MUSICA › ATTAQUE 77 LLEGA AL LUNA PARK EN SU PRIMER SHOW GRANDE COMO TRíO
Tras la partida del cantante y guitarrista Ciro Pertusi, Mariano Martínez, Luciano Scaglione y Leo De Cecco cerraron filas y ya tienen un trabajo flamante, Estallar. Sin embargo, su concierto de esta noche será un repaso por toda su carrera.
› Por Luis Paz
Recordará el lector el puente de “Crecer”, corte de difusión de Un día perfecto, de Attaque 77: “No quiero compromisos ni hacerme cargo”. Recordará también el tiempo que ha pasado y sabrá, posiblemente, que cuando el tiempo pasa, algunos se ponen viejos (como Pablo Milanés), otros se ponen tecnos (como Luca Prodan) y otros simplemente cambian su modo de pensar (como Los Beatles reiteran prácticamente en todas las canciones de Help!). Hay quien, ya crecido, afirma que “lo que fue hermoso será horrible después” como Charly, o quien considera que las crisis son necesarias y hasta saludables, como Mariano Martínez, el guitarrista que tras la partida de Ciro Pertusi de Attaque 77 tomó la voz principal, ocupando, también, el papel de productor de Estallar, su reciente trabajo. Más allá de aquel pasaje de “Crecer”, Martínez asegura: “Nos hicimos cargo de la crisis y supimos que teníamos que pasarla, con actitud y con otro tipo de compromiso entre nosotros”. Lo afirma con el tono tranquilo y seguro que suele venir a colación de entender como correcta una decisión. ¿Cuál? La de haber seguido poniéndole gasolina a esa máquina de ritmos que es el ahora trío que completan Luciano Scaglione en bajo y Leo De Cecco en batería. Con esa mansedad alegre, Martínez, Scaglione y De Cecco invitan cordialmente a chequear lo dicho esta noche desde las 21 en el Luna Park. “No es un recital de presentación del disco nuevo porque Estallar tiene unos días en la calle recién”, explica De Cecco. “Pero no habíamos hecho un show grande solos en Capital y si no lo hacíamos, se iba a escapar la oportunidad.” El año les cayó justo, del mismo modo que, mucho tiempo atrás, ellos cayeron justo para el compilado Invasión ’88: en 2009, el Luna Park sopla 77 velitas.
De a poco, los tres se meten de lleno a la charla sobre el show y la reciente producción, que tiene edición especial en CD+DVD. “Para nosotros este disco nuevo ya es viejo de tanto escucharlo. Hasta sentimos la necesidad de hacer algo más nuevo”, comienza Martínez. “Tocarlo en vivo es algo nuevo, aunque no vaya a ser la presentación”, completa Scaglione. Pero hay otro condimento esencial: la llegada de Attaque 77 a Obras. “De por sí, es una ocasión especial, porque nunca tocamos ahí. Entonces, también queremos celebrar la carrera de Attaque y fundamentalmente su buena salud actual”, sigue Luciano. Y Mariano retoma: “Por eso queremos ir un poco más para atrás, ver qué canciones podemos redescubrir, a cuáles se les puede dar una vuelta, cuáles no se tocaron en vivo y cuáles muy poco. Es momento de revisitarnos”.
–¿Están melancólicos?
Mariano Martínez: –No, pero es un año de cambios y de cosas nuevas. Tenemos que mirar hacia atrás para preparar el show porque somos un grupo que suena en 2009 pero que tiene mucho material producido en veinte años. Hay cosas que escribimos a los 18 que dejaron de representarnos y otras que sobreviven.
Luciano Scaglione: –Es como un relanzamiento de Attaque 77 en el que mostramos la actualidad después del alejamiento de un miembro histórico, pero en el que también queremos celebrar que seguimos haciendo música nosotros tres.
–A un año, ¿cómo se reacomodaron a la partida de Ciro?
L. S.: –En el momento nos dieron ganas de seguir como trío y de reformar al grupo desde lo que había, sin agregar a nadie. Fue una buena decisión. Ahora, a nivel interno, estamos con mucha comodidad, contentos de haber hecho un disco diferente en un estudio propio en la casa de Mariano en Córdoba, alejados de lo que pasaba en Buenos Aires y de la gente que quería saber cosas que no daba contar. No hay mucho que decir salvo que el grupo sigue sólido. Ya pasó un año y sentimos que no le tenemos que demostrar nada a nadie. Sólo seguimos adelante.
–Pero en términos compositivos y en la dinámica de la banda, no es lo mismo ser cuatro o tres...
L. S.: –Obviamente, hay una persona que, en lo físico y lo mental, no está. Pero somos muchachos grandes y logramos que quede en el momento. Cuando Ciro se fue, se dijo todo lo que había que decir. Al armar la tapa de Estallar estábamos los que teníamos que estar y no faltaba ni sobraba nadie. Tuvimos la adultez necesaria para hacer el duelo en el momento y eso nos generó más unión y entusiasmo.
M. M.: –Siempre tratamos de renovarnos y expandirnos como músicos. Capaz que ese espíritu generó esta crisis. Pero la partida de Ciro nos arregló. Como estábamos hace un año, no teníamos nada más que hacer.
L. S.: –Attaque 77 ya no era novedoso ni llamativo para nosotros.
–Se ha dicho que toda crisis llega cuando un modelo se agota, ¿no?
Leo De Cecco: –Estamos de acuerdo con eso, como argentinos que somos. Uno va creciendo: en la adolescencia compartís todo más fácil, pensás más parecido, pero después te empiezan a gustar otras cosas. Lo ves en Los Pericos, Bersuit, Arbol, toda gente de nuestra edad a la que le pasó algo similar. Esta remodelación nos nutrió de deseo musical, de hacer cosas nuevas de verdad. Con uno más o uno menos, la esencia es la misma.
–En Estallar regresan a la esencia más filosófica del punk: el hacelo vos mismo, la independencia y la autogestión.
M. M.: –Claro, lo grabamos, mezclamos, vimos qué tapa hacer y lo masterizamos nosotros. Eso está bueno como parte de esta experiencia nueva, en un trabajo absolutamente autogestionado e independiente, sin filtro de técnicos ni estudios fuera de nosotros. Lo bueno es que resolvió uno de los traumas históricos de la banda: nos sacó de la competencia, de ver qué están haciendo los demás, de ver quién hacía el disco más moderno o que sonara más fuerte. Con ese trauma resuelto, trabajamos relajados y salió un disco muy bueno.
L. S.: –También está el minidocumental que registra cómo y dónde se grabó Estallar, un relato de lo que estuvo viviendo la banda este año.
M. M.: –Siempre tuvimos todo muy estructurado y esto fue una explosión creativa. Estuvo buenísimo retratarlo porque tal vez fue único, no sabemos si va a repetirse. Además, en el documental quedaron grabadas las guarangadas y las estupideces que nos mandamos siempre.
–¿Attaque 77 volvió a ser algo divertido para ustedes?
L. S.: –Antes nos pasaba que ensayar era un embole, una obligación para hacer un show correcto, no había disfrute. Y ahora nos cagamos de risa, estamos media hora en la sala sin tocar. Antes nos matábamos.
M. M.: –De las crisis también aprendés lo boludo que eras y cuántas estupideces te volvían loco y te podrían haber matado de los nervios. Aprendimos a disfrutar y ser agradecidos por lo que estamos haciendo en el momento, justo en el momento. Antes nos perdimos mucho disfrute por esa tensión, y ahora que tenemos un poco más de relax y nos chupa un poco un huevo todo, salen cosas mejores y se vibra mejor.
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