MUSICA › 34 PUñALADAS PRESENTA BOMBAY BUENOS AIRES
El quinteto superó el desafío de grabar un CD compuesto por temas propios. “Pasaron entre 70 y 90 años desde la época en que fueron compuestos los tangos que veníamos interpretando. Estas obras asumen la ciudad actual”, sostiene el cantante Alejandro Guyot.
› Por Carlos Bevilacqua
Es una imagen de tango explícito: un cantor de voz grave entona versos sobre el Buenos Aires marginal en compañía de tres guitarras y un guitarrón. Con 11 años de experiencia en esa huella, el quinteto 34 Puñaladas acaba de dar un paso clave al editar el CD Bombay Buenos Aires, el primero compuesto íntegramente por obras propias. En sintonía con las tres producciones anteriores, vuelven a sumergirse en los agujeros más oscuros del alma a través de una música bien original para letras tan poéticas como agoreras. “Nuestra generación, a la que se le demandan composiciones nuevas, suele caer en un lenguaje acotado. Sentimos que logramos romper ese cerco”, opina Edgardo González, uno de los guitarristas. “Pasaron entre 70 y 90 años desde la época en que fueron compuestos los tangos que veníamos interpretando. Estas obras asumen la ciudad actual”, asegura a su turno Alejandro Guyot, cantante y autor de la mayoría de las letras del disco que será presentado hoy y el sábado próximo, desde las 22, en el Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 764).
En la canción que da nombre a la placa se condensa el concepto central de todo el trabajo, según Guyot: “Describimos una ciudad alegórica que refleja a Buenos Aires pero deformándola, exagerando algunos rasgos. Por otro lado, apostamos a quebrar esa idea absurda de creernos europeos”. lo cual lleva a González a subrayar: “Queremos decir: ¿vos creés que vivís en la París de Latinoamérica?, enterate de que a media cuadra tenés a Bombay”. A su vez, Alejandro define el repertorio como “una especie de recorrida por la ciudad que empieza en el tango ‘Lezama’ (por el parque ubicado entre San Telmo y La Boca) y atraviesa la ciudad, con paradas en diferentes puntos, como ‘Palermo’ y un boliche imaginario con guitarristas más fantasmagóricos que reales”. Se refiere a “Patrones de Calabozo”, dedicado a los dueños del Bar del Chino (Pompeya) y del Boliche de Roberto (Almagro), ámbitos de músicos aficionados de quienes los 34 Puñaladas se declaran tributarios, sin por eso renegar de la formación académica que también portan. El paisaje urbano con más presencia en las pistas es el del Riachuelo, que además de ser mencionado en el primer tema del disco es objeto de un tríptico compuesto por dos piezas instrumentales y una cantada, “Milonga en luto”. Su autor es Juan Lorenzo, otro de los guitarristas del grupo y vecino del Puente Uriburu desde chico. “El Riachuelo es una realidad a la que se le da la espalda”, sintetiza luego de abundar en la miseria circundante, la contaminación industrial y los abusos policiales.
Retomando el imaginario más clásico del tango, la “Milonga del tiro de gracia” arranca con un fragmento recitado del cuento “El Muerto” de Borges y se desarrolla en una letra interpretada por el cantautor brasileño Vitor Ramil. Cuenta Guyot con orgullo: “Es la historia de un compadrito que, luego de matar a un peso pesado en Buenos Aires, huye vía Montevideo hacia Río Grande do Sul. La compusimos como prenda de amistad hacia Vitor, teniendo en cuenta su devoción por Borges y por la milonga, que justamente se toca en toda la región recorrida por el protagonista”.
En cuanto al sentido más elíptico que lineal de las letras, González argumenta: “Es cierto que es un disco difícil a primera escucha pero preferimos usar un lenguaje artístico y exigirle al público, pero no por eso deja de ser música popular”. Así lo ve Guyot: “Un artista debe absorber los estímulos del medio en que vive y resignificarlos para arrojar un producto artístico”. De las sofisticadas elaboraciones participaron también los otros miembros del grupo: Augusto Macri (guitarra) y Lucas Ferrara (guitarrón).
Los ritmos de Bombay Buenos Aires son cambiantes hasta la sorpresa, aunque dentro del tango y la milonga como estilos predominantes. Sólo un vals y un aire folklórico son admitidos como recreos en una atmósfera tensa, como de suspenso. La progresiva reivindicación de la guitarra durante la última década es un asunto que enciende la charla. “Muchos músicos jóvenes nos han comentado que 34 Puñaladas fue uno de los estímulos que los llevó a volcarse al tango con guitarras. Sentimos que fuimos como un punto de partida”, se jacta González, tras lo cual Lorenzo, más específico, señala: “Hemos ayudado a reformular el lenguaje guitarrístico. No tenemos primera, segunda y tercera guitarra sobre una base. Nos vamos turnando en los roles, las melodías van apareciendo por cualquier lado y en lo armónico también escapamos a lo habitual”.
El arte de tapa del CD fue armado en base a pinturas del propio Lorenzo que estarán expuestas en el lugar de los conciertos. Casi tan drástico como en sus trazos, advierte: “Hay que componer, porque si no en diez años el tango se agota”.
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