REP PRESENTO SUS “CONTRATAPAS”, PUBLICADAS EN PAGINA/12
› Por Silvina Friera
Ningún artista puede eludir los momentos críticos. Miguel Rep contó, durante la presentación de sus Contratapas (Sudamericana), acompañado por Martín Caparrós, que en 1998 “una crisis tremenda asoló mi humanidad, devastó mis seguridades y desbarrancó mis certezas”. De un plumazo el dibujante y humorista gráfico decidió “liquidar” el protagonismo estelar de sus personajes en la tira, agotado de que le pidieran más y más de lo mismo. El asunto pasaba por romper y probar, medirse y desafiarse. El espacio que tenía en Página/12 ya nunca más se titularía Gaspar el Revolú ni Lukas ni Socorro ni Auxilio. Desde entonces se llamaría, simplemente, Rep. Y ahí encontró la libertad que estaba buscando. El libro, el primer tomo de una historia que continuará, reúne 120 tiras elegidas entre las 3000 que publicó desde 1998 hasta el 2007. “No soportaría un contrato con la parva de lectores que te piden toda la vida que hagas los mismos personajes –señaló Rep–. Quino fue un monitor y un radar de su tiempo. El maestro nos enseñó que dibujar siempre los mismos personajes te anula como creador.”
Rep planteó que el libro busca romper los códigos. “Siento que traicioné a los lectores; en 1998 tuve un éxodo de lectores que me pedían que volviera a hacer a Gaspar, a Lukas. Pero encontré una forma de negociar: de vez en cuando hago algunos de esos personajes, pero ustedes denme la libertad”, pidió el dibujante. Mientras esperaba que llegara Caparrós, a Rep le preguntaron por la vigencia del humor de Niní Marshall. “Uno se traslada y se apoltrona en ese tiempo, en los años ’40 de Buenos Aires; ella te invade y te sustrae de tu realidad. El artista es el que sabe sacarte de tu realidad para meterte en su mundo”, opinó. Caparrós confesó que no es un buen lector de historietas, comics o como se los llame. “Siempre los leía con la sensación de que me perdía algo”, disparó el autor de El Interior. “Miguel no es ni descriptivo ni narrativo, es reflexivo. Sus dibujos son ideas que invitan a que uno piense”, subrayó el escritor.
En el libro, según observó Caparrós, hay dos extremos: tiras con mucho relato, en donde el dibujo apoya, y otras donde “las palabras son tan superfluas, como un gesto de pudor”. El escritor le preguntó a Rep cómo se le ocurrían las tiras. “Ese es el misterio para mí, siempre aparece el miedo a la repetición, que no se te ocurra nada, pero puedo ver situaciones o escuchar algo que me dispara una idea”, respondió el dibujante. “Los disparadores de afuera irrumpen, aparecen, los encontrás, pero los disparadores de adentro los tenés que buscar –explicó–. Confío en lo que me pase ese día, sólo tengo que buscar el artilugio para crear, para sacarlo.” Rep rechazó la parodia en el humor político, aunque reconoció que Fontanarrosa es un maestro en ese género. “La parodia del Negro es tan genial que crea un mundo sobre esa parodia que se burla de un código, de un saber popular.”
“No soy el narrador de esas tiras. Me enmascaro todo el tiempo en los muchos que soy –admitió del dibujante–. Antes estaba enfermo de sentido, el sentido te apresa, pero el sinsentido me dio libertad.” A Rep le molesta hablar del humor, pero accede. “Yo no produzco carcajadas. Para mí la carcajada es una situación corporal y social que se contagia”, explicó. “Yo busco la sonrisa interior liberadora que te hace ver otro punto de vista y te abre otras puertas de percepción”, concluyó.
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