FERIA. LA CONABIP VUELVE CON SU PROGRAMA DE COMPRA DE LIBROS Y CON SUS PREMIOS
Por décimo año consecutivo llega la alegría que derrochan los bibliotecarios por la Rural gracias al “Programa Libro %” de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, que destina en esta ocasión más de 15 millones de pesos.
› Por Silvina Friera
Leer para vivir quizá sea una frase inevitable en un mundo de criaturas lectoras con diversa avidez. La fiesta del libro pone toda la carne en el asador. La carne son las palabras expectantes en millones de ejemplares que serán tocados por las manos de uno de los principales protagonistas: los bibliotecarios populares de Ushuaia a la Quiaca, tejedores de vínculos, compañeros entrañables que contagian su amor por los libros haciendo que vivan de mano en mano, de boca en boca. Por décimo año consecutivo llega la alegría que derrochan los bibliotecarios por los pabellones de la Rural, gracias al “Programa Libro %” de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), que destina en esta ocasión más de 15 millones de pesos para que representantes de las bibliotecas populares de todo el país puedan comprar libros a la mitad de precio en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Desde el próximo viernes y hasta el domingo inclusive (1º al 3 de mayo), cada bibliotecario podrá adquirir los materiales bibliográficos que necesite en más de doscientos stands editoriales adheridos al Programa, como Siglo XXI, Ediciones de la Flor, Fondo de Cultura Económica, Capital Intelectual, Colihue, Penguin Random House, Eudeba, Tusquets, Planeta, Adriana Hidalgo y Eterna Cadencia, entre otros.
Como todos los años, la Conabip entregará la distinción Amigo de las Bibliotecas Populares. En esta edición será un reconocimiento colectivo a escritores y artistas que han colaborado con las bibliotecas populares. Lo recibirán Claudia Piñeiro y Juan Diego Incardona, el humorista gráfico Miguel Rep, los actores Lito Cruz y Lola Berthet y el poeta y conductor Tom Lupo (el viernes a las 11 en la sala José Hernández), quienes se sumarán a la galería de Amigos integrada también por Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Bayer, Mercedes Sosa, Adrián Paenza, León Gieco, Alejandro Dolina, Norberto Galasso, Quino y Juan Sasturain. “Acompañamos y sostenemos la política pública impulsada por el gobierno nacional que promueve la participación, la inclusión y el acceso igualitario a la cultura y el conocimiento”, dice Angela Signes, presidenta de la Conabip. “Las bibliotecas populares promueven la democratización de la lectura en todos los rincones del país. Oportunidades de lectura y de participación ciudadana democrática son el símbolo de nuestro movimiento de bibliotecas.”
María Inés Ellena es una de las socias fundadora de la Biblioteca Popular Rayuela de Santiago Temple, a 80 kilómetros de Córdoba capital, sobre la Ruta Nacional 19. El pueblo tiene 3500 habitantes. Rayuela, que fue creada en el 2000, cuenta con un fondo de 8000 libros. En este pueblo, pueden afirmar con orgullo, hay más libros que habitantes. La primera vez que vino a la Feria fue en 2007. Desde entonces ostenta asistencia perfecta, año tras año. “Estamos comprando unos 350 libros por año. Hay años en que es un poquito más, otros menos, depende del material. Hemos comprados unos 2800 libros en estos años, una cifra muy importante para nosotros porque es cerca del 30 por ciento de nuestro fondo”, cuenta y canta Ellena a la manera cordobesa. “Como bibliotecaria es una experiencia única, muy enriquecedora, no sólo por el hecho de que uno tiene toda la diversidad en cuanto a las editoriales –y en que podemos acceder a materiales que no es fácil conseguir en el pueblo–, sino también la experiencia. Aparte de las compras y los beneficios, hacemos un intercambio con las otras bibliotecas de experiencias y generamos nuevos vínculos. Más allá de la oportunidad de poder acceder a la Feria del Libro con el descuento importante que se nos hace a través de la Conabip, esta experiencia es cualitativamente impagable.”
Nacida y criada en Santiago Temple, Ellena siempre fue muy lectora. Por más extraño que suene, estudió en la capital cordobesa Ingeniería Química. Pero el amor por los libros y por la lectura terminó ganando la pulseada vocacional. “Ser bibliotecaria es una pasión; empezamos a generar un espacio de cultura en el pueblo que no había. Fuimos haciendo y haciendo y uno se involucra cada vez más. Son muchas las satisfacciones que se tienen; da mucho gusto que venga alguien a buscar un libro y nosotros le digamos: ‘Acá lo tenemos: Tomá, llevalo’”, explica la bibliotecaria cordobesa a Página/12. “Vamos a comprar muchas novelas policiales, románticas y de suspenso. Para los adolescentes, libros de terror. Las historietas son la forma que tenemos de atraer a los varones. Queremos comprar surtidito para que haya para todos los gustos.” Los lectores de Santiago Temple le han pedido novelas de Juan Sasturain, Florencia Bonelli, Stephen King, Danielle Steel, Clarice Lispector, José Saramago y Carlos Ruiz Zafón, entre otros autores. “Tenemos algunos lectores muy exigentes que ya se han leído todo y es un desafío encontrar algo nuevo y poder llevarles algo diferente”, revela Ellena.
Hay más libros que habitantes también en Las Grutas (Río Negro). Alejandra Hernández, de la Biblioteca Popular Comandante Luis Piedrabuena, creada en 1984, festeja con una sonora carcajada este detalle: 17 mil libros y una población que oscila entre 6000 a 8000 personas. “El programa de la Conabip es importante porque nos permite actualizar nuestro fondo bibliográfico de acuerdo con nuestras necesidades. Cada biblioteca tiene diferente tipo de lectores y diferentes necesidades de libros. Encontrarnos los bibliotecarios es muy lindo porque compartimos experiencias; es un encuentro anual que nos da un aire distinto”, plantea Hernández. “Los bibliotecarios tenemos una responsabilidad enorme al abrir las puertas de la biblioteca popular cada día. Tenemos que recibir de manera igualitaria a quien ingrese y cubrir las necesidades de cada uno, desde el niño pequeño que va a buscar un libro hasta los chicos que vienen a hacer la tarea. Nuestra responsabilidad como bibliotecarios es que la biblioteca sea verdaderamente popular, que cubra todas las necesidades de la comunidad en la que estamos”, subraya la bibliotecaria. En el carrito de los libros que comprará habrá literatura fantástica y de ciencia ficción y muchas historietas. “Como salimos a contar cuentos en las escuelas y jardines, estamos permanentemente actualizando los libros de autores argentinos de literatura infantil”, agrega Hernández y calcula que cerca de un 30 por ciento del catálogo de la biblioteca se adquirió por el “Programa Libro %”.
–¿Cómo imagina el rol del bibliotecario del futuro con las nuevas tecnologías?
–No sé... yo soy muy amiga de las tecnologías. A pesar de que tengo 50 años, las incorporé a mi trabajo porque me sirven. En la medida en que uno incorpora cada vez más herramientas, la biblioteca se hace más grande. Ya no somos el bibliotecario que cuida libros, creo que estamos cada vez más alejados de cuidar libros. Estamos ocupados en que los libros se gasten, se rompan, se pierdan, porque eso hace una biblioteca bien vivida. ¿Se perdió un libro? No importa, lo volvemos a comprar, quiere decir que ese libro salió de la estantería.
–Ese libro que se perdió no está juntando polvo, ¿no?
–¡Claro! Hay una frase que dice que de acuerdo con el polvo de los libros sabrás la cultura de un pueblo. Nuestros libros están en permanente movimiento.
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