Esta noche, mientras Rubén Patagonia, Falta y Resto y La Juntada animen la quinta luna coscoína, Skay Beilinson y elenco iniciarán la contraluna rockera, a unos pocos kilómetros de la tradicional plaza Próspero Molina. En el kilómetro 38 de la ruta 55, en un predio inmenso de verde y sierras –que ya sacó chapa de Woodstock–, el rock tendrá su momento esperado. Para los que siempre ven la mitad vacía del vaso, la confluencia de ambos festivales con tan pocas millas de distancia, será un atolladero de gente, automóviles y ruido. Un caos. Para los que ven la llena, en cambio, la convivencia de generaciones implica a priori una demostración contundente de movilización y popularidad cultural. Habrá que confrontarlo con los hechos consumados. Al momento, lo concreto es que la primera noche de la VI edición del Cosquín Rock, el festival anual más importante del género, presentará sólo cuatro números. Ausente Charly García –¿será por la incompetencia demostrada el año pasado?–, la punta del iceberg estará corporizada en la guitarra ricotera de Skay, ¡un redondo en festivales!, con algunas “rarezas” metarrockeras como vermouth: Xeito Novo, el Club de Tobi y Ricardo Vilca.

Hacia el atardecer, antes del sonido, el eterno Rocambole –el Mono Cohen de la Cofradía– motorizará charlas denominadas Jornadas de Encuentro con las Culturas Alternativas, que trabajarán alrededor de las posibilidades de diseño que existen para todo aquel que encare una producción independiente. Como Flavio Mammini –especialista en “ciencias de la impresión”– comprometieron su presencia también Diego Boris y Cristian Aldana, de El Otro Yo, en carácter de integrantes de la Unión de Músicos Independientes (UMI). “La idea es montar una especie de muestra de culturas alternativas que reaccionan contra los embates de las corporaciones capitalistas globalizadas y que han nacido dentro de la cultura rock, como las producciones de música independiente, la comida orgánica, el ambientalismo y el diseño independiente”, dice el multiartista y también ricotero Cohen, a manera de intro.

La verdadera vorágine festivalera arrancará mañana y el cronograma de bandas y solistas, que se presentarán hasta el domingo –130 en total–, también es material de polémica. Los que ven la mitad vacía del vaso –esta vez dentro del rock– están algo desanimados ante la ausencia de varios pesos pesado del rock argentino: Los Piojos, Bersuit –cantados ambos–, Luis Alberto Spinetta, Divididos, Vicentico y el mismo Charly, aunque alguien deslizó por ahí que sería la sorpresa. Los que la ven llena, en cambio, palpitan de buena gana un jueves con mucho para degustar. O el también coloso de León Gieco –éste sí que no falla nunca–, o Rata Blanca, o La Mancha de Rolando, o Lagunna, banda independiente brasileña que alguna vez teloneó a Deep Purple. En el escenario temático punk-rock –para empezar–, habrá Violadores, 2 Minutos, Cadena Perpetua y Nativo que, según el ex V8 y Rata, Gustavo Rowek, está virando hacia un espíritu más cancionero “sin perder el espíritu pesado”.

Una de las innovaciones respecto del festival precedente es la carpa electro rock, que abrirá también mañana. Ubicada a un costado del predio original –400 metros de largo entre las sierras y la ruta–, prevé números ligados al pop y a la música electrónica “hasta que salga el sol”. Habrá un conglomerado de DJ’s de diversa cuna (Martín Huergo, Justin Robertson, Carlos Shaw, Angel Lindes) con números “fronterizos” (Luchi Camorra, Tandooris y Entre Ríos). Otra novedad es Bahía mansa, nombre del parador oficial ubicado a orillas del lago San Roque –kilómetro 30 de la ruta 55–, apto para practicar deportes acuáticos como wakeboard o sky surf –chino básico para rockers ortodoxos, claro–, voley y fútbol. Hay programados también shows con bandas locales y nacionales, fiestas electrónicas y, en potencia, zaparían algunas de las previstas para el festival. Entre el resto, más allá de las presencias fuertes de viernes y sábado –Las Pelotas, Intoxicados, Catupecu Machu, Babasónicos–, prima un hechohomenaje derivado de otra ausencia, de un hueco enorme: Pappo. “La idea es pasar por todos los temas que más lo identifican a Norberto, los que más le gustaban a él. Lo cual va a ser complicado porque están todos buenos y son muchos. Estamos tratando de elegir la cantidad de temas exactos para no pasarnos con el horario. Sacar un tema es como sacarnos un pedazo de nosotros”, adelanta el guitarrista Alambre González, uno de los promotores, en el sitio web del festival. La jornada del cierre, encuentro de motos mediante, estará signada por una sabia mezcla de afecto, recuerdos y rock and roll. Bolsa González, Yulie Ruth y Luis Robinson –ex integrantes de la banda de Pappo– serán el fondo sonoro de varios grossos del rock argento, identificados de una u otra manera con vida y obra del Carpo: Alejandro Medina, Boff, Pity Alvarez, Juanse, Miguel Botafogo, el organista estadounidense Deacon Jones, Almafuerte y Vitico que, como adelantó en el último número del NO, tocará Suzy cadillac y Sube a mi voiture, porque “lo cortés no quita lo valiente” (¿?).

El epílogo también espera a Ratones Paranoicos, Attaque 77, Jóvenes Pordioseros y Mississippi que, según Ricardo Tapia, adelantará varios temas de su próxima producción: La vuelta y Barrio duro, entre ellos. Y lo que es seguro, tal como viene insistiendo el organizador José Palazzo para justificar la concordancia festivalera, es que a ningún fan de Almafuerte se le ocurrirá esa noche viajar 10 kilómetros para ver a Los Nocheros. Eso está claro, a menos que el fernet en exceso le boicotee la capacidad de discernir.