cobertura de ESPN, que por primera vez se convirtió en una competencia directa para TyC Sports, al adquirir los derechos de transmisión. Con el plus de contar con tres señales (ESPN, ESPN+ y ESPN HD) y la contra de tener una mirada regional, el canal deportivo ostenta en Miguel Simón a un buen guía, que dice lo justo y necesario, con apreciaciones técnicas que el televidente valora. También en la TV paga, las seis señales dedicadas a los Juegos Olímpicos de DirecTV (dos en HD) demuestran que la de la compañía satelital es la que ofrece mejor y más amplia cobertura técnica. Sin embargo, aquí también la mirada regional terminó rodeando a Juan Pablo Varsky de periodistas latinoamericanos que carecen de conocimiento reglamentario. Una pena.

En Canal 7, Gustavo Kuffner vuelve a demostrar que es uno de los periodistas deportivos que más crecieron en los últimos años, pero que carece del marketing de otros. Priorizando la actividad de los deportistas argentinos, la TV pública demuestra estar a la altura de estos acontecimientos, incluso contando con un menor despliegue de producción. El problema del 7 es el de siempre: por cuestiones técnicas propias o de quienes retransmiten su señal, la pálida imagen de su pantalla hace que muchos opten por sintonizar otro canal. El único saldo negativo de los Juegos Olímpicos de Londres es la intervención de ex deportistas, una tendencia que se extendió en todas las señales. Más allá de la ligazón afectiva, la experiencia demuestra que brindan un aporte menor, sobre todo en quienes carecen de sentido periodístico y gramatical. Que se hayan destacado en tal o cual disciplina no significa que puedan comunicar aspectos técnicos o deportivos con facilidad. En esos momentos, la tentación de apretar el botón Mute del control remoto y dejar hablar a las imágenes se transforma en una opción saludable y placentera. Siempre al alcance de la mano.

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