A LOS 89 AÑOS, MURIO AIDA LUZ
En 60 años realizó más de cincuenta películas y brilló en televisión y en el teatro. Por decisión de su familia, no habrá velatorio: su sepelio será hoy en el Panteón de Actores.
Se fue en un día patrio quien deslumbró, con más de 50 películas y una extensa carrera teatral y televisiva, a varias generaciones de argentinos. Aída da Lus de Roca, conocida por todos como Aída Luz, murió a las 3.30 de la madrugada, a los 89 años, a causa de un paro cardíaco. Por decisión de sus familiares, no habrá velatorio y el sepelio tendrá lugar hoy a las 11 en el Panteón de Actores del Cementerio de Chacarita.
Nacida el 10 de febrero de 1917, Luz llegó a Capital Federal desde Alejandro Korn a los 14 años, con un sueño de actriz: junto a su hermano Jorge, decidió convertir ese deseo en realidad. Lejos estaban de imaginar sus padres que, cuando su hija anunció que participaría de un casting de Radio La Nación, comenzaría una exitosa carrera. A esa audición no fue improvisada: Aída siempre cantaba zarzuelas en los actos escolares y había practicado imitando los movimientos de Greta Garbo. Así consiguió su primer trabajo: luego fue descubierta poco después por Agustín Irusta, del trío Irusta-Fugazot-Demare, y con él realizó su primer película en 1936, Ya tiene comisario el pueblo, de Martínez Paiva.
Poco tardó Aída en pasar de los años heroicos de la radio –donde su hermano Jorge se le había acoplado, conformando una pareja paradigmática– a los escenarios porteños. En ellos protagonizó Un tranvía llamado Deseo, Mamá, Flores de acero, Hijos, La mujer del año, El patio de la morocha, La reina de la belleza y Mi bella dama, entre otras obras. Tuvo también participaciones en TV, pero fue en cine en donde sobresalió como una de las actrices más dúctiles. Su recorrido se inició con Loco lindo (1936), Palermo (1937), Una prueba de cariño y De la sierra al valle (1938). Durante la etapa de oro, entre los ’40 y los ’50, su figura se popularizó aún más con Los celos de Cándida (1940), Cuando canta el corazón (1941), Bruma en el Riachuelo (1942), La piel de zapa (1943), La honra de los hombres (1946) y Pobre mi madre querida (1948). También fue el rostro inconfundible de El último payador (1950), Deshonra (1952), El grito sagrado (1954), Aquello que amamos (1959) y El crack (1960), entre otros títulos.
Tras el suceso de Aquello que amamos, film póstumo de Leopoldo Torres Ríos, con Lautaro Murúa, en 1960 Aída fue consagrada como Mejor Actriz . “Ese premio fue una maldición”, dijo, porque por un tiempo no volvieron a llamarla. Luz pasó de interpretar a dulces e ingenuas niñas hasta prostitutas y más tarde madres, tías y abuelas. A ella se le adjudicó la osadía de haber realizado el primer desnudo del cine argentino, en El rufián (1961), de Daniel Tinayre. “Me dijo que quería que de espaldas a la cámara me sacara el corpiño y mientras lo estaba practicando, dio vuelta la cámara y se me vio una parte del pecho”, contó en 1997.
En aquel momento, Aída ya era viuda del pianista Fernando Roca, íntima amiga de Zully Moreno, y frecuentaba a Mecha Ortiz y Mirtha Legrand. Nunca se volvería a casar ni tendría hijos porque, según decía, “no quería que se criaran viendo la cara de otra mujer, y no quería dejar de trabajar”. A El rufián le siguieron films en los que osciló con eficacia entre la comedia y el drama: Canuto Cañete y los 40 ladrones (1964), Mi primera novia (1966) y Villa Cariño (1967), son algunos ejemplos. En 1967 su nombre regresó a los oídos del público cuando, en una cena, Hugo Moser la invitó a participar de un programa de humor. Así entró al elenco de Matrimonios y algo más, por el que obtuvo un Martín Fierro.
En las últimas décadas, su aparición en la pantalla empezó a mermar, pero registró títulos como En una playa junto al mar y Juguemos en el mundo (1971), Gran Valor en la Facultad de Medicina (1981) y Gallito ciego (2000). Fue galardonada con los premios Konex, San Gabriel, Estrella de Mar, Blanca Podestá, Cóndor de Oro, Trinidad Guevara, ACE, Martín Fierro y la Distinción de Honor del Festival de Mar del Plata. En 1999, alos 82 años, obtuvo el ACE de Oro por su protagónico en La reina de la belleza. Tras 60 años de trayectoria, el telón bajó finalmente para Aída Luz, pero su imagen quedará inmortalizada como un icono.
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