El soul perdió a su rey: al llegar a Holanda el domingo, donde tenía previsto dar un concierto, falleció el cantante norteamericano Solomon Burke. Tenía 70 años y murió entre las 7.15 y las 7.30, poco tiempo después de haber aterrizado en el aeropuerto de Amsterdam-Schipol. Viajaba desde Los Angeles junto a su manager y su hija e iba a ofrecer un concierto el martes junto a los holandeses De Dijk. El responsable de la organización de los recitales, Willem Venema, dijo que el músico murió por causas naturales. Nacido el 21 de marzo de 1940 en Filadelfia, Burke es el autor de “Everybody needs somebody to love”, tema emblemático del film The Blues Brothers, estrenado en 1980. Es considerado uno de los padrinos del soul junto a Ray Charles y Sam Cooke, ya que en aquella época transgredió las reglas que separaban el gospel del ryhthm & blues. Su primer disco, Christmas present from heaven, vio la luz en 1956, de la mano de la discográfica independiente Appollo. En 1960 firmó con Atlantic Records y grabó, entre 1961 y 1968, 32 singles. Entre sus canciones figuran un buen número de clásicos, como “Cry to me” o “It must be love”. Y claro, “Everybody needs...”, que fue reinterpretado por los Rolling Stones, Wilson Pickett y The Blues Brothers. Tras numerosos éxitos internacionales, como “I have a dream” –homenaje a Martin Luther King—, en 2002 editó Don’t give up on me, disco que le valió un Grammy y para el cual contó con Bob Dylan, Van Morrison, Brian Wilson y Tom Waits. En paralelo con su carrera artística, Burke era predicador. Dos fanáticos de su arte fueron los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes lo invitaron a actuar en el Vaticano en más de una oportunidad. Padre de 21 hijos, Burke tenía 90 nietos y 19 bisnietos. Un legado nutrido, como lo es el musical: 35 álbumes y más de 17 millones de copias de discos vendidos.