- José María Muscari, teatro. “Mis recursos y estrategias para hacerme visible pasan por ser auténtico con lo que tengo ganas de hacer. Hay momentos de mi producción en que tengo cinco obras conviviendo: eso me define como un creador con una producción rara. Paso a ser el referente de cómo hacer para tener más de un espectáculo a la vez. Pero siempre trabajo con mucho pragmatismo: no creo en más de un espectáculo a la vez. No puedo ensayar más de una obra al mismo tiempo, se me mezclarían los universos. Aprendo a vivir las cosas con más naturalidad, guiado por el deseo de lo que tengo ganas de hacer. Un conflicto muy concreto que se me aparece tiene que ver con los espacios físicos que se ocupan. Hay mucho público para ver tanta cantidad de propuestas; como espectador nunca consigo entradas y tengo que reservar con anterioridad. Pero como creador busco teatros que no formen parte de ese circuito compulsivo de muestras, porque no me gusta salir corriendo con la escenografía para que ingrese otra obra. Ese estilo es lo que abunda y es la mayor dificultad que estoy teniendo últimamente. Por la cantidad de obras, se pierde la noción de quién lo está haciendo, en qué espacio y para qué.”

- Diego Lerman, cine. “Para mí hay un gran tema que es la distribución de películas: es la gran boca que está tapando a los que recién llegamos a filmar. Si mi generación aprendió cómo producir en forma autónoma, a hacerse un lugar propio, lo que debería surgir ahora es la traslación de ese fenómeno a la distribución para empezar a instalar salas chiquitas de cine, como ya existe en el circuito teatral donde se agarran casas como circuitos alternativos de exhibición. De ese modo saldríamos del monopolio de intereses. Por el momento, uno con su película terminada sufre los avatares del tanque que copa todas las bocas de exhibición. Es el gran desafío que nos queda por delante para garantizar la supervivencia del cine nacional.”

- Erica Bohm, fotografía. “Me parece que al haber tanta producción alrededor de la fotografía, hay algo que tiene que ver con la técnica que ayuda a diferenciarte. Hay mucha gente exponiendo que no tiene buena técnica; a mí en un trabajo me interesa que haya calidad, que haya una idea por detrás que hace que la obra sea tal y que exista una precisión de situaciones. Cuando hay tanto para ver y tantos estímulos, yo tengo que concentrarme mucho más en mi trabajo, distanciarme de la demanda de querer estar en todos los concursos y dedicar mi tiempo a la producción. Se ve mucha fotografía amateur en artes visuales; se trata de artistas que usan la imagen digital pero mal empleada. Yo no trabajo desde el fotoclubismo, no creo que la técnica tenga que estar por arriba del sentido. Si tenés una buena idea y la llevás a cabo con una buena cámara, todo suma.”