Mié 17.03.2010
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MUSICA › NITO MESTRE PUBLICó EL EP+DVD FLORES EN NASHVILLE

“No veo nada nuevo en el rock de hoy”

El ex Sui Generis planeó subir a Internet un par de canciones dedicadas a su madre y su esposa, pero el proyecto se convirtió en otro con doble formato físico.

› Por Cristian Vitale

Charly García hoy, según Nito Mestre: “Está bien y en vías de ponerse mejor, más suelto. Es sólo una cuestión de tiempo. No se puede estar estupendo en dos segundos”. Diagnóstico de viejo amigo, palabra calificada, de un Sui Generis sobre el otro. La última que vez que se cruzaron fue durante el recital que el García postratamiento dio el 5 de diciembre en Rosario y Mestre, por entonces embarcado en su nuevo proyecto solista, vio torcer allí un destino de destrucción que parecía marcado. “Vi de cerca lo mal que la pasó Charly en los últimos tiempos”, cuenta. “Me alejaba cuando veía algún desmán, en esas circunstancias intempestivas de quilombos, o de meterse en líos ridículos, como caer en cana porque le tiró una guitarra a un colombiano, esa onda. Era un poco triste la situación, y muy difícil de salir. De alguna manera deseaba que apareciera un impacto en su vida, sin llegar a ser grosero.”

–...

–Sin llegar a que se matara, digo. Pero algo tenía que pasarle para que existiera una voluntad de cambio. El ideal es que no tenga que pasarte algo brusco para cambiar, pero cuando estás metido así, es preferible que la vida te dé un golpeteo brusco para reaccionar y salir para algún lado. Ojo, Charly podría haber salido para el lado de los tomates, pero creo que ha sufrido y aprendido bastante en este tiempo como para tratar de no volver a joderse la vida.

–¿Le sorprendió que la solución viniera por el lado de Palito Ortega?

–En realidad, la solución vino por muchos lados... Ortega es uno de ellos. Sí, él puso la casa, pero otros pusimos el tiempo, la palabra o el afecto. Por supuesto que influyó el hecho de estar resguardado en un buen lugar, pero hubo que lucharla bastante.

No podía aparecer Nito Mestre sin meter bocado sobre quien lo acompañó cuando todo era nada, a principios de los ’70, mucho antes de convertirse en el tumultuoso rockstar que engordó habladurías no siempre musicales. Pero tampoco de Flores en Nashville, el flamante EP+DVD que acaba de salir al mercado, y que también anida en afectos caros a su vida: su madre Tecla –una ucraniana muerta en agosto de 2007– y su mujer. “Al principio iba a sacar un single con ‘Flores en el mar’, dedicado a mi madre, y ‘My Dear’, el que le hice a mi mujer, pero después decidí agregar dos temas y transformarlo en un EP, con una idea conceptual: las cuatro canciones están dedicadas a la mujer.”

–Y grabadas en Nashville, de ahí el título. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar allí?

–Es cierto que un disco podés grabarlo en cualquier lado, pero Nashville es la capital de la música en Estados Unidos y se nota a la legua. La otra excusa era que en “Flores en el mar” haya violín, porque mi viejo, que falleció cuando yo era chico, lo tocaba, y él, que era médico, fue el que me inculcó esto de la música. Como el tema era dedicado a mi vieja, se me ocurrió poner un violín para juntarlos. Y tuve suerte, porque, buscando un violinista de folk, di con el de Dolly Parton, que es como una bestia del country. En el caso de “My Dear”, la idea era poner un pedal steel guitar, un instrumento que acá no toca casi nadie. Junté el violín con el steel guitar en Nashville y la cosa cerró impecable.

–Con su impronta estética, además. Usted nunca se corrió demasiado del aura folkie, desde Sui Generis hasta acá, salvo algunos pasajes con Los Desconocidos de Siempre.

–Y me sigue gustando un montón porque, al contrario del reggaetón y esos géneros que no son canciones, el folk es el lugar donde se nota la canción en bruto. Del folk se puede ir al rock pesado, a lo que venga. Es la raíz de todo.

Mestre grabó su álbum –el retorno luego de casi seis años de silencio discográfico– en marzo de 2009 con la idea original de editar un EP con “rápida subida a Internet”. Pero un buen ofrecimiento del sello Acqua Records le permitió agregar un DVD compuesto por un tendal de clásicos suyos registrados en vivo con la Orquesta Sinfónica de San Juan y coro. “Estaba bueno sacarlo completo, pero estuve mucho tiempo pensando en que se iba a encarecer el producto, y no iba a poder, hasta que la gente del sello me hizo la vida fácil y salió Flores en Nashville. De ninguna manera quería sacar un disco de clásicos sin mostrar algo nuevo”, dice el cantante, que el 12 de agosto festejará en el ND/Ateneo los 30 años de su primer disco solista, 20/10, aparecido después de la disolución de Los Desconocidos de Siempre. “Voy a juntar a todos los músicos que estuvieron en la grabación de ese disco fundamental para mi carrera”, promete.

–Ha mostrado en más de una oportunidad cierto desencanto con el estado del rock en la actualidad. ¿Podría fundamentarlo?

–No veo nada nuevo en lo que estoy escuchando sino más bien algo viejo y retocado. No veo canciones que me lleven a decir “qué lindas”, o una banda como Soda Stereo, por ejemplo.

–Entonces adhiere a la corriente de opinión que marca que el rock de hoy está estancado...

–Sí. O se imita a Los Redondos o se forma una banda de garage, una típica de rock. Igual, no quiero generalizar, porque hay bandas independientes que sí merecen estar en un lugar mejor en términos de difusión. Me gusta mucho una que se llama Austria, de Rosario. Y otra muy buena es Brian Storming. Prefiero escuchar esas bandas a prender la radio y encontrarme con algo parecido a Los Cadillacs o a Callejeros, que es un desastre. O cantantes que quieren cantar como Calamaro y Vicentico.

–¿Presenció el show de Spinetta en Vélez?

–Fue emocionante, grandioso, divino, refrescante. Me encantó oírlo cantar, lo suelto que estaba como para contar que “Mariposa de madera” lo influyó para componer “Muchacha”. Onda “bueno, al fin contás un poco”, ¿no? Me encantó su música y el público. Me hizo acordar mucho a los recitales de los ’70, por el respeto que había hacia el artista, al contrario del quilombo y los gritos tan usuales hoy. Fue un silencio onda “todos uno, disfrutando del día”. Si vas a ver un show de música, lo que querés es escuchar música, no ver gente haciendo quilombo... Creo que ésta es otra de las confusiones que se apoderaron del rock. Y no la voy con eso.

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