Mié 16.11.2005
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MUSICA › ENCUENTRO DE PROVINCIAS

Tres mujeres para el folklore under

Silvia Zabzuk, Sandra Aguirre y Paula Bernal, en el ciclo del C. C. del Sur.

› Por Cristian Vitale

Silvia Zabzuk nació en Misiones hace 44 años pero vive en La Pampa. Toca la guitarra, canta y dice con un timbre melodioso incitante. Es calma cuando habla y define sus trabajos como pequeños actos de amor. Sandra Aguirre parece más visceral. Oriunda de Salta, tiene 35 años, vivió once en Buenos Aires, pero la mejor suerte le estalló cuando regresó a La Linda. De esa tierra es producto El hombre de barro, último cd y pletórico en temas propios, colores y olores regionales. Un trazo de su pluma lo define entero: “El accidente de una metáfora no me ha dejado dormir ni andar despierta”. Paula Bernal, la más joven (31 años), tiene bellos ojos verdes de paz, un hijo de tres años y una carta arriesgada para nutrir de nuevos sones al folklore argentino. Se llama Esperando tu llegada y en él se le animó nada menos que a La López Pereyra de Andrés Chazarreta. “El día que entré a grabar me dijeron que estaba embarazada. Fue largo el proceso creativo, porque una cosa es planificar un disco y otra un disco y un hijo a la vez”, relata. Es una manera entre tantas de presentar tres mujeres del folklore under, a quienes, más allá de cuestiones de género, geografía y generación, motoriza una misma misión: recuperar la raíz del folklore argentino esquivando fórmulas prelavadas imperantes. “Nos une el hecho de usar más tiempo para crear. En Salta hay miles de grupos que tienen una urgencia tremenda. Y en esa urgencia se les van la música y la poesía, el poder buscar más allá”, determina Aguirre.
Las tres, lejos de sus pagos, unieron La Pampa, Cosquín y Salta en torno a una mesa y fue posible porque los organizadores del Sexto Encuentro Música de Provincias optaron por incluirlas en su programación. A Paula, natural de Cosquín, para mostrar el disco que le produjo y arregló el Chango Farías Gómez; a Sandra para preceder –hoy a las 20– al Raúl Carnota Trío en el Centro Cultural del Sur. Y a Zabzuk –ahijada artística de Carmen Guzmán– para permitirle mostrar su flamante De Piedra y Agua ante los porteños, mañana a la misma hora y en el mismo lugar. “Esto es una muestra de salud nacional. Más allá de los medios, nos estamos acercando y estamos teniendo una mirada más sensible de las cosas”, es la proyección optimista de Zabzuk.
El disco que estrenará la misionera en Buenos Aires es casi todo de versiones. Conviven una ajustada interpretación de Tonada de luna llena, de Simón Díaz, con Sueñero, de Jorge Fandermole, La chola blanca, de Jorge Marziali, o la composición propia –y onírica– que da nombre al disco. “Mi propuesta es muy austera... hay mucho para decir desde el silencio. Apunto al canto esencial, solista y comunitario. A rescatar al individuo”, dice esta mujer que se autodefine como tímida compositora. El disco de Paula es dúctil y arriesgado. Apostó a un nuevo renacer de Violeta Parra con la cueca De cuerpo entero y le salió bien. Después mezcló zambas, chacareras y sayas para redondear su espíritu de militante de la música nacional y “no comercial”. “En un momento tuve la oportunidad de firmar para una discográfica que puso guita. Pero me bajé porque no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Esas fórmulas discográficas mataron un montón de expresiones genuinas. Estoy segura de que tienen millones de demos valiosos encajonados”, manifiesta. Sandra sostiene que pueden convivir comercio y música, aunque, dice, “hay que pasar el plumero por la cabeza de productores y managers, porque a mucha gente le gustaría escuchar nuestros discos, pero no sabe que existimos”.
–Son las estrategias del éxito...
Sandra Aguirre: –Más bien son prejuicios. Lo único que vale es llegar al escenario y ver la respuesta de la gente. Ahí está la verdad.
Paula Bernal: –Y en estos intercambios también porque, más allá del trabajo solitario que una hace, está bueno juntarse. Hay un montón de músicas que sostienen al folklore desde un lugar menos comercial, más profundo y serio. Y estos encuentros aportan a que estas expresiones se unan. Yo lo vibro así. Somos jóvenes que nos estamos viendo la cara y reavivando el poder que tiene la música folklórica argentina. Es increíble que haya toda una camada de gente que sigue apostando a un modelo exitoso y comercial, aunque, por suerte, también hay un guiso de gente que va por otro lado: Verónica Condomí, Los Orozco, el Negro Aguirre. Hace 20 años que hago folklore y recién hoy me siento fuerte, porque tengo gente alrededor que piensa parecido.
El cuidadísimo y emocional disco que Sandra trae entre manos –además del hechicero timbre de su voz– se nutre de mayoría de composiciones propias, algunos guiños a Falú-Dávalos (Sirviñacu), Chacho Echenique (La que se queda) o Hugo Chagra (Sapo cancionero) y un hilo conceptual que las une. “Descubrí un cuento de Julio Espinoza escrito en 1968 y de él partí para narrar una historia que se desprende de sus personajes. Lo expresivo es lo que más me estimula.”
–¿También versionar El sapo cancionero una vez más?
–Claro, porque son poesías que hemos escuchado diez mil veces y el desafío es decirlas nuevamente de una manera bella.
–Y despojada de las prisas del mercado.
S. A.: –Es que el hambre de éxito atenta contra la posibilidad de investigar y crear, porque busca el resultado fácil. El que sale en la tele.
P. A.: –Igual, yo creo que en la humanidad toda se percibe una búsqueda relacionada con el hecho de volver a un lugar ancestral de la naturaleza.
S. A.: –La urgencia de la que hablo es manejada por los medios también. Cuántas veces vas a una radio y el locutor corta tu tema por la mitad.
–¿Qué hacer para evitarlo?
S. A.: –Ir con la guitarra y tocar en vivo. Así no hay manera de que te corten, porque el conductor quedaría muy mal (risas). El tiempo pasa igual.... uno opta por pasarlo incómoda o creativamente, pero pasa igual para todos.
–Pero hay que bancarse la espera. No es fácil.
Silvia Zabzuk: –El camino es lentísimo, pero el resultado y la sensación de libertad son logros importantes. Dormir tranquila y en libertad es impagable.
S. A.: –La independencia te hace feliz, aunque a veces te haga apechugar.

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