UNA MULTITUD GANO LAS CALLES PARA DESPEDIR A FONTANARROSA
Todo Rosario acompañó el cortejo fúnebre y los hinchas de Central arrancaron su platea en Arroyito. En Madrid, Víctor García de la Concha salió a revolear una camiseta del club.
La muerte de Roberto Fontanarrosa entristeció a todos los que lo admiran, que son muchos, y despertó espontáneas muestras de afecto en toda la Argentina, en especial, por supuesto, en la ciudad que amaba, Rosario. El genial humorista, dibujante y escritor falleció el jueves, después de luchar durante cuatro años contra la esclerosis lateral amiotrófica, una extraña enfermedad que fue debilitando progresivamente sus músculos. Los medios de todo el mundo, en especial los de Latinoamérica y España, destacaron la triste noticia. En Rosario hubo emotivos homenajes en escenarios clave, como la cancha de Central y el bar El Cairo.
La noticia movió a manifestaciones de dolor conmovedoras. Y también improbables en cualquier otra circunstancia. Por ejemplo, el titular de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, salió a revolear en pleno centro de Madrid una camiseta de Central que le regaló el Negro, como una forma de “desplegar un homenaje a su memoria”. El académico había trabado amistad con Fontanarrosa en el Congreso de la Lengua, donde el humorista brilló con su ponencia sobre las malas palabras.
En los medios nacionales, sus colegas despidieron a Fontanarrosa desde los espacios de sus tiras diarias (en este diario, Daniel Paz lo hizo con un tristísimo Mendieta que llora al autor en la tapa, y Rep desde la contratapa). En Rosario, un clima de sobrecogimiento tomó a una ciudad donde en el Día del Amigo no se habló de otra cosa que del amigo que se fue. A poco de conocerse la noticia, un grupo de socios canallas llegó espontáneamente al estadio de Central y arrancó la platea en la que siempre se sentaba el humorista. Ahora piensan proponerle al club que ese espacio quede vacío para siempre. Algo similar ocurrió en El Cairo, el bar que el Negro volvió mítico, con un pocillo de café frente a una silla vacía y un retrato del humorista en el lugar que siempre ocupaba el Negro. Durante toda la noche del jueves y la madrugada de ayer, miles de personas se acercaron al velatorio para despedir al querido humorista. Entre ellos estuvieron sus colegas Crist y Caloi, el integrante de Les Luthiers Marcos Mundstock y el ex capitán de Central Cristian “Kily” González, quien destacó el orgullo que siente por llevar en la actual camiseta del club el sello de la genialidad de Fontanarrosa: un símil Inodoro Pereyra apodado Canaya, que de ahora en más probablemente quede como un segundo escudo del equipo. Algunos hinchas de Central desplegaron una bandera gigante en la puerta de la casa velatoria, con un retrato de Fontanarrosa y una sola palabra, “Negro”, en medio de un silencio respetuoso. Cerca del mediodía de ayer, entre aplausos y lágrimas, un nutrido cortejo fúnebre partió de la casa velatoria, mientras los comerciantes de la zona bajaban sus persianas en señal de duelo.
El cortejo pasó por el Gigante de Arroyito, que abrió sus puertas para homenajear a uno de sus socios más distinguidos y apasionados. Allí se sumaron al cortejo miles de hinchas de Rosario Central, entonando un largo “te queremos, Negro, te queremos”. Ayer al mediodía los restos fueron sepultados en el cementerio privado Parque de la Eternidad, ubicado en la ciudad santafesina de Granadero Baigorria. Las banderas de la ciudad permanecieron a media asta y también el mástil del Monumento a la Bandera, y la Municipalidad de Rosario declaró un día de duelo, al igual que la Secretaría de Cultura de la Nación.
Aunque no se había hecho público, se supo que Fontanarrosa había estado internado en varias oportunidades y había llegado a necesitar asistencia respiratoria, pero en los últimos días había vuelto a su casa. Allí pasó su última noche entre amigos que fueron a visitarlo. Los había convocado con un mail, según contó el Turco Galli, uno de los infaltables de “La mesa de los galanes”: “Los espero en casa para hablar de Dunga y comer unos lupines”, prometía.
Hasta la tarde anterior a su muerte siguió trabajando en 25 nuevos cuentos, que ya había terminado de escribir, con la ayuda de un asistente, y estaba releyendo para darle el toque final antes de entregar a su editor. También estaba trabajando en la elección de sus mejores dibujos para acompañar un libro de curiosidades del fútbol, que el periodista Luciano Wernicke publicará por Editorial Sudamericana.
El día de su muerte coincidió con una emisión de Cuentos de Fontanarrosa por Canal 7, el ciclo semanal que por primera vez llevó a la televisión los textos del humorista, en una tarea emprendida por dos amigos del autor, Coco Silly y Daniel Aráoz. En las tandas del programa del jueves se incluyó un homenaje que destacaba: “Hicimos lo que nadie hizo porque fuiste único”. “Gracias por tu humor, tu inteligencia y tu sensibilidad. Siempre vas a estar en el corazón de la televisión pública. Hasta siempre, Negro”, remataba el separador.
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