Mié 29.10.2014
espectaculos

FESTIVAL DE CINE ARABE LATINARAB, DESDE MAñANA Y HASTA EL 12 DE NOVIEMBRE

Formas de hacer visible a una cultura

El encuentro organizado por la asociación Cine Fértil llega a su cuarta edición, en la que además de la exhibición y competencia de películas habrá actividades de industria y mercado, formativas y de espacio para las artes visuales y la música.

› Por Oscar Ranzani

Después de cuatro años de intenso trabajo para darle visibilidad a la cultura árabe y mostrar su relación con América latina, la organización Cine Fértil llega con una labor consolidada a la cuarta edición del Festival LatinArab, que se desarrollará entre mañana y el 12 de noviembre en cuatro salas de la ciudad (ver www.cinefertil.org), teniendo como epicentro el Espacio Incaa Gaumont. En esta edición, la muestra estará estructurada en base a cuatro líneas: exhibición de películas, actividades de industria y mercado, actividades formativas y también las especiales, a través de las cuales se les dará espacio a otras manifestaciones artísticas y culturales como las artes visuales y la música. En lo estrictamente cinematográfico, habrá tanto secciones competitivas como no competitivas, donde podrán verse largos y cortos de ficción y documentales no sólo realizados en los países árabes, sino también en otras regiones del mundo. Una semana después de la finalización del LatinArab, el miércoles 19 de noviembre a las 21, se realizará la fiesta de clausura en Niceto Club, con la presentación del músico sirio Omar Souleyman.

“LatinArab siempre fue pensado como un espacio regional de encuentro entre cineastas y productores tanto de América latina como del mundo árabe. El espacio se fue consolidando. Un indicador de eso tiene que ver no sólo con la presencia de cineastas y de películas árabes que han encontrado audiencias, sino que al crear el Banco de Proyectos Latino Arabe de Cine y TV empezamos a ver que había películas: Beirut-Buenos-Beirut, de Hernán Belón, y Habi, la extranjera, de María Florencia Alvarez, entre otras”, cuenta Edgardo Bechara El Khoury, director ejecutivo de Cine Fértil y LatinArab. El dato que brinda Bechara El Khoury es trascendente: actualmente hay treinta películas produciéndose en América latina “mirando al mundo árabe, a la cultura árabe o a los migrantes árabes en América latina”. El director del festival reconoce que esa consolidación se debe al Banco de Proyectos mencionado, que hoy ya tiene el apoyo de los Institutos de Cine de Argentina, Brasil, México, Colombia, Venezuela y Chile. “Y nos da mucha fuerza para encarar el año que viene algo muy importante para nosotros, que es la gira de cine argentino y algunas películas latinoamericanas coproducidas por la Argentina en los países árabes en el marco de Ventanas de Cine Argentino o en el marco de Argentina País Invitado en algunos festivales que estamos haciendo las gestiones pertinentes”, anticipa.

La Sección Oficial Competitiva de Largometrajes Arabes incluye a They are the dogs, una ficción marroquí dirigida por Hichman Lasri, que cuenta la historia de Majhoul, un anciano que fue sustraído durante una manifestación que reclamaba cambios y reformas en 1981. Liberado treinta años más tarde, en 2011, el hombre observa la nueva realidad de su país y la evolución de la sociedad y la tecnología. El film iraquí In the sands of Babylon, de Mohamed al Daradji, está situado en 1991, en plena Guerra del Golfo, cuando Ibrahim, un soldado iraquí, escapa de Kuwait mientras el ejército se retira, pero es capturado por la Guardia Republicana y encarcelado por sospechas de traición. El documental Bird of September, de Sarha Francis (coproducción libanesa-qatarí), es una road movie en la que una furgoneta recorre las calles de Beirut, con una cámara que explora la ciudad. Otro documental, pero en este caso egipcio, es Arij, Scent of a Revolution, donde su directora, Viola Shafik, realiza un viaje al pasado durante los momentos críticos de la revolución egipcia a través del seguimiento a cuatro personajes muy diferentes.

La otra sección competitiva es Panorama LatinArab. Allí se destaca Hamdan, un documental del argentino Martín Solá que aborda la figura del líder palestino Hamdan, quien permaneció quince años encerrado en prisiones israelíes. También se ha programado otro documental, The Revolution of the Year, del brasileño Diogo Faggiano. Está situado temporalmente en diciembre de 2011, cuando el joven egipcio Saleh Ferky fue elgido por Time Magazine como la Persona del Año. Doce meses más tarde, viviendo bajo un gobierno supuestamente democrático, él y sus amigos sienten el sabor amargo que dejó la revolución. El tercer documental que se destaca en esta sección es Palestina al Sur, de la chilena Ana María Hurtado: tras la caída de Saddam Hussein, miles de palestinos que vivían en Irak terminaron convirtiéndose en refugiados de una “tierra de nadie”. Chile decidió darles la bienvenida a un grupo de ellos en La Calera, una pequeña ciudad a la que hace un siglo ya habían llegado cientos de palestinos.

Un clásico del festival es la Ventana Palestina, que este año fue bautizada con el nombre de Edward W. Said, el reconocido crítico y teórico literario-musical palestino-estadounidense, que en 1999 fundó junto a Daniel Barenboim la West-East Divan Orchestra. “Palestina se establece como una sección permanente en el festival precisamente por los vínculos que la comunidad palestina tiene en América latina”, detalla Bechara el Khoury. “Junto con Malvinas, como decía la Presidenta en la última cumbre Aspa, son dos resabios de colonialismo que el mundo debe contemplar y debe deconstruir. Y, sin dudas, cinematográficamente es un hecho en sí mismo. Los cineastas palestinos han sido los responsables de hacer visible no solamente la causa palestina, sino el día a día de su población, con el milagro de que es el único país en el mundo que tiene una industria de cine sin tener un país. Por más que ahora las Naciones Unidas lo hayan reconocido como Estado, el Estado palestino no existe en las condiciones que cualquier Estado necesita para desarrollarse”, agrega el director ejecutivo de LatinArab.

Entre los films de esta sección, sobresale Mars at sunrise, ficción de Jessica Hable, que representa abstractamente el conflicto entre artistas en ambos lados de la frontera militarizada israelí y explora de qué manera una mente creativa y poderosa sobrevive y también prospera bajo presión. El documental Just Play, de Dimitri Chimenti, contiene elementos de la ocupación, el conflicto y de música. Y enfoca en un grupo de hombres y mujeres que trabajan junto a Al Kamandjati, una asociación cultural palestina que desarrolla un programa de educación musical en un territorio que va de la Franja de Gaza hasta los campos de refugiados de la agencia Unrwa en el Líbano.

Este año, el país invitado es Marruecos y como consecuencia se desarrollará la Semana de Cine Marroquí en el marco del festival. Consultado por la elección del país invitado, Bechara el Khoury, argumenta: “Fue por su cinematografía, porque es muy extensa y nos resultó difícil poder acotar. Decidimos tomar los últimos años de referencia con una generación muy potente de directores que van por diferentes vías de exploración”. El director ejecutivo de LatinArab explica que otra de las razones de la elección fue porque, en lo estatal, Marruecos “tiene políticas de apoyo a la producción audiovisual sumamente fortalecidas y estables”. Y esa estabilidad, según Bechara el Khoury, “brinda la seguridad a los cineastas no sólo de poder llevar adelante obras muy disímiles desde el punto de vista estético, sino que también tiene la estructura y la infraestrcutura para hacerlo”. Y hay algo que prácticamente se desconoce: Marruecos es el único país árabe que cuenta con un convenio de coproducción cinematográfica con el Incaa en la Argentina. “Debido a eso, con algunos invitados que van a venir estamos trabajando algunas líneas de documentales y cortometrajes, y pensando que tanto cineastas argentinos puedan rodar en Marruecos como cineastas y productoras marroquíes puedan hacer posproducción en la Argentina.” Durante la Semana de Cine Marroquí podrán verse once producciones, entre largos y cortos de ficción y documental. Sobresale Adiós Carmen, ficción de Mohamed Amin Benamraoui: narra la historia de Amar, de 10 años, que vive solo con su tío violento y alcohólico desde que su madre volvió a casarse en Bélgica. Con Carmen, refugiada española que huyó del franquismo, descubre el cine. Otra ficción es Traitors, de Sean Gullete, que aborda la banda femenina de punk rock llamada justamente Traitors.

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