SERIES › CUARTA TEMPORADA DE RAY DONOVAN, POR HBO
Liev Schreiber protagoniza este drama sobre un arreglador de problemas para los ricos y famosos de Los Angeles. Página/12 fue el único medio argentino en una teleconferencia con el actor, que habla de la demanda que significa meterse en la piel de un personaje intenso.
› Por Federico Lisica
En la cuarta temporada de Ray Donovan (el estreno será por HBO el próximo 1º de julio a las 22) su protagonista deja de ser un “fixer” que soluciona los trapitos sucios de los demás para ocuparse de los suyos. Por ahí se lo puede ver enfurecido disparando un arma, cargando un cadáver y buscando rescate en una iglesia. Que sus asuntos personales estaban por explotar quedaba claro desde el piloto de esta serie creada por Ann Biderman (Southland). Donovan, interpretado por Liev Schreiber (X-Men Origins, En primera plana) es un tipo rudo, el clásico macho de raíces irlandesas criado en Boston, con un trabajo en las sombras, mientras trata de mantener a flote a una familia disfuncional. Los vicios e hipocresías de Los Angeles, con un trasfondo digno del Clint Eastwood de Río Místico y Million Dollar Baby, marcaron el pulso de esta propuesta. Y fue imposible que su esposa y dos hijos quedaran al margen de un abuelo mafioso y perverso (Jon Voight), un tío abusado por un cura, otro con Parkinson, y del propio trabajo de Donovan.
El encanto de este duro trabajador, con una coraza de teflón resquebrajada, ya le valieron a su intérprete tres nominaciones a los Globo de Oro y una a los Emmy. “Esta temporada es un tanto más espiritual, ha tenido su catarsis al final de la tercera temporada, se da cuenta de que no hay redención posible, para él ni para nadie, así que anda tras la búsqueda del perdón”, dice Schreiber en una conferencia telefónica con medios internacionales. Página/12 fue el único medio local en participar.
–Este es un personaje que siempre está al mando y con un gran control. Frente a estos cambios, ¿hay un nuevo Ray Donovan?, ¿más emocional?
–En realidad, él siempre mostró sus sentimientos sobre lo que le sucedía. En mi mente fue muy claro que se produce una conmoción en él cuando confiesa un asesinato en la iglesia. Está devastado y es imposible que siga tan estoico. El rango de emociones que demuestra tiene que ver con la idea de supervivencia. Quizá busque un lado más brilloso de sí mismo. No sabe si lo logrará, pero al menos va a intentarlo.
–La relación de Ray con su padre ha sido conflictiva. ¿Cómo será en la nueva temporada? ¿Cómo es trabajar con Jon Voight ahora que ya se conocen?
–Todo lo saben, amo trabajar con Jon. Siempre es disfrutable la dinámica con él. Mi personaje y el suyo tienen polaridades que se mezclan, son como la misma persona en diferentes tonos. Esta temporada Ray va a buscar reconectar con él. En esta parte de su viaje tiene que asimilar su dolor y en eso tiene mucho que ver el modo en que reestructure su relación con su padre. Una de las grandes líneas de esta temporada deviene de allí. Tiene que resolver esas emociones atascadas. Así que van a pasar más tiempo y, créanlo o no, se van a meter en líos juntos.
–Usted dijo que cada personaje tiene su propio espejo. ¿Con qué personaje clásico se asimila?
– Lo he pensado. Es un poco shakespereano, el clásico antihéroe es esencial en sus dramas. Es como Macbeth y Hamlet perseguidos por sus fantasmas y dolores pero que a la vez tienen algo de dulzura. Mejor dicho, una tremenda dulzura. Para mí, esta fue una gran oportunidad para articular todos esos modos y lenguajes en uno completamente distinto.
–¿Cuánto de la profesión de Ray, siempre al límite de la ley, tiene que ver con su personalidad?
– Uno de sus problemas es que está constantemente expuesto al peor lado de las personas. Lo va pudriendo por dentro. Es como un tipo que maneja una ambulancia, ¿cómo lidia con lo que ve cada día? Su cabeza no le hace fácil el hecho de lo que piensa y lo que tiene que hacer.
–¿Cuánto del chico de Boston se mantiene en Ray?
–Muchísimo. Esa es otra de sus luchas internas. De donde salió, de la gente que circulaba con él y lo que es ahora. Sigue siendo como un cobrador de deudas. Aún anda con el bate de béisbol, que es una gran herramienta de intimidación. Ese es un objeto para mí muy interesante que se yuxtapone con todo lo tierno que Ray puede ser.
– ¿Qué hace al fin del día para salir de un personaje tan intenso?
– Meto mi cabeza en un balde con hielo (se ríe) y hago un poco de meditación. Cuando pasás tanto tiempo interpretando a alguien así se te pueden adherir aspectos que mejor dejar de lado. Por otro lado, admiro el amor que siente por su familia y lo protector que es con sus hijos. Una de las grandes contradicciones es que puede hacer cosas horribles y por otro lado es muy leal y honesto en el amor que profesa.
–¿Qué otros personajes de ficción podrían ser parte de su séquito?
–Bueno, Ray no se caracteriza por llevarse terriblemente bien con la gente, exceptuando a Avi y Lena, sus asistentes. Otro tema es que no es muy salidor. Creo que podría andar con Tony Soprano, provienen de ámbitos parecidos, pero eso podría terminar en un baño de sangre.
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