ROD STEWART EN VéLEZ, DOS SHOWS QUE CONVOCARON A 60 MIL PERSONAS
El look podría confundirlo con una suerte de Sergio Denis angloparlante, pero el oficio del escocés fue mucho más allá del romance para chicas: ajustadas dosis de pop, rock y baladas, en una lista llena de títulos ganadores.
Rod Stewart rocks his greatests hits, prometía el nombre de la gira que trajo a Rod Stewart a la Argentina. Y vaya si el músico británico de corazón escocés cumplió. “Vamos a escuchar todo lo que ustedes quieren escuchar, y más”, avisó al segundo hit, y así fue, aunque de una lista posible de grandes-éxitos-grandes incluyó a todos los imaginables, con un bis cantado, “Da ya think I’m sexy”. Como diría un comentarista de tele, Rod Stewart no se ahorró éxitos. Cantó durante dos horas una lista compacta de 23 hits, entre baladas, temas más bien disco, más bien pop o más bien rock, pero siempre prontamente tarareables y largamente conocidos.
Tras las actuaciones tempraneras de Juanse e Iván Noble como teloneros, las luces del estadio se apagaron y un video anunció al músico jugando con estética de Hollywood, presentándolo como The RodFather, o como “un hombre con un corazón valiente”. Rod luce espléndido enfundado en ese saco plateado con hombreras, baila desplazando de una forma particular la pierna derecha, quiebra la cintura con destreza, revolea el micrófono jirafa, tira besitos y da lugar a que se luzcan sus chicas, que tocan saxo, pandereta o violín, alternadamente, o forman un coro morocho de ángeles. Con toda esa artillería arrancó el show con el primer hit de la noche, “It’s a heartache”.
Sabrán disculpar los incondicionales de Stewart –por lo que se pudo apreciar en Vélez hay muchos en la Argentina, con fanatismo escocés incluido– este comentario lanzado con la distancia afectiva del caso: con esos claritos, esas cadenitas colgando y esa pinta de galán maduro siempre tan feliz y contento, este hombre es todo un Sergio Denis, salvando las distancias desde el Primer Mundo. Su acierto es el de un showman que ante todo maneja los códigos del show business, sin pretensiones de loquito rockero y poniendo las dosis justas de cada ingrediente para lograr un espectáculo redondo, profesional.
Así transcurre un show preciso, sin alharacas de despliegue tecnológico en la puesta, pero con todo lo necesario dispuesto en las dosis indicadas: Hay un trío de morochas que cantan desde la tradición del soul y del gospel, pero ante todo saben revolear con ritmo tres pares de pechugas y piernas generosas. Una saxofonista de piernas largas y minifalda, una guitarrista que también muestra lo suyo. Un par de bailarinas que aparecen y desaparecen por los costados. Guitarristas, bajista, percusionista también apropiadamente lookeados, con el oficio necesario para que ninguno se luzca de más ni de menos. Un lindo detalle con la batería y la percusión en escocés. Videos que ilustran la temática de cada una de las canciones, fotos familiares durante “Father and son”, de Cat Stevens, un video que muestra a Stewart jugando al fútbol con su hijo más chico, adorable.
En el intervalo se proyecta un texto en castellano: “Volvemos en diez minutos. Compren cerveza, vayan al toilette, compren sus programas de mano. Han sido un público maravilloso”. Aquí no se vende cerveza y los programas de mano –que tampoco se venden en estas tierras– tiran unos números como al pasar: Rod Stewart vendió más de 250 millones de discos en todo el mundo. Esta gira lideró el ranking de recaudación en la primera mitad de 2007, “con 48,1 millones de dólares en ventas sólo de tickets, mejorando su previa marca de 42,5 millones de dólares en sólo seis meses, dejando en segundo lugar a Justin Timberlake con 42,3 millones y a The Police con 41,9 millones”. Qué bien.
Tras la pausa, el repertorio sigue pletórico de éxitos: “This old heart of mine”, “Downtown train” (de Tom Waits), “Forever young”... También aparece la pasión del músico por el Celtic de Glasgow con “You’re in my heart”, y se descubre que el piso del escenario es un escudo gigante del club. Desde el público le tiran a Stewart una bandera verde y blanca y comienza a hacerse notar la comunidad escocesa, muchos vinieron con camisetas de esos colores de club. Rod Stewart empieza a patear pelotas de fútbol al público, también blancas y verdes, una, diez, veinte. La fiesta se repite el viernes, al cierre de esta edición, pero esta vez con el estadio repleto (fue la primera función que se puso a la venta, con entradas agotadas). Otra vez, Rod Stewart rockeó sus grandes éxitos, dispuestos en dosis generosas.
7-ROD STEWART
Músicos: J’Anna Jacoby, Charles Kentis, Donald Kirkpatrick, Conrad Korsch, Bridget Mohammed, Dieyelle Reed, Katja Rieckermann, Robin Sheridan, Paul Warren, Indira Tyler, David Palmer.
Público: 60 mil personas en total.
Jueves 10, Vélez Sarsfield (repitió anoche).
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