Vie 14.05.2010
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MUSICA › CURSI “CRUZA EL CHARCO” PARA TOCAR ESTA NOCHE EN BUENOS AIRES

Las canciones siempre van a estar

La banda montevideana presentará Ventilar, su quinto disco (y tercero publicado aquí). “Argentinos y uruguayos vibramos con las mismas cosas, tenemos un parentesco muy fuerte”, aseguran el guitarrista Fabián Krut y el bajista Diego Drexler.

› Por Matías Córdoba

“Muchas veces nos han dicho que metemos en las canciones elementos que atentan contra la masividad. Nos lo han dicho productores, público, gente de la discográfica... pero, ¿qué podemos hacer nosotros? Somos así.” El que reflexiona de esta manera a través del teléfono es Diego Drexler, bajista y uno de los cantantes de Cursi, la banda uruguaya que hoy presenta Ventilar, su quinto disco, en Belushi (Honduras 5333, a las 23). “Mi hermano Jorge siempre me lo dice: ‘Es mejor que vayan a verte cincuenta personas por buenas razones que mil por razones equivocadas’. Y tiene razón. La verdad, no sé por qué las canciones terminan así”, asegura. La formación de Cursi se completa con Fabián Krut (cantante, guitarrista, que también charla con Página/12) y Javier Cardellino (baterista). Y lo primero que sorprende de su último disco es la variedad estilística que destilan las canciones a medida que transcurren. Porque de una apagada versión con guitarra acústica pasa a una con congas, programaciones y scratches. En la banda no hay términos medios. En una nueva avalancha celeste (hoy y mañana No Te Va Gustar se presenta en el estadio Malvinas Argentinas), lo de Cursi es una confirmación del buen presente del grupo más cancionero del Uruguay.

–Después de Corazón de hotel y Delivery, Ventilar es el tercer disco de Cursi editado en la Argentina. ¿Tomaron la decisión de hacerse fuertes aquí?

Fabián Krut: –Sí, por el hecho de que siempre tenemos ganas de cruzar el charco y tocar. Cruzamos el Río de la Plata para grabar o mezclar, ya desde nuestro segundo disco que vamos para allá. Y además tenemos un contacto fuerte con los músicos argentinos. Diego y yo escuchamos un montón de música de distintos géneros. De acá, de allá, de todos lados. En mi caso, escucho el rock de los años ’80: Los Abuelos de la Nada, Virus, Charly García, (Luis Alberto) Spinetta... acá, como país chico, absorbemos un montón de los gigantes que tenemos al lado y nos alimentamos de eso. Y después tratamos de digerirlo y ver qué nos sale.

Diego Drexler: –El mercado uruguayo es pequeño. A nosotros se nos plantea desde la discográfica editar el disco en Argentina. También para ampliar el circuito de recitales. Pero esto no les pasa sólo a los uruguayos, le pasa a cualquier artista de Córdoba o Rosario. ¡Buenos Aires está más cerca de Montevideo que de Córdoba!

–En la canción “Volviendo al sur” cantan “en un mundo de inmediatez, una moda que se va”. No es difícil relacionarlo con el crecimiento exponencial de las bandas del Uruguay.

F. K.: –Sí, puede ser. A nosotros nos pasó, porque Cursi es una banda que recorre mucho nuestro país. Nos pasó en el 2004, una época en donde el rock estaba más de moda en Uruguay y tuvimos un pico de popularidad muy grande. Tocamos en un lugar repleto de gente, pero que estaba en otra sintonía. Y nos ocurría lo que dice la canción. Llegamos a plantearnos si la banda podía seguir o no. Nos tocó vivir esto que tiene la música, que son oleadas. Y hay que estar muy bien parado para tocar un día en un lugar lleno y al otro en un boliche vacío. Igualmente, moda o no, las canciones van a perdurar por siempre. Así sean brasileñas, uruguayas, marroquíes o lo que sea, siempre van a estar.

–Actualmente, aquí da la impresión de que se le hace más fácil el crecimiento a un grupo uruguayo que a un grupo argentino. ¿Cómo viven esa supuesta ventaja?

F. K.: –Lo que veo es que La Vela Puerca y No Te Va Gustar abrieron muchas puertas. Sobre todo La Vela Puerca. Pero lo más importante es que los argentinos y los uruguayos vibramos con las mismas cosas, tenemos un parentesco muy fuerte. Y todo influye para que nosotros podamos ir para allá y tener un público, porque en los recitales que vi de La Vela o NTVG en Buenos Aires, el público los hacía sentir argentinos. Y atrás de eso vienen un montón de grupos de murga o de rock o de lo que sea, y seguramente la gente va a recibirlos de la misma manera.

D. D.: –Pasó algo raro en el rock argentino: las bandas grandes se separaron y quedó un lugar que lo tomaron las bandas uruguayas. Y fue justo en un momento de crisis para Uruguay, en el año 2002, en el que muchos grupos empezaron a cantar, a hacerse escuchar y a expulsarse.

–En la canción “Montevideo masajes placenteros”, cantan: “Montevideo te odio y te deseo, ten piedad de mí”. ¿Cómo se hace para vivir permanentemente con la idea de irse del país donde nacieron?

F. K.: –Esa frase es como un homenaje al famoso tema de Jaime Roos “Los Olímpicos”, y es algo que nos pasa a todos los uruguayos, es una contradicción. Montevideo es una ciudad preciosa, pero por el otro lado es una ciudad chica. Tenés limitaciones por la cantidad de gente que tiene. Y al lado está un monstruo como Buenos Aires. La letra resume la idea que tenemos los artistas jóvenes que estamos tocando desde el 2002, cuando todos se iban para cualquier lugar. Siento que a todos nos pasa eso de querer irnos.

D. D.: –La canción tiene historias que no terminan y que no tienen conexión entre sí. Pero son historias reales, de gente que se fue de su país. Tiene que ver con lo que nos pasa a todos los uruguayos con Montevideo; la amamos y la deseamos. Es así, es la ciudad más linda del mundo, pero también puede ser la más fea. Esa canción relata la relación dual que puede tener cualquier persona con el lugar en el que vive.

–Sin embargo, salvo las últimas canciones del álbum, que son de tono melancólico, Ventilar es un disco optimista.

F. K.: –Es una buena apreciación. Realmente ahora me pongo a pensar y es verdad, en todos nuestros discos arrancamos con todo, y después terminamos abajo. Son como una fiesta de casamiento, arrancan bien arriba, con cotillón, y terminan con menos gente y barriendo (risas). No tengo claro por qué hicimos eso, pero es así. Hasta diría que ya es un sello de Cursi.

D. D.: –Además termina con un tema que se llama “Es hora de apagar la luz”, que es una canción de cuna, de Fabián. Y debe haber surgido una noche en que le tocó la guitarra al hijo para que se durmiera. Después sí, “Casa sola”, “Sólo Dios”, son canciones para abajo. Los discos anteriores tenían once o doce temas y siempre nos quedaba la espina de hacer un disco largo. Y con éste lo conseguimos. Esa es la idea desde el título. Ventilar, airear y que eso traiga cosas nuevas.

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