EMPIEZA EL FESTIVAL CAMBALACHE
El encuentro de tango, danza y teatro ofrecerá espacios de debate, talleres y obras de videodanza, además de espectáculos nacionales e internacionales. Dos de los organizadores explican la importancia de la fusión de lenguajes.
› Por Cecilia Hopkins
“El principal objetivo de este festival es abrir un espacio para proyectos escénicos que establezcan un cruce entre el teatro, la danza y el tango, buscando ampliar los límites que en general tienen los espectáculos llamados de ‘tango’”, afirman Pablo Inza, Alberto Goldberg, José Garófalo y Natalia Villanueva, organizadores del festival Cambalache, que comienza su tercera edición hoy y terminará el domingo. El encuentro ofrecerá espacios de reflexión, talleres y obras de videodanza, aparte de espectáculos nacionales e internacionales (ver recuadro). Las obras que podrán verse en la sala El Cubo (Zelaya 3053) abarcan diversos estilos y propuestas: dúos femeninos, tango y monociclo, tango y danza clásica, tango y humor, entre otros. Pasado mañana a las 20 en Anchorena 641 está prevista la mesa redonda que integrarán Susana Tambutti, Milena Plebs, Gonzalo Córdova, Andrea Servera y Omar Pachecho, en torno de la pregunta “¿el tango evoluciona como una expresión artística contemporánea?”.
En el mismo espacio, el jueves a las 20 tendrá lugar la exhibición de las obras de videodanza. Por su parte, los talleres (se realizarán en Guardia Vieja 3559, a partir de hoy hasta el miércoles) versarán sobre temas tales como humor físico para bailarines, técnica Limón y tango y tango-teatro, a cargo del mismo Goldberg quien, junto a Inza, dialogan con Página/12 acerca de la renovación del tango como danza, de su actual poder de convocatoria entre las nuevas generaciones. “Para mí el tango pertenecía a un pasado remoto y enterrado –recuerda Goldberg– pero una vez, entrando al Salón Canning para acompañar a una novia que quería tomar una clase, un tango antiguo me golpeó bestialmente en el pecho: me produjo una gran nostalgia de algo que había vivido, de un país del cual yo me había apartado.”
–¿Por qué se plantean actualizar el tango?
Pablo Inza: –En realidad, al igual que cualquier expresión artística, el tango evoluciona aunque uno no se dé cuenta ni se lo proponga. Nosotros queremos hacer nuestro aporte renovador desde Cambalache, desde la fusión de lenguajes.
Alberto Goldberg: –Por suerte el tango es un género abierto. Desde lo musical, incorporó sonidos de muchas partes del mundo. En un principio tenía bastante de cuplé español y canzonetta napolitana. Después, incorporó el jazz (Fresedo y Salgán son dos ejemplos) y con Pugliese –que era un estudioso de la música clásica contemporánea– apareció la sonoridad de Bela Bartok y Stravinski. En la danza, esta apertura ocurrió en los últimos 20 años, con Miguel Angel Zotto y Milena Plebs. Ahora nosotros empezamos a incorporar lo teatral. Y el tango lo está permitiendo.
P.I: –Hay una generación que entra al tango desde la danza contemporánea, que aporta un entendimiento técnico de cómo funciona el baile. Hace un desarrollo analítico porque entiende los principios de su propio instrumento. En cambio, en el tango de escenario estamos esperando que aparezca una Isadora Duncan, que rompa formalmente con la propuesta escénica del tango. Cambalache es un lugar para que el artista del tango se arriesgue a probar cambios.
–¿Por qué creen que la danza contemporánea se acercó al tango?
A.G: –La danza contemporánea se desarrolla en Europa y en Estados Unidos y favorece una conducta corporal que tiene razones estéticas propias de esas regiones. Y en la Argentina encontró en el tango una forma de nacionalizarse y contar historias propias de este país. También encontró una manera de popularizarse, como sucedió con el ballet de Ana María Stekelman, que trascendió los reductos propios de la danza contemporánea.
P.I: –Yo no concuerdo con ese punto de vista. No creo que haya una cuestión nacional de por medio. No me gusta contraponer los lenguajes en términos ideológicos. La idea de fusionar, de entretejer, nos da a todos la posibilidad de encontrar otras modalidades sin confrontaciones.
–¿Cuál es el aporte del tango a la danza contemporánea?
P.I: –La intención de búsqueda, del encuentro entre dos personas. Y esto se da aún rompiendo con la idea del abrazo, que es un icono importantísimo del tango, porque la voluntad de estar de a dos permanece aun sin contacto físico.
–¿Se puede hacer teatro desde el tango?
A.G: –Yo daría vuelta la cuestión y preguntaría qué le aporta el teatro al tango. Y esto es la necesidad de contar historias actuales, reconocibles como propias por el público. Porque los espectáculos teatrales del tango se han venido centrando en el recuento de la historia propia del género, con diferentes matices, pero siempre desde el modelo del musical. Entonces, los shows se plantean contar cosas desde la danza y no partiendo desde el conflicto teatral, para así ampliar las posibilidades narrativas. Esa es parte de la riqueza que aporta el teatro al tango.
P.I: –También el teatro y sus diferentes períodos le pueden aportar al tango elementos formales que, en general, cuando se da el formato del musical no aparecen.
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