MUSICA
Wolfgang Wagner, nieto del compositor Richard Wagner, falleció el domingo a los 90 años en su casa de Bayreuth, dos años después de retirarse y tras más de medio siglo al frente del festival fundado por su abuelo unos 130 años atrás. Con la muerte del último patriarca se pone fin a una era, marcada por el resurgimiento del festival que Winifred Wagner –viuda de Siegfried, hijo de Richard– puso a los pies de Hitler a modo de aparato de propaganda del Tercer Reich y que, tras la Segunda Guerra, Wolfgang y su hermano Wieland reflotaron. El dúo logró convertirlo en la cita más codiciada del año, por la que han desfilado las mejores batutas y voces del mundo. Nacido el 30 de agosto de 1919, Wolfgang Wagner dirigió Bayreuth –primero junto a su hermano, hasta su fallecimiento, en 1966– desde 1951 a agosto de 2008, momento en el que pasó a manos de sus hijas Katherina y Eva. A lo largo de esa etapa pasaron por la “Verde Colina” batutas como las de Pierre Boulez y Daniel Barenboim y dúos mágicos, como el de Plácido Domingo y Waltraud Meier. El viejo patriarca no dudó en fichar talentos enemigos, como el provocador dramaturgo de la Alemania comunista Heiner Müller, quien acudió a Bayreuth en 1994 atraído por el morbo de trabajar “en el nido de viejos nazis”, como lo llamaba. A Wolfgang, cuyas producciones propias siempre fueron tachadas de conservadoras, se debió la apertura del festival a los renovadores del universo wagneriano. Ante su muerte, el mundo de la ópera expresó su respeto. “Intentó contemplar el mundo con los ojos de su abuelo, sin preocuparse de cómo el mundo veía a su abuelo”, manifestó Barenboim. “Con su estilo paternal y familiar, influyó en todos los que trabajamos ahí”, sostuvo la soprano Waltraud Meier.
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