Es cierto que Fernando Vallejo ya dijo todo lo que tenía que decir en sus mejores novelas –La virgen de los sicarios y El desbarrancadero, entre otras–, pero también es verdad que el escritor colombiano no perdió ninguna oportunidad para gritarle al mundo sus verdades, casi siempre irreverentes y políticamente incorrectas. El flamante libro Peroratas (Alfaguara) reúne treinta y dos textos de Vallejo, extraídos de artículos para la prensa, discursos, conferencias, ponencias, prólogos y presentaciones de libros y películas. Allí, según admite el propio autor radicado en México, “quedan expresados mis sentimientos más fuertes: mi amor por los animales, mi devoción por algunos escritores, mi desprecio por los políticos y mi odio por las religiones, empezando por la católica en que me bautizaron, pero en la que no me pienso morir”. En los textos de Vallejo no se salva nadie (con excepción de los animales). Ni Dios: “Si Cristo era tan bueno, ¿por qué en los treinta y tres años que vivió no derramó una sola lágrima de compasión por los animales?”, dice en una de sus arengas.