MUSICA › JOE SATRIANI, ANTES DE SU NUEVO SHOW EN BUENOS AIRES
El notable guitarrista presentará esta noche su último CD, Professor Satchafunkilus, en el Estadio Obras. Virtuoso, descree sin embargo de la “pirotecnia” y dice que lo más difícil es “ser suave, cálido y profundo con una guitarra acústica”.
“Cuando un artista termina de grabar un disco, sabe que tiene una sola opción por delante: grabar discos para siempre. Por eso se produce una gran tristeza cuando tenés que terminarlo y mover todo a otro lado, a otro lugar. Para mí, cada disco es una especie de negocio sin terminar. Ahora estoy muy feliz de poder haber hecho este álbum y ése es el regalo. Aunque creo que elegiste a la peor persona para preguntarle eso”, dice en tono amable y sereno Joe Satriani, uno de los guitarristas más virtuosos del planeta en referencia a Professor Satchafunkilus and the Musterion of Rock, su más reciente material, que presentará hoy en su reencuentro con el público argentino en el Estadio Obras.
Después de veintidós años de carrera, trece producciones como solista y su faena al frente del G3, el neoyorquino volverá a pisar Buenos Aires en el marco de una extensa gira que incluyó conciertos en distintas ciudades de Sudamérica, Europa y Australia, y que finalizará en Estados Unidos el 15 de noviembre en el Warfield Theatre de San Francisco. Quizás una de las características que sobresalen cuando se revisita su trayectoria es la flexibilidad artística, esa que le permite ser maestro austero de guitarristas de elite –Steve Vai, Kirk Hammett, Marty Friedman, Larry LaLonde, Charlie Hunter– y al mismo tiempo una figura que goza de una singular popularidad, siendo un instrumentista con precisión de cirujano, carente de éxitos radiales y ausente de verbo. “¿Por qué se combinan esos elementos en mí? No sé... yo amo tocar en vivo y amo viajar, y las dos cosas juntas me acercan a mis audiencias alrededor del mundo. Supongo que mi éxito tendrá algo con la forma en la que toco en vivo y la forma en la que viajo”, explica Joe, quien en Professor Satchafunkilus contó con la colaboración de su hijo ZZ en saxo tenor (“en realidad él es guitarrista, pero es muy músico muy versátil”, dice), Jeff Campitelli en batería y el interminable Matt Bissonette en bajo. Una vez más, el robot supersónico de la Ibanez JS aterriza con su pirotecnia intacta y la ligera vanidad de aquel que sabe que tiene en sus manos un don especial.
–¿Aún quiere rock and roll?
–Sí. Es mi estilo porque, en el momento y en el lugar en que crecí, el rock and roll era un estilo muy natural de música y entonces debía ser muy cercano para alguien como yo. El estilo del rock es el más complejo de todos. Vos podés traer cualquier estilo alrededor del mundo y entra en el rock. El rock es como un paraguas de estilos, y debajo de ese paraguas se encuentra todo tipo de música. El rock es divertido para tocar porque es único.
–Ya vino varias veces a tocar a la Argentina, solo y con el G3, donde tiene un público muy fiel que siempre llena las salas. ¿Pensó en pedir la doble nacionalidad?
–Ja, ja, ja, realmente es buenísimo estar en la Argentina, aunque reconozco que para mí ya es agradable la sensación de sentirse un ciudadano del mundo, sin lugar fijo. Es algo fantástico porque significa romper un poquito los bordes. Yo siempre he buscado regresar a la Argentina y cada vez que lo hacemos, ellos, los fans, están. Una y otra vez. Y es una sensación placentera. Ir a la Argentina desde un país como Estados Unidos significa un viaje muy excitante, y así lo vivimos cada vez que viajamos para allá; el hecho de meternos en la atmósfera del sur y quedarnos unos días en Buenos Aires siempre es divertido.
–¿Tiene miedo de despertarse una mañana y no tener nada nuevo para aprender de la guitarra?
–Hmmm (piensa un rato). ¡Espero que eso nunca me pase! (risas). La música es algo que refleja el espíritu humano y siempre habrá sentimientos genuinos en la música y hacia la música, y también habrá eternos aprendizajes acerca de cómo tocar mejor la guitarra.
–¿Es más difícil ser cálido y profundo con una guitarra acústica, o veloz y preciso con una eléctrica?
–Probablemente sea más difícil ser suave, cálido y profundo con una guitarra acústica. La técnica puede ser decisiva en un momento dado porque la gente se suele impresionar por cosas como tocar rápido, justo y a un volumen muy alto; lo puede conseguir una guitarra eléctrica muy fácilmente. Pero las canciones más difíciles de tocar son las más tiernas. He dedicado mucho tiempo en todos mis discos colocando canciones como “Always with me, Always with you”, “Love Thing”, “Come on, Baby”. Bueno, he atravesado los últimos veinte años haciendo algunas baladas porque son un desafío artístico y una recompensa personal. Y creo que es lo más difícil de tocar. Hacerlo a gran velocidad sólo requiere práctica y energía.
–¿Puede estar lejos de la guitarra por algunas semanas?
–Sí, puedo dejarla sola un tiempo y pienso que de hecho es una buena idea alejarse de ella, porque tocar la guitarra es un esfuerzo básicamente físico. Imaginate cómo queda el cuerpo después de tres meses de gira, con shows de dos horas y media por noche, dormir en la ruta y viajar mucho. A veces lo mejor cuando finalizás un tour es pasar un tiempo durmiendo, salir a divertirte, nadar, surfear, lo que sea. Eso te ayuda físicamente porque dejás de tocar las mismas canciones todas las noches, lo cual trabaja directo sobre los huesos. A veces prefiero hacer eso por algunas semanas y parar un poco, así como limpiar la mente.
–¿Practica surf?
–Es divertido, porque nunca antes había hecho surf. Cuando me empecé a interesar por primera vez en el surf era muy joven. Yo crecí en una isla, que es Nueva York, donde pasamos todos los veranos nadando en el océano, pero nunca me gustó la idea de hacer surf con tabla. Y cuando comencé a meterme más de lleno en el tema, salimos de gira y no tuve tiempo de hacerlo, así que nunca pude aprender a surfear.
–Su carrera lo obliga a tener una agenda completa que incluye conciertos, entrevistas, viajes, fotos, promociones. ¿Existe una banda que hace tiempo tenga ganas de ver en vivo, pero que no pueda verla por estar ocupado justamente con todo lo anterior?
–Estuve esperando muy atento la reunión de Led Zeppelin y no me la iba a perder, pero la noche del concierto no pude ir porque estaba trabajando. Después tenía ganas de ver en vivo a Metallica y hace unos pocos días los dos estábamos tocando en la misma ciudad y en la misma noche, pero desafortunadamente no pude dejar mi show e ir a verlos (risas). A veces pasa; querés ir a ver bandas que te gustan, pero tu trabajo te lo impide.
–Muchos críticos coinciden en que Jimi Hendrix fue la primera revolución de la guitarra eléctrica. ¿Encontró en todos estos años algún punto de quiebre revolucionario en el instrumento?
–A ver... Jimi fue un increíble innovador, por eso es muy difícil pensar que alguien pueda llegar a hacer lo que hizo Jimi, así como imitar lo que hizo Les Paul. Creo que los dos fueron los principales innovadores del último siglo, porque hubo un cambio social y un cambio tecnológico, que se unieron para producir eso. Algo diferente tendrá que pasar en la sociedad o en el mundo tecnológico para que aquello se vuelva a repetir, porque estos dos chicos hacían cosas inusuales. Probablemente los dos tipos que intentaron algo diferente en este tiempo sean Tom Morello de Rage Against The Machine y The Edge de U2. Cuando ellos tocan una canción, la guitarra es marcadamente diferente y reconocible, como cuando la tocan Jimi Hendrix, Jeff Beck, Jimmy Page o Eddie Cochran. Hoy podés encontrar chicos tocando temas de Rage Against The Machine o U2 y para ellos es algo completamente normal, porque es un nuevo estilo de guitarristas. Pero tiene que suceder algo parecido a lo que sucedió a finales de la década del ’60; tiene que pasar otra vez para que podamos producir algo como Jimi Hendrix.
Joe Satriani se presentará hoy a las 21 en el Estadio Pepsi Music.
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