EL PRIMER PROGRAMA DE “AMAS DE CASA DESESPERADAS”
El debut del programa realizado por Pol-Ka y Buena Vista tuvo sus valores, pero la sombra del original le jugó en contra: en el balance, a la versión local le falta algo de picardía.
› Por Emanuel Respighi
A los ojos de sus cuatro amigas, Alicia tenía todo lo necesario para ser feliz. “¿Por qué iba a tener un problema? Tenía una casa hermosa, una familia, una vida saludable...”, se pregunta y contesta Gaby (Araceli González), intentando encontrarle una explicación al suicidio con un tiro en la cabeza de su vecina y amiga. Es que para ellas, señoras acomodadas que viven de y para aparentar lo que no son, la vida se limita a poseer una lujosa casa de muñecas con pileta, jardín impecable, autos caros y ropa prolija. En la burbuja que encripta la vida cotidiana de Manzanares, con eso basta para ser feliz. Y si no se lo es, entonces, más vale esconder los problemas, traumas, misterios y engaños puertas adentro. No sea cosa que la idílica vida que aparenta esa cuadra pulcra y de andar zigzagueante se manche con esa extraña cosa que es la verdad. Cualquier parecido de la trama de la versión local de Amas de casa desesperadas, que el miércoles estrenó Canal 13, con la vida en el country, no es pura coincidencia.
Potenciada por tratarse de una inversión millonaria (alrededor de 5 millones de dólares), de ser la primera dramedy (comedia dramática) estadounidense en adaptarse en el país, de ser la punta de lanza de un proyecto internacional en el que se realizarán en Argentina otras tres versiones del programa para Colombia, Ecuador, Brasil y Chile, sumado a que la producción corría por cuenta de la división de distribución y producción de The Walt Disney Television International y Pol-Ka, el debut de Amas de casa desesperadas (miércoles a las 23.30) generó una expectativa inusual en el público y los medios. Un interés que, además, se acrecentó por las excelentes críticas que la serie estadounidense viene cosechando desde hace un par de años, gracias a notables actuaciones y a la inteligencia de un guión en el que el melodrama se cruza con el suspenso, el policial y el humor negro de manera deliciosa.
En el primer capítulo de la versión local de la serie ganadora del Emmy en comedia en 2005 se pudo apreciar que a nivel técnico la TV argentina se encuentra a la par de industrias más desarrolladas como la estadounidense. Sin embargo, pese a la impecable realización y puesta en escena, también saltó a la vista que con eso no basta para trasladar la esencia de un programa a esta parte del mundo. Es que en el debut, Amas... pareció preocuparse demasiado por serle fiel a la original, obsesión que se tradujo en un producto desabrido, sin la picardía ni la gracia de la versión estadounidense.
Probablemente por tener como parámetro a un ciclo que actualmente está al aire, la versión adaptada por Marcos Carnevale (Padre coraje) no pudo en el capítulo presentación escapar del corset ni de la formalidad narrativa de la original, atentando contra la frescura de la trama. De hecho, su apego a la versión estadounidense fue tan estrecho que la adaptación del guión por momentos pareció tratarse más de una traducción. Que se hable de “zoquetes” y no de “medias”, que el velatorio de Alicia se realice en su propia casa, que los allegados a dar el pésame lleven “scones de jengibre con miel”, que una mujer y un hombre se den la mano para saludarse en un ámbito informal y que una adolescente juegue al fútbol en el jardín de su casa, parecen lenguajes, rituales y hábitos más cercanos a las costumbres yanquis que a las argentas. Divergencias culturales que no ayudan a la identificación de los televidentes. Ni siquiera entre aquellos que residen de Highland, Mayland, Lagarto o cualquier country tradicional de la zona norte.
Si en la versión original Marcia Cross, Eva Longoria, Teri Hatcher y Felicity Huffman se destacan por la sobriedad con la que interpretan a Bree, Gabrielle, Susan y Lynette, con gestos mínimos y certeros, el elenco argentino también tuvo algunas fallas. En ese rubro, se puede destacar las interpretaciones de Gabriela Toscano (Susana) y Mercedes Morán (Lía), no así las de Carola Reyna (abusó del susurro para componer a laperfeccionista Vera) y Araceli González (alejada de la simpatía vulgar que requiere Gabriela), quienes parecieron no lograr componer personajes subordinados a la trama, trabajando en un registro actoral más cercano al histrionismo rioplatense que a la excelente economía de recursos del elenco original. Incluso, en un programa en el que la trama avanza a partir del relato en off y omnisciente de la difunta Alicia, no deja de llamar la atención que se haya convocado para ese papel a Cecilia Roth, de quien nadie pone en duda su talento como actriz pero que, a la vista del primer envío, no se destaca por ser una gran oradora. Mucho menos si su timbre de voz –ronco, grave y fácilmente identificable– no encaja con la tonalidad dulce y delicada que requiere el relato de una historia simple, casi de cuento, como la que construye el universo de fantasía de Amas....
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