MUSICA › “PARA QUE SUCEDA ESTO TIENE QUE HABER ALGUIEN COMO LUCA”
La frase de Rodrigo Espina sirve para entender las razones del Behind the Music que VH1 estrena hoy y la emisión de Rockeros que prepara Canal á. Los responsables cuentan los placeres y dificultades a la hora de examinar al mítico cantante.
› Por Roque Casciero
No hay aniversario con número redondo que lo justifique ni una gran campaña para resaltar su figura con fines comerciales. Y sin embargo, Luca Prodan, ese tano que llegó a la Argentina huyendo de la heroína y puso patas para arriba el “rock nacional” de los ’80, aparece más que nunca desde las pantallas del cine y la televisión. Hoy a las 21, VH1 estrena la primera producción latinoamericana del notable ciclo Behind The Music y, precisamente, está dedicada a Sumo. Canal á, por su parte, presentará un perfil del cantante el 24 de septiembre, como parte del ciclo Rockeros que está a punto de lanzar. Y la película Luca, de Rodrigo Espina, anda de gira rockera por todo el país, congregando a los fieles a verdaderas misas paganas (las últimas oportunidades para verla en el teatro IFT, Boulogne Sur Mer 549, serán mañana y el próximo viernes, a las 23.45). Y todo esto a más de veinte años de la muerte del músico, que ya era icono antes de ser estampita (y estampilla, en la edición que se hizo el año pasado). “Son sincronías socioculturales que se producen”, aventura Espina, quien filmó a Sumo y a Prodan desde que los conoció. “Pero para que algo así suceda tiene que haber un héroe, una persona sobresaliente como Luca. Hoy no hay un ejemplo como él y la gente no se come cualquier cosa, por más que intenten vendérsela. Luca Prodan fue un gran músico, pero el mito no existiría si no hubiera sido la persona que fue. Era ese ser humano que nos convenció a todos porque era auténtico y nos enseñaba a nosotros a serlo.”
Bibiana Ricciardi, productora general de Canal á, asegura que cuando decidieron hacer el ciclo Rockeros con perfiles de músicos argentinos como Pappo, Charly García y Luis Alberto Spinetta, lo que más costó fue ponerse de acuerdo en la lista de los primeros trece capítulos. “Hasta la última persona que trabajaba en la empresa quiso opinar, incluso gente que no viene ni a visitarnos”, se ríe. “Sin embargo, Luca Prodan nunca estuvo en discusión, siempre estuvo en la primera lista. Es cierto que algo pasa con Luca, en el que el culto a la muerte tiene parte, aunque no es lo único. Entre otras cosas, su historia es ideal para narrarla de la manera que sea, como documental o como ficción, y tal vez sea la más compleja de todas las que vamos a contar en el ciclo.”
Los directivos de VH1 tampoco discutieron mucho a la hora de elegir a Sumo para su ciclo, según recuerda Fernando Gastón, vicepresidente de contenido de la señal en la Argentina. “Sumo fue una banda que tenía todos los condimentos para una marca fuerte como Behind the Music: apunta al target 35-49 que es el de VH1, había material de archivo como para producirlo y además su historia tiene la curva dramática por la que se caracteriza esta serie. Pero además hay hechos como que Sumo cantaba en inglés en un momento que estaba muy mal visto y que trajo a la Argentina la movida del reggae y el post punk, que no se conocía. Todo eso hizo que nos decidiéramos por comenzar con Sumo, por más que en el resto de la región sea una banda de culto. No queremos que la popularidad de los grupos sea lo que nos rija, porque eso limitaría mucho las posibilidades. Creemos que el público puede disfrutar y descubrir bandas que no son tan locales en cada territorio. Lo vemos como desafío, no como una desventaja”. VH1 también prepara programas sobre Virus y la mexicana Gloria Trevi.
Cada uno de los documentales aborda la historia de Prodan y Sumo desde un ángulo diferente. Rockeros, cuyos capítulos duran media hora, lo hace “más desde la anécdota que del dato preciso”, según Ricciardi. “La idea del ciclo no es la de hacer biografías, sino pinceladas: pintamos un retrato creando sensaciones, en lugar de informar sobre toda la vida del músico. Nos interesa más conmover tocando la fibra íntima del recuerdo. Por ejemplo, cuando Andrea Prodan cuenta cómo tomaba la ginebra su hermano, reproduce los ruiditos que hacía Luca. Y nuestro ciclo es eso, más de onomatopeyas que de palabras.” Behind the Music, en cambio, respetó su formato clásico: “La narrativa característica arranca con los comienzos de la banda, sigue con el despegue, el espacio de la tragedia –en este caso, la muerte de Prodan– y la continuidad o no”, afirma Gastón. En el final pueden verse imágenes del Quilmes Rock 2007, en el que los sobrevivientes de Sumo tocaron juntos cuatro temas.
Luca, el más ambicioso y logrado de los proyectos, se mete con el hombre que fue Prodan antes de llegar a la Argentina, con un material de archivo invaluable en el que los casetes que el músico le mandaba a su familia a modo de cartas sirven como eje para un relato que retrocede y avanza sin perder el hilo. El relato de Espina es intimista y sobrecogedor, con momentos en los que no se puede evitar el nudo en la garganta o la lágrima que se escapa. Tal vez tenga que ver con la amistad que el cineasta tenía con Prodan, pero seguramente también tuvo gran influencia la completa investigación que realizó. En ningún otro trabajo sobre el cantante (audiovisual o de cualquier índole) hablaron los amigos italianos e ingleses de Luca, los que fueron sus compañeros en la escuela escocesa de alcurnia y los que compartieron con él la adicción a la heroína y la cárcel. Las entrevistas son reveladoras de la personalidad contradictoria del cantante: un gentleman que se rebeló, un tipo culto con mucha calle, una bestia que estaba en contacto con su lado femenino.
Pero tal vez el logro más grande de la película sea contar con el testimonio de Cecilia, la madre de Prodan: verla y escucharla hace que cierre del todo ese personaje pelado que cambió el rock argentino. “Todo el mundo la ama y dice que ella es Luca con peluca”, coincide Espina. “Ella es la piedra basal de la película. La gente internaliza que esa señora es parte grossa de la historia de Luca.” Uno de los momentos más fuertes es cuando se narra el suicidio de Claudia, una de las hermanas del cantante. Entonces, la madre dice que “todas las cosas en la vida tienen un porqué y hay que comprenderlas y aceptarlas”. “Cada vez que lo veo se me ponen los pelos de punta”, enfatiza Espina.
Algunas secuencias de Luca aparecen en el capítulo de Rockeros dedicado a Prodan y hay quienes cuentan anécdotas en los tres documentales, como el propio Andrea. Lo más difícil fue conseguir que hablaran los ex Sumo: en Rockeros no aparece ninguno, en Behind the Music sólo hay material de archivo y en Luca no están Ricardo Mollo, Diego Arnedo ni Roberto Pettinato. Lo de los actuales integrantes de Divididos fue más allá: no autorizaron que se usara en la película ninguna canción en la que ellos participaron de la composición, con lo cual quedó afuera casi toda la discografía de Sumo. “Creo que ellos se perdieron participar de la película”, se sincera Espina. “Un día fuimos a la casa de Ricardo y vimos con ellos la primera media hora. Ricardo se emocionó y lloró, Diego me abrazaba. Y a los diez días me llamó el manager para decir que se quedaban afuera. No sé qué les habrá pasado, supongo que tendrá que ver con cómo le pega el tema a cada uno”. Tal vez el hecho de no poder contar con las canciones de Sumo provocó que la película se centrara más todavía en la figura de Prodan, lo cual no está nada mal para Espina: “Para mí Luca fue más que Sumo; en todo caso, fue el que hizo que Sumo fuera lo que fue”, se planta.
Los productores de Behind the Music también contactaron a todos los ex integrantes de Sumo: “No hubo buena recepción, entonces decidimos hacerlo con material de archivo que tenía el productor Daniel García”, confirma Gastón. “Supongo que estarán con proyectos grandes, porque son músicos muy exitosos, y quizá no les gustó la idea de revivir aquello, son tiempos que hay que respetar.” Quien también aparece –desde el archivo– en el envío de VH1 es Omar Chabán, dueño del mítico Café Einstein y hoy uno de los acusados por la tragedia de Cromañón. Gastón no duda: “Es una de las voces necesarias para contar la historia de la banda. El Einstein fue fundacional: ahí empezaron a tocar Sumo, Soda Stereo... Por eso la de Chabán es una voz válida para explicar ese momento”.
Espina comenta que desde el estreno de Luca tuvo varios ofrecimientos para hacer especiales de televisión, pero que no tiene ganas: “Aunque hay mucho material y creo la historia de los Prodan enriquecería muchísimo, por ahora no es el plan”. Prefiere, en cambio, ir “de gira” con las latas de película bajo el brazo por todo el país, para proyecciones que tienen “algo de religioso, con perdón por el abuso de la palabra”. “Es muy grosso lo que pasa con los padres que van con sus hijos adolescentes: salen abrazados, sabiendo que los chicos pudieron comprender algo de lo que curtieron sus viejos cuando eran jóvenes”. La película y Espina no viajan solos: Andrea Prodan hace breves shows antes de las proyecciones. Y después se arman debates que duran horas. “Mis socios dicen que las giras no tienen que acabarse cuando la película salga en dvd, porque esto es mucho más que la posibilidad de ver un documental en tu casa. Veremos qué sucede después de diciembre, cuando publiquemos el dvd. Acabo de terminar de elegir las dos horas de material extra, lo cual para mí fue como una revancha enorme, porque había un montón de cosas que me dolió tener que sacar.”
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