MUSICA › LITO VITALE ES AHORA PRODUCTOR DEL SELLO PUNTANO CALLE ANGOSTA
El tecladista admite que en su nuevo rol se sorprende diciéndoles a los músicos lo mismo que a él le contestaban en las discográficas. La discográfica que lidera editó los nuevos trabajos de Horacio Lavandera, Aca Seca y Julia Zenko.
› Por Cristian Vitale
Después de tantos años de batallar como artista, a Lito Vitale le llegó la hora de saltar el mostrador: ahora es productor. “Estoy empezando a entender que no todo es como dice el músico”, lanza él, rodeado de guitarras, placas, pergaminos y el enorme piano refugiado en el bunker que el clan Vitale tiene en San Telmo. “El artista pide y pide todo el tiempo, y ahora les estoy diciendo a los músicos lo que me decían las compañías a mí: ‘El sello tiene un montón de artistas y vos pensás solamente en tu proyecto’”. Vitale, equivocado o no, siempre se manda sin editar. Esta vez desde un rol novedoso para él –alguien que nació y se hizo bajo los principios de la autogestión–, el de producir artistas para un sello. El origen fue en San Luis, cuando el tecladista, en pleno concierto, fue convidado por el Programa Música de la provincia para colaborar con el incipiente sello Calle Angosta. En ese momento, la discográfica puntana sólo contaba con estudios de grabación. “Me consultaron sobre qué se podía hacer y lo primero que se me ocurrió fue hablarle a Afo Verde. El tipo, en días, armó un proyecto impresionante”, reseña. En rigor, el experimentado Afo ideó un acuerdo de cinco años entre Sony Music y la provincia. Lito, por su actuación como nexo, fue “premiado” con el métier de productor artístico. “La verdad es que coincidió con un momento en el que deseaba parar de tocar, e incluso estaba empezando a producir algunos eventos para el Bicentenario, y esas cosas. Estaba cansado de tocar”, admite.
–¿Por sobredosis de música o falta de ideas?
–Cansancio, en realidad. Buscaba hacer otra cosa y esto es algo distinto. Tengo dos o tres años de trabajo en algo que me seduce, por fuera de dar recitales.
La edición debut de Calle Angosta consta de siete discos: cuatro compilados que, dadas las coordenadas del acuerdo, Lito pudo desempolvar y elegir del catálogo de Sony (tango, rock, folklore y romántica), y tres estrenos: Ventanas, el maravilloso CD y DVD del trío Aca Seca (con Liliana Herrero, Javier Malosetti, Pedro Aznar y el Mono Fontana entre los invitados); Piano, de Horacio Lavandera; y Pra Elis, un trabajo íntegramente cantado en portugués por Julia Zenko, en honor a Elis Regina. Y ya está en gateras el segundo bloque con las ediciones del concierto fin anual del Estudio Coral de Buenos Aires, dirigido por Carlos López Puccio, junto con la Camerata Bariloche; El reggae me lo cura, de los puntanos Kameleba; un disco de boleros cantado por Juan Carlos Baglietto, con probable producción de Javier Malosetti; y el debut de Power Trío, el grupo de Machi Rufino (ex Invisible y Pappo’s Blues), Christian Judurcha y Lito Epumer. “El criterio musical es amplio pero no tan marketinero. De hecho, una de las ideas centrales es darles lugar a músicos de trayectoria que no tienen contrato con compañías grandes, como Baglietto, Zenko, Emme (hija del productor), Patricia Sosa, Celeste Carballo y un montón más...”, explica Vitale. “También estamos detrás de Los sonidos del nuevo mundo, un disco inédito de Ariel Ramírez y María Elena Walsh, cuyos derechos tiene Patricia Sosa. ¡Estoy escuchando más demos que nunca y consensuando con más músicos que nunca!”, se ríe.
–Dada su larga experiencia, el trato con músicos es un hecho natural. Ahora, ¿es muy distinto cuando se está del otro lado del mostrador?
–Es bien distinto que el que se da de igual a igual. Más conflictivo, digamos. La verdad es que el artista, y me incluyo, está las 24 horas pensando qué le van a dar para que lo conozcan más. Y yo, desde este lado, estoy pensando en todos los artistas que tengo –que por ahora son seis, pero seguro serán más– y no solamente en uno. Estoy empezando a entender las variables y lo que hay que consensuar cuando se asume un cargo así. Igual está bueno y, hasta el momento, no me enemisté con nadie.
–¿Cuál es la mayor hipótesis de conflicto entre los interesados?
–Casi siempre el problema pasa por la difusión: “¿Qué pone la compañía para que todo el mundo sepa que mi disco existe?”. Y eso depende mucho del perfil musical de cada artista. En este caso, el disco de Lavandera es una obra de arte, es genial, pero es bien difícil difundirlo. ¿Cuál es el público que compra eso? Es bien jodido, ¿no?
–No es sólo un problema de exposición, entonces...
–Es que no estoy tan seguro de que si llenás Buenos Aires con afiches de tal disco, ese disco se venda más. Si ponés Aca Seca, por tomar otro ejemplo de los discos del sello, en ShowMatch, creo que nadie entre los millones de personas que ven ese programa lo comprarían... En cambio, por ahí vas a Sin Estribos y el puntito de rating que tiene ese programa lleva más compradores, está mejor dirigido. Lo que pasa es que muchas veces el artista dice “tengo que ir adonde me vea más gente” y la verdad es que ir a un festival que cierra el artista que convoca y no va con tu perfil no implica una buena estrategia: en ese contexto, lo que hacés no le importa a nadie, por más que vos creas que es genial. Todo depende de una cantidad de variables que, como decía, estoy tratando de entender sobre la marcha. Hacer marketing de música alternativa no es fácil, no tiene los mismos elementos que conlleva la música masiva. Es algo coyuntural, lleno de particularidades que los músicos, en general, no ven. Un lío, en conclusión.
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