CONFLICTO EN EL TEATRO COLON
Hasta nuevo aviso, el telón no sube
El viernes comenzó un paro escenotécnico y el gobierno suspendió la temporada.
› Por Diego Fischerman
Como con los escalones de la película de Hitchcock, aunque con menos suspenso, el número 39 fue determinante. El viernes, la delegación gremial escenotécnica del Teatro Colón comunicó a la dirección administrativa de esa sala que una asamblea había decidido comenzar un paro por tiempo indeterminado. Y ante el fracaso de las negociaciones, la Secretaría de Cultura de la ciudad decidió suspender la temporada del teatro “hasta que existan las garantías de diálogo y de que los acuerdos serán respetados”, en palabras de Gustavo López, autoridad máxima del área. Este es el trigésimo noveno paro de la temporada 2005 y sus consecuencias inmediatas fueron el levantamiento de la función de ayer de la Orquesta de Mantua, la del próximo jueves de la Filarmónica de Buenos Aires y la cancelación del próximo estreno de la ópera Capriccio de Richard Strauss.
Los reclamos eran cuatro, de los cuales el Gobierno de la Ciudad respondió favorablemente a tres. El restante era que el gobierno se hiciera “cargo de los aportes por el aumento, como estaba estipulado”, según consta en el comunicado del gremio. Ante la respuesta oficial en el sentido de que mal podría haber habido tal compromiso cuando la posibilidad de que el empleador pague los aportes jubilatorios no está prevista por ley, el paro se ratificó. Junto al director artístico, Marcelo Lombardero, y el director general y administrativo del Colón, Leandro Iglesias, más varios de los directores de los cuerpos y de los organismos que funcionan en el teatro, López explicó la situación. “El primer punto tenía que ver con unos concursos que estaban pendientes desde abril, e informamos que ya estaban a la firma del jefe de Gobierno; el segundo era un pedido de retroactividad al mes de mayo de los salarios correspondientes a esos concursos, a lo que contestamos por escrito que efectivamente iba a ser así y que se cobrará en la primera quincena de noviembre; el tercero era un pedido de decisión con respecto a las grillas salariales, que ya estaban decididas desde que concluyó esa fase de las paritarias –aún restan reuniones para fijar aspectos de los regímenes laborales y jubilatorios– y el cuarto punto era que, ahora que los sueldos habían sido blanqueados en su totalidad y como los descuentos les parecían muy altos, el gobierno se hiciera cargo de los aportes jubilatorios. A eso, obviamente, nos negamos. Los aportes los paga el trabajador y las contribuciones el empleador, en todos los casos. Hay una ley nacional. Nunca estuvo en la cabeza de nadie una cosa similar. En el país hay unos diez millones de trabajadores en blanco y los aportes los pagan ellos, en todos los casos.”
López señaló que “había, en realidad, un pedido más que tenía que ver con la continuidad de los contratos en el 2006, a lo que contestamos que ésa era una decisión de la dirección del teatro. A pesar de haber sacado adelante los concursos, a pesar de que sus beneficios sean retroactivos y del blanqueo y los aumentos salariales que rondaron un promedio del 32% y llegaron en algunos casos al 50, pararon igual. Y dijimos basta. No aceptamos más que se tome al público como rehén. La temporada se suspende porque nos parece que es imposible seguir sin un marco previsible, razonable y de respeto por el público. No estamos en contra de que los trabajadores utilicen su derecho de huelga. Pero cualquier acuerdo resulta imposible si en vez de buscar coincidencias se comienza por un paro, y si no se respetan los acuerdos. En cualquier caso, treinta y nueve paros en un año en que hubo paritarias y aumentos salariales nos parece demasiado”. José Piazza, delegado de ATE en el Colón, consideró la medida “una barbaridad” y señaló que “hay personal contratado, entre un 20 y un 30% de la planta, que va a quedar en la calle.”