El protagonista de Rake (canal 513 de Direct TV, desde el domingo 22 de septiembre, a las 22) se desdobla en una Australia áspera y redituable. Cleaver Greene (Richard Roxburgh) es un abogado exitoso, pero un absoluto desastre a nivel personal. El fisco lo persigue por sus deudas, lo mismo los rompehuesos que trabajan para prestamistas. Ludópata, padre de medio tiempo, asiduo visitante de prostíbulos y ex adicto a la cocaína. Con una visión menos romántica de los personajes que recorren los tribunales, la ficción reciente (sea en la local Farsantes, The Practice o el gran Saul Goodman de Breaking Bad) enseña que los Perry Mason son cosa del pasado. En este caso, se trata de un desfachatado encantador, con tonada bien aussie, a cargo de un actor reconocible por sus villanos en la gran pantalla con Misión Imposible II, Moulin Rouge y Van Helsing.

“Sé que hablar de la realidad es un tópico complejo para vos, pero nuestro cliente se comió a un ser humano”, le dice el jefe a Greene –al que todos conocen como Rake–, que sin muchas vueltas defiende a un caníbal explicando que tal cosa no es un crimen en Australia y que la víctima aceptó el trato. Capítulo a capítulo, el abogado debe enfrentarse a casos en los que claramente sus clientes son culpables. Un sujeto autodestructivo –pero sabio– cuyo target son narcotraficantes, zoofílicos, bígamos, almas apenas un poco más errantes que la suya. La serie es presentada como un drama, pero con diálogos propios de la comedia negra. En el primer episodio, quien deglutió a otro sujeto es nada menos que Hugo Weaving, con la misma lascivia cerrada con la que hizo del Agente Smith en la trilogía Matrix. Aquí con un mix del caso real perpetrado por Armin Meiwes y de lo que la ficción ha generado de Hannibal Lecter a esta parte. Uno de los ganchos de Rake pasa por las actuaciones especiales, los actores invitados son de las caras más reconocidas de Australia, como Tony Colette, Rachel Griffiths o el irlandés Sam Neill. El atractivo principal es seguir a este personaje que salta de un lado al otro de la balanza de la mujer con vendas en los ojos. Y cuando va al estrado lo hace con esas pelucas blancas que le aportan un grado más de cosmética al personaje y al terreno judicial. Mención aparte para la banda sonora alla Tom Waits que acompaña su recorrido.

En su país de origen, la serie, producida por el propio Roxburgh, ha ganado los premios más importantes de la industria y ya va por su segunda temporada. El formato ha sido vendido a los Estados Unidos, donde el papel principal sería interpretado por Greg Kinnear, y no estaría nada mal que Mel Gibson fuera uno de sus clientes.