Mar 16.06.2009
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MUSICA › HOMENAJE AL VIOLONCHELISTA Y COMPOSITOR JOSé BRAGATO

El integrador de distancias

En el marco de una gira nacional, el pianista Daniel Goldstein y el Cuarteto de Cuerdas de la Fundación Cultural Patagonia interpretarán esta noche sus piezas de cámara, en un concierto introducido por el mismo Bragato, en diálogo con José Luis Castiñeira de Dios.

› Por Santiago Giordano

Nació en Udine (Italia) en 1915 y llegó a la Argentina a los 13 años. Completó su formación en Buenos Aires y más tarde fue solista de la Filarmónica, de la Estable del Teatro Colón, de la Sinfónica de Porto Alegre. También pasó por la Brighton Jazz de Argentino Galván y Elvino Vardaro, colaboró con Mariano Mores, Aníbal Troilo y Atilio Stampone, entre otras figuras cardinales del tango, y formó parte del Octeto, el Noneto y el último Sexteto de Astor Piazzolla, de quien también fue entrañable amigo y principal arreglador. Como compositor, su obra resume las experiencias del instrumentista y una sensibilidad que con curiosidad indagó la multiplicidad musical que lo circundaba, entre el rigor de la academia y el encanto de lo popular. Más que su visión del tango y el folklore, arraigada y renovadora al mismo tiempo, es esa naturaleza de remolcador de mundos, de integrador de distancias, lo que hace de José Bragato un excelente ejemplo de músico argentino.

Hoy, a las 20, en el auditorio Astor Piazzolla del Conservatorio Superior de Buenos Aires (Sarmiento 3401), la Fundación El Sonido y el Tiempo le rendirá homenaje al violonchelista y compositor. El pianista Daniel Goldstein y el Cuarteto de Cuerdas de la Fundación Cultural Patagonia interpretarán sus obras de cámara, en un concierto introducido por el mismo Bragato, en diálogo con José Luis Castiñeira de Dios. El evento forma parte de una gira nacional que comenzó con dos conciertos en Río Negro, el 3 y 4 de junio, y continuará mañana en el Conservatorio de Música de La Plata, el jueves en la Società Italiana Unione e Stella, de Lomas de Zamora, y el 2 de julio en Olavarría.

En casa de Bragato, el anfitrión conversa animadamente con Goldstein y Castiñeira de Dios. Las anécdotas van desde la vez en que Piazzolla gastó sus últimos centavos en invitarlo con un helado, hasta cuando en Paraguay pasó una noche trascribiendo y arreglando para violoncello y piano una melodía compuesta de oído por el cónsul brasileño para su esposa, que él mismo interpretó en concierto la noche siguiente. En la mesa hay café, y sobre la cómoda contigua ya no caben las placas, estatuillas y otros reconocimientos recibidos a lo largo de una extensa carrera. “Traté de hacer con el folklore algo distinto y la verdad es que me siento satisfecho de lo que logré”, dice Bragato, y enseguida salta la anécdota: “Una vez estaba tocando en Caño 14, le pedí a un bailarín que me marque el ritmo de malambo y ahí descubrí que el de Ginastera –último número del ballet Estancias– no seguía el ‘tacopuntapié-tacopuntapié’ de la rítmica. Entonces decidí escribir un malambo yo mismo, pero con el ritmo correcto”. Siguieron después numerosas obras, como “Graciela y Buenos Aires”, para violoncello y piano –existe también una versión para orquesta de cuerdas–; “Suite criolla”, “Sará Targo”, “Para Gina”, “Puccineando”, “Tango impresionista” y “Divagaciones” para quinteto con piano; “Tres movimientos porteños”, para cuarteto de cuerdas, entre otras obras que la Fundación El Sonido y el Tiempo se está ocupando de proponer en concierto como el primer paso de un ordenamiento de la producción de Bragato. “Esta tarea surge de una cuestión básica: nos gusta la música de Bragato –asegura Goldstein, que además de pianista es el director de la Fundación–. A él se lo conoce sobre todo como arreglador de Piazzolla, pero nos interesa mostrar su faceta de compositor, porque consideramos que su obra es de gran valor. Poder hacer el relevamiento de su música de cámara y que él mismo pueda supervisarlo es para nosotros una gran fortuna.”

Goldstein conduce la charla. Cuenta que conoció la música de Bragato en 1986, cuando con el Cuarteto Assai tocó algunos arreglos sobre músicas de Piazzolla y obras originales. “Daniel desenterró varias obritas mías y le gustaron”, dice Bragato con una sorpresa que indica la medida de su modestia. “Es que desde entonces lo harté con pedidos de obras para distintos tipos de ensamble –retoma el pianista–; para cuarteto, quinteto, a dos pianos, cuatro violoncellos y piano. Así empezamos, y en 2005 fuimos a celebrar los 90 años del maestro en Suiza, donde toqué un programa íntegramente dedicado a sus obras junto a los Chamber Soloists Lucerne.” La idea de Goldstein para con la música de Bragato va más allá de esta serie de conciertos, y quiere prolongarse en un archivo, general y abierto. “Nuestro objetivo es que la fundación sea el referente de un portal en Internet que se va a llamar Músicos.ar, en el que vamos a poner las músicas de Bragato y las de otros compositores argentinos, de manera de crear un archivo al que todos puedan acceder. Queremos que el padrino de esta iniciativa sea el mismo Bragato”, cuenta.

A esta idea se sumó José Luis Castiñeira de Dios, reconocido compositor, que entre otras cosas recientemente estrenó su primera película, Manuel De Falla, músico de dos mundos. “Vamos a filmar estas conversaciones y los conciertos –explica Castiñeira, actualmente a cargo del departamento de Artes Audiovisuales de IUNA– para después darle una forma, un carácter unitario orientado a la figura de Bragato. La idea de hacer con ese material una película es parte de un proyecto más ambicioso que estamos conduciendo con la Fundación El Sonido y el Tiempo: realizar y filmar entrevistas a personalidades del arte argentino.”

La charla continúa, se habla de compositores, estilos e influencias. A la hora de “explicar” la música de Bragato, Castiñeira de Dios no tiene dudas. “Bragato recurre a las formas y sobre todo a la sensibilidad de la música popular argentina –dice–, tanto a la urbana como a la rural. Su lenguaje muestra una evolución que lo lleva mucho más allá de ese nacionalismo inocente y naïf, si se quiere, de comienzos del siglo XX. Como intérprete recorrió la música universal, y la suya es una escritura que apela a una tradición argentina, pero con una visión absolutamente contemporánea.”

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