MUSICA › MARTíN MATALóN SE PRESENTA EN BUENOS AIRES
El compositor argentino radicado en Francia brindará hoy y mañana un concierto que el CETC programó en la Sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta. Además, dará una serie de conferencias y clases magistrales.
› Por Diego Fischerman
Hace ya doce años, el Teatro Colón se transformó. En el escenario se proyectaba Metrópolis de Fritz Lang; en el foso, una orquesta atípica, que incluía guitarra y bajo eléctricos (tocados en esa ocasión por Pino Marrone y Marcelo Torres) tocaba la música de un argentino formado en la Julliard neoyorquina, radicado en París y figura en el célebre Ircam –el instituto de investigación y creación musical inventado por Pierre Boulez– y en la platea un público heterogéneo y notoriamente más joven que el habitual en la sala demostraba que ese venerable teatro también podía hablarle, además de a los operómanos, a otros oyentes interesados en la cultura y sin faltar en un ápice a sus designios como sala dedicada a la música artística de tradición escrita.
Martín Matalón es hoy un compositor central en la escena europea. Ganador de la Beca Charles Ives en 2001, del premio de la Academia Francesa de Bellas Artes, becario de la Fundación Guggenheim de Nueva York en 2005, galardonado con el Grand Prix des Lycéens en 2007 y actualmente compositor en residencia en La Muse en circuit, editó tres discos monográficos para Universal y dos más producidos por el Ircam. En Buenos Aires, ya en 1991 el Centro de Experimentación del Teatro Colón había estrenado su ópera de cámara El milagro secreto, sobre un cuento de Jorge Luis Borges, y sus obras fueron parte del recordado “Concierto anónimo” programado por el ciclo de música contemporánea del Teatro San Martín y de varios espectáculos coreográficos. Ahora está nuevamente en su ciudad natal para brindar una serie de conferencias y clases magistrales, dentro del marco de la Academia Internacional de Composición con Nuevas Tecnologías, fundada por iniciativa de la Subsecretaria de Gestión Cultural y la Dirección General de Enseñanza Artística de la ciudad de Buenos Aires. Y ayer a la noche fue el primero de los tres conciertos (los otros serán hoy a las 20.30 y mañana a las 17) que el CETC programó en la Sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) ya que su sala, con insultante literalidad, fue convertida en museo por el actual director del Colón.
Junto a otro gran compositor, Yan Maresz, y en cooperación con los diseñadores de música con computadoras Mikhail Malt y Olivier Pasquet, que llegan desde el Ircam, Matalón viene trabajando en el Teatro 25 de Mayo junto al Ensamble de Música Contemporánea del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla, coordinado por la notable pianista Haydée Schvartz. Y dentro de una semana, el próximo sábado 30, a las 20, será allí el concierto de cierre, en el que se presentarán las obras de los asistentes a los cursos, seleccionados por los docentes entre los alumnos de los Conservatorios de la ciudad. Matalón brindará además una conferencia, el próximo jueves a las 18, sobre la composición musical para cine mudo (además de Metrópolis, él realizó músicas para El perro andaluz, La edad de oro y Las Hurdes). “Creo que él movimiento modernista, por nombrarlo de alguna manera, llegó a un límite. No se puede estar todo el tiempo en esa dinámica. Posiblemente el último movimiento modernista haya sido el espectralismo”, dice el compositor a PáginaI12. “Pero eso no significa una clausura de la búsqueda de originalidad. A mí, particularmente, me preocupa que la música transite siempre por algún camino nuevo. No me interesa una narrativa convencional, desde lo melódico o lo armónico. Eso se trata de una nostalgia por algo que todos tenemos muy metido en la cabeza pero que no dio más. Pero abolir totalmente la narratividad no es la única posibilidad. Se puede reinterpretar esa tradición. Puede haber ‘bolsillos’ narrativos, se puede usar la idea de paréntesis.”
En la música de Matalón suelen oponerse movimientos con pulsaciones definidas, donde el ritmo aparece como motor, sumamente flotantes. Allí, en particular en esos momentos rítmicos y en ciertos gustos tímbricos –al igual que en la obra de Maresz– puede escucharse una escucha del rock y el jazz-rock de la década de 1970. “Tanto Yan como yo venimos del rock”, comenta. “Era la música que escuchaba; la que más me interesaba. Ahora no, eso quedó un poco en el pasado. A mí, ahora, me parece que el rock se quedó repitiendo cosas. Pero, seguramente, como eso tuvo que ver con los años de formación, aunque sea inconscientemente forma parte de nuestra idea de la música.” Las obras que forman parte de los conciertos en la Villa Villa corresponden a la serie Traces, escrita para instrumentos solistas y electrónica. Los intérpretes serán el violoncellista Martín Devoto, que interpretará Traces 1, la excelente flautista Patricia Da Dalt en Traces VI y el percusionista Angel Frette en Traces IV, para marimba y dispositivo electrónico. También se escuchará Monedas de hierro, la versión para concierto de La rosa profunda, una obra encargada en 1992 por el Ircam para una instalación dedicada a Jorge Luis Borges en el Centro Pompidou de París. Participarán de esta obra, escrita para diez instrumentistas y electrónica, Patricia Da Dalt en flauta, Daniel Kovacich y Amalia del Giudice en clarinetes, Lucrecia Jancsa en arpa, Diego Armengol en fagot, Pablo Laporta y Martín Diez Olea en percusión. En trompeta Ezequiel Méndez, en cello Martín Devoto y en contrabajo Facundo Ordóñez. El ingeniero de sonido será Olivier Pasquet y habrá una puesta en escena de Julio Panno, con ambientación escenográfica de Franco Fassoli.
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