Mié 18.08.2010
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MUSICA › SENANES 3 PRESENTA SUS DOS DISCOS EN CLáSICA Y MODERNA

Música desproporcionada

Gabriel Senanes armó el trío junto a Pablo Marcovsky y Diego Arnal para presentar sus composiciones en vivo, pero surgió la idea de grabar y no querían dejar temas afuera. El resultado: Luz verde y A toda costa, dos álbumes “mellizos, pero diferentes”.

› Por Santiago Giordano

“La idea de la desproporción me encanta, es un signo de lo que hacemos”, dice Gabriel Senanes. Pablo Marcovsky y Diego Arnal asienten y disparan ejemplos. “Grabar y sacar dos discos de un saque, presentarlos en un lugar como Clásica y Moderna, en un ciclo de ocho miércoles, con invitados de lujo”, enumera Arnal. “Ya hicimos videoclips sobre tres temas y venimos filmando todo esto pensando en un documental”, agrega Marcovsky. “Además, no se trata de juntarse un rato antes para ver qué se va a tocar. Acá hay que ensayar mucho, porque las cosas no salen así nomás y eso pone a los invitados más allá del lugar de figuras que nos engalanan con su presencia, los mete de lleno en nuestra música. Para nosotros y para ellos es una desproporción. Eso me gusta mucho”, insiste Senanes. Hablan de Senanes 3, el proyecto que desde hace cinco años llevan adelante y que progresivamente pasó de la “clandestinidad” de algún boliche de Palermo con más que precaria habilitación al ciclo, el disco y los varios etcéteras de una producción con ambiciones. Por el ciclo de los miércoles a las 21.30 en Clásica y Moderna (Callao 892) ya pasaron invitados como Alejandro Lerner, Fernando Suárez Paz, Lucho González, Chango Spasiuk y Liliana Vitale. Para esta noche se anuncia el bandoneonista Pablo Mainetti, y para el miércoles próximo, a Pedro Aznar.

En el centro de estas asimetrías conducentes está la música de Senanes y una manera de tocarla. Una música sobre músicas, interpretada por un trío que más allá del virtuosismo atlético apunta a la expresividad y es capaz de multiplicarse en busca de la versatilidad tímbrica. Arnal es el bajista, pero puede tocar la guitarra o la trompeta, mientras Marcovsky pasa del piano a la melódica o el saxo, por ejemplo. Senanes toca el saxo soprano, pero según la ocasión canta, toca la guitarra, el piano, o dirige la orquesta de cuerdas. “Tenía ganas de tocar y desplegar un cierto tipo de repertorio –explica el compositor–, algo que tuve suspendido durante mucho tiempo por razones varias.” En su currículum, además del ejercicio de la medicina y el periodismo, se enumeran trabajos conjuntos con Martha Argerich, la Camerata Bariloche, Mercedes Sosa, Charly García, Leopoldo Federico, León Gieco, Néstor Marconi, Fernando Suárez Paz, Antonio Tarragó Ros y Paquito D’Rivera –con quien ganó un premio Grammy por el disco Riberas–, entre muchos otros. Su orgullo, dice Senanes, es haber hecho desde carnavales en el Deportivo Español hasta haber asumido la dirección del Teatro Colón entre 2002 y 2004. “Son distintos matices de un mismo andarivel. Hay un punto en el que esas experiencias son equivalentes, tiene que ver con este oficio trashumante del musiquero”, asegura.

Esa diversidad de experiencias se refleja en A toda costa y Luz verde, los discos “mellizos, pero diferentes” recientemente editados por el trío con obras de Senanes. Detrás de títulos de ingenioso buen humor, el compositor pone a prueba un personal concepto de música, en el que más allá de un método visible entran y salen otras músicas. “Ma sí...” –con una orquesta de cuerdas integrada entre otros por Fernando Suárez Paz, Pablo Agri, Mario Fiocca–, “Desempate”, “Calidezcopio” –con el Coro de Niños Ars Nova–, “Listo el pollo” –cuya versión para piano solo fue grabada por Horacio Lavandera–, “Chacabúm”, “En una petite garconiere de Montmartre” –sobre un texto de Enrique Cadícamo–, son algunos de los temas distribuidos en los dos discos.

Elementos del tango, el folklore y otros perfumes más o menos cercanos, procedimientos de la música académica, orejas y sentimientos atentos son algunos de los elementos que confluyen en una mezcla que Senanes precisa como argentanlore. “Es la idea que de alguna manera bautiza este repertorio, que define a una música que no puede sino ser argentina”, explica. “Hay distintos ritmos, distintos matices y seguramente distintos tratamientos y abordajes. Los dos discos son representativos de esas distintas maneras de entender esta música que nos reúne y que tiene que ver con el hecho indefectible de que somos argentinos.” “Algunas cosas son más sofisticadas, otras más directas y ambos discos combinan en dosis igualmente representativas todo eso”, agrega Marcovsky. “Pero además los discos tienen un sesgo distinto uno del otro, que es una manera de mostrar lo que en realidad pasa en nuestros conciertos”, concluye Arnal.

Las diferentes procedencias de los músicos es parte importante de la idea general y en la economía de la música de Senanes la formación de trío no es casual. “Yo vengo del blues y Pablo más del palo del jazz”, detalla Arnal. “En este sentido, la música de Gabriel nos actualiza continuamente, nos pone todo el tiempo al límite como intérpretes, nos obliga a cambiar de lugar, a aprender siempre”, reflexiona Marcovsky. “Por ejemplo, aprendí a tocar la chacarera en cinco antes que la normal en seis”, acota Arnal entre risas. “En realidad, la formación de trío en el que los tres pudiésemos tocar distintos instrumentos es una idea práctica. Pensaba que con el tipo de dificultad que este repertorio plantea, sería difícil sostener en el tiempo un equipo grande de gente. Aquí hay una ambición muy precisa hacia un resultado musical y no es fácil montar un repertorio, ensayarlo a fondo y recién después salir a tocarlo como si fuese sencillo. En este sentido, nuestro modelo organizativo es el quinteto de Piazzolla”, asegura Senanes.

Marcovsky subraya que en un principio el trío no tenía la idea de hacer un disco: “Ensayábamos y tocábamos en vivo. Cuando salió la posibilidad de grabar, nos dimos cuenta de que daba para más de un disco y no queríamos dejar nada afuera”. “Hay cuatro temas con orquesta de cuerdas, incluirlos a todos en un mismo disco podría haber condicionado la variedad sonora que buscábamos, pero dejar dos afuera hubiese sido una lástima”, agrega Senanes. “Nuestro primer disco fueron dos”, bromea Arnal y Senanes concluye: “En realidad, es una excusa para pasar del primero al tercero y zafar del segundo, por eso de que segundas partes nunca fueron buenas”.

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