EL CONCURSO DE “FIERRO”
El número 16 de la revista, que aparece mañana, anunciará los ganadores de Oesterheld Redibujado, un certamen que convocó casi ochocientos trabajos.
› Por Oscar Ranzani
“Se hizo tan pero tan largo lo del concurso Hora Fierro que empezamos con frío 007 y terminamos acalorados en el 008, que lo imaginamos con un gobierno y lo terminamos con otro, que lo empezamos cagados porque había pasado un mes y no mandaban nada y era un fracaso, y terminamos no sabiendo dónde poner los casi ochocientos laburos que reventaron el arbolito”, señala Juan Sasturain, director de Fierro, en su editorial acerca del concurso Oesterheld Redibujado, cuyos ganadores se conocerán mañana en la edición Nº 16 de Fierro que, como todos los segundos sábados de cada mes, puede adquirirse como compra opcional junto a Página/12.
El concurso estaba destinado a todos los dibujantes de cualquier edad, y la idea era que redibujaran una historieta del genial Héctor Germán Oesterheld: los que aceptaban el desafío tenían la posibilidad de plasmar su potencialidad desconocida a nivel masivo. La presentación fue una verdadera catarata de creatividad que dejó sin descanso las retinas del jurado integrado por Pablo de Santis (quien ganó el concurso Fierro busca dos Manos en 1994), María Alcobre y Oscar Zárate. La estadística indica que presentaron trabajos nada menos que 773 participantes y, luego de intensas deliberaciones, el jurado preseleccionó 80 trabajos y premió diez.
Las diversas etapas de la producción de Oesterheld estuvieron presentes en las historietas presentadas: desde versiones de sus cuentos infantiles, sus relatos y series como Mort Cinder, Sherlock Time, Sargento Kirk, Ernie Pike, Ticonderoga, hasta distintos fragmentos de El Eternauta. Los más pequeños también participaron: chicos de 6 y 10 años dibujaron rostros de Juan Salvo y Favalli. Y las mujeres abordaron las historias bélicas de Oesterheld. En cuanto a las técnicas, también se presentaron en los modos más variados: pinturas, fotonovelas, trabajos de tratamiento exclusivamente digital, collages, pinceles y acuarelas.
En cuanto a la definición del jurado, todo comenzó por la categoría 3, que comprendía hasta los 22 años inclusive de los participantes. Para llegar a una decisión, el jurado evaluó la elección de la historieta redibujada, la técnica y la manera de recontar la historia. La categoría 2 incluía los comprendidos entre los 23 y 40 años, y fue la que más trabajos presentados tuvo: por ello, la labor del jurado en este caso demoró más tiempo. Finalmente se trabajó en la categoría 1 que comprendía a los que, a la fecha de cierre del concurso, fueran mayores de 40 años. Vale apuntar que los originales de las obras no premiadas serán devueltos durante el mes de marzo: los datos para retirarlas se publicarán en el Nº 17 de Fierro.
Zárate reflexiona que este concurso “encerraba una pregunta: ¿cómo sería el casamiento entre historias escritas hace 50 años y los jóvenes dibujantes de hoy, los cuales en su mayoría no habían nacido cuando H.G.O. las imaginó? Lo que encontré en los trabajos presentados a Hora Fierro es una tremenda osadía y originalidad, la manera en que la imaginería visual de los jóvenes se acercó a los textos de Oesterheld; sin ningún temor, sin siquiera mirar como referencias a los dibujantes originales. A esos maestros. A mis maestros. Encontré, también, una tensión capaz de crear una energía diferente y novedosa para estas historias. La sensibilidad que las dibuja es muy del presente. Esta tensión, a veces, se dio patadas: el texto por un lado, el dibujo por otro. Pero en la mayoría de los casos hubo un nuevo acuerdo y también un cierto humor”.
Yendo a las principales novedades del Nº 16 de Fierro, por primera vez un personaje ilustra la tapa de la revista: es el ciempiés de Nocturno, la historia de ficción de Salvador Sanz, en la que los hombres son convertidos en pájaros. El suplemento “Picado Fino”, pensado como un espacio humorístico de ocho páginas a color y destinado a darles lugar a los autores que no han publicado en la revista y que poseen anclaje en el humor y en el absurdo, viene también con novedades: en este número está dedicado al colectivo de historietistas jóvenes llamados “Historias reales”, que desde hace dos años suben en su blog (historietasreales.blogspot.com) una historieta por día. Allí pueden verse clásicos del sitio como El granjero de jesú, La cárcel de 8 huesos, Los resortes simbólicos y Yo conmigo, entre otros.
El Nº 16 de Fierro también ofrece una nuevo capítulo de El síndrome Guastavino, una historieta con guión de Carlos Trillo y dibujos de Lucas Varela, que tiene como protagonista a Elvio Guastavino, hijo del capitán Aarón Guastavino, un personaje siniestro y miserable por su condición de torturador durante la última dictadura militar. También los lectores podrán encontrarse con el último capítulo de Retorno a Fierro, una historieta creada por J.C. Quattordio que despertó la ira de muchos hacedores de la historieta local por sus críticas a editores, dibujantes y guionistas del medio. La revista también incluye un brillante trabajo de Patricia Breccia en Museo, con una historia sobre el cuadro del pintor austríaco Egon Schiele. Fierro se completa con trabajos de Gustavo Sala, Cachimba y Minaverry: un festival de historieta argentina.
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