MUSICA › GALACTIC, ANTES DE SU PRESENTACIóN DE MAñANA EN LA TRASTIENDA
El quinteto mostrará aquí From the corner to the block, notable cruce entre el funk, el rhythm’n’blues y las líricas del hip hop.
› Por Roque Casciero
En cualquier frase que mencione a Galactic no puede faltar una referencia a Nueva Orleáns. Y es lógico, porque allí se conocieron los integrantes del quinteto (aunque sólo el baterista Stanton Moore nació allí), y porque su legado musical de funk infeccioso y bailable es lo que se propusieron trasladar a un lenguaje “moderno”. Algo de eso lograron en su último álbum, From the corner to the block, en el que participaron raperos invitados como Chali 2Na (de Jurassic 5), Juvenille y Ladibug Mecca. La idea de este álbum, el primero de Galactic en ser editado aquí, fue una colaboración real entre la banda y los rimadores: algunos tracks empezaron con una base y la melodía se encontró cuando el rapeo ya estuvo grabado. Nueva Orleáns, otra vez, se coló como musa, porque un libro con fotos de esquinas de la ciudad inspiró a los músicos a pedirles a los invitados que hablaran sobre “corners”. El resultado es un álbum de vibrante fusión entre dos mundos, no tan distintos aunque con características propias, cuyo efecto es inmediato: no se puede dejar de llevar el compás con el pie. Seguramente algo similar sucederá mañana, cuando Galactic desembarque en La Trastienda (con Chali 2Na a cargo del micrófono), en el primero de los conciertos de celebración de los diez años de Tribulaciones.
“Creo que desarrollamos algo propio, aunque no puedo definirlo con exactitud”, dice el tecladista Rich Vogel cuando se le pregunta por el sonido singular de Galactic. “Cuando empezamos, al estar en Nueva Orleáns, la música que escuchábamos en nuestro barrio fue una influencia enorme. Llegué a ver a The Meters en Tipatina’s... Para chicos de 18 años, era como un parque de diversiones (risas).” En la montaña rusa de sensaciones funky se conocieron Vogel, Moore, el guitarrista Jeff Raines, el bajista Robert Mercurio y el saxofonista Ben Ellman. “Nos vimos absorbidos por la música de Nueva Orleáns, por eso cuando empezamos tratábamos de hacer algo a la vieja escuela, funk y R&B auténticos –sigue Vogel–. Con el tiempo nos dimos cuenta de que incorporás todo lo que escuchaste en tu vida y a nosotros nos encanta la música contemporánea, el hip hop. Y nunca íbamos a ser más Meters que los Meters. Entonces, ¿por qué seguir tratando de tocar como ellos?”
–Usted es de Nebraska. ¿Cómo fue su llegada a Nueva Orleáns?
–La primera vez que vine estaba el Jazz Fest, así que escuché música maravillosa de gente a la que nunca había visto. Lo primero que recuerdo es estar en la calle con un amigo más grande que yo, y en un momento me di vuelta y le dije: “Man, este lugar es muy raro”. Pero esa extrañeza me encantó y cuando tuve que decidir dónde estudiar, elegí Nueva Orleáns. Quería disfrutar de la vida y dedicarme a la música: la universidad era la excusa para venir y armar una banda. Enseguida me di cuenta de que era un lugar diferente de cualquier ciudad de EE. UU. que conocía. Ahora que llevo tanto tiempo aquí la conozco muy bien y sé que es un lugar realmente singular. Es hermosa, a veces frustrante, pero única en el mundo, y la amo.
–O sea que es la inspiración permanente de la banda.
–Sí, y amamos el legado musical de esta ciudad. Tratamos de ser parte de la continuidad de su música. Sentimos que alguien tenía que tratar de empujarla en una dirección moderna, es natural para nosotros. En From the corner... hay algo unificador que es mantener las cosas funky y groovy del modo tradicional, en una dirección moderna. Hay un par de tracks que tienen más de Nueva Orleáns porque los raperos son de acá, y los instrumentales, muestran bien en qué dirección vamos: intentar hacer un sonido moderno de Nueva Orleáns. Nuestro próximo disco tendrá más de eso: los invitados serán de acá, desde artistas de hip hop hasta leyendas como Alan Toussiant e Irma Thomas.
–¿Qué les dicen esas leyendas sobre su música?
–Creo que entienden que tratamos las canciones de un modo que no necesariamente es al que ellos están acostumbrados. Ellos permiten ese proceso, pero veremos qué dicen cuando escuchen los tracks terminados (risas).
–Un malentendido que generó la presencia de los raperos en From... es que se diga que es un disco de hip hop.
–Estoy de acuerdo. Metimos a mucha gente del hip hop en nuestro mundo, pero intentamos que se acoplaran a nuestro modo de decir. Es un disco de funk y no me resulta tan diferente: es bastante natural meter rap sobre un groove funky. En Nueva Orleáns esas músicas se mezclan todo el tiempo: uno va a ver a las bandas de brass y empiezan a rapear. Es todo parte de generar una fiesta. Así empezamos a tocar, para mantener viva la fiesta, y eso nunca nos abandonará: hacemos música para hacer mover al resto.
–El disco se postergó porque el estudio quedó inutilizado por el huracán Katrina. ¿Cómo están las cosas ahora en la ciudad? ¿Cambió algo con Obama?
–Es pronto para decirlo, pero tenemos esperanzas de que sea mejor, porque con la administración anterior no hubo mucha ayuda. Se siente muy diferente a 2006 y 2007, ahora se siente otra vez como una ciudad. Y es, sobre todo, por los esfuerzos individuales: la gente está reconstruyendo de a poco. Ahora somos una ciudad más chica, pero sí somos una ciudad.
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