MUSICA › ENTREVISTA CON JORGE FANDERMOLE Y CARLOS AGUIRRE
Los dos músicos se juntaron a hacer nuevas versiones de sus respectivos repertorios. Esta noche mostrarán en La Trastienda el resultado de ese trabajo conjunto.
› Por Karina Micheletto
Ambos son compositores que, por distintos lugares, ocupan cierto espacio de culto en la música popular. Pianista virtuoso uno, guitarrista cultor de la canción el otro, Carlos Aguirre y Jorge Fandermole dicen haber encontrado un punto en común más allá de todos los que puede descubrir quien escucha sus obras: cierta “curiosidad” mutua por el trabajo del otro, que los llevó a querer volver definitivamente propias canciones ajenas. Así que Aguirre y Fandermole se juntaron a hacer nuevas versiones de sus respectivos repertorios, de una forma que describen casi como una consecuencia natural. Hoy a las 21, Aguirre y Fandermole estarán En concierto en La Trastienda (Balcarce 460), en un show del que “quizá salga un disco”, porque, según aclaran con una cautela poco común en estos casos, “en el registro del vivo siempre hay mucho de azar”.
“Es exactamente lo contrario a ‘nos juntamos para’. Nos juntamos cuando queremos y podemos, aunque tomemos muy seriamente la preparación de esta juntada”, explican sobre el sentido de esta reunión. Aguirre nació en el pueblo entrerriano de Seguí y se estableció desde joven en Paraná. Fandermole es oriundo de Pueblo Andino, en Santa Fe, y vive en Granadero Baigorria, una localidad pegada a Rosario. Así que hay un primer punto de contacto, que es marca ineludible de la producción de ambos: el río.
Jorge Fandermole comenzó a ser conocido dentro de aquella trova rosarina ligada al rock nacional, en un principio por boca de otros que interpretaban sus canciones, como Era en abril o Canción del pinar, que compuso a los 16 años. Con el tiempo fue ligando sonidos urbanos y folklóricos, con canciones que logran algunas de las metáforas más bellas del cancionero actual (remitirse a Oración del remanso o a sus últimos discos, Navega y Pequeños mundos).
Carlos “el Negro” Aguirre fue, durante mucho tiempo, algo así como un secreto bien guardado entre conocedores, hasta que, de un tiempo a esta parte, su trabajo con Carlos Aguirre Grupo fue revelando la originalidad de su propuesta. Trabajó con gente como Chacho Müller, Hugo Fattoruso o Luis Salinas y creó el sello independiente Shagrada Medra (un nombre que surgió de un sueño del violinista Ramiro Gallo, también participante del proyecto), que lleva grabados 22 discos y rescató a próceres de la música como Aníbal Sampayo y a exquisitos como el guitarrista Eduardo Isaac.
Puestos a definir qué los une, hablan de influencias, estéticas y lenguajes comunes. “Fue bastante natural que termináramos haciendo algo juntos”, asegura Aguirre, tras narrar el derrotero compartido desde mediados de los ’80, cuando se conocieron.
–Pero no se juntarían con cualquiera...
Fandermole: –Obviamente, el punto de unión tiene que ver con la canción. Entre nosotros hay diferencias, por ejemplo, en la formación técnica. Entonces es la canción la que nos nuclea, además, claro, de una estética relacionada con el litoral y con influencias comunes.
–También hay una postura común en su forma de trabajo independiente.
Aguirre: –Una postura que se fue aclarando con el tiempo. Surgió en un momento como una forma de responder a una necesidad personal: no tener dónde grabar. Al cabo de un tiempo se fortalecieron algunas ideas y cayeron otras. Con un proyecto como Shagrada Medra, por ejemplo, hay muchas cosas que hoy no haría. ¡Hay que estar un poquito de la cabeza para encarar cosas así!
F.: –Tenemos en común la forma de producción independiente y el riesgo puesto en lo que hacemos. Sin embargo, el primer vínculo no es la producción, sino la estética: cómo genera la idea el otro, cómo la desarrolla melódicamente, por qué usa ese lenguaje, qué influencias recibe.
–Cuando dos solistas se juntan deben tener que negociar, como en toda pareja. ¿Qué negociaron ustedes?
F.: –Más que negociar, buscamos puntos en contacto del lenguaje. Cantar a dúo es algo que los dos aprendimos desde chicos; yo, mientras me enseñaban guitarra; el Negro, porque viene de una familia de músicos y melómanos. Además, dentro de la música popular el ejercicio de arreglar en grupo es bastante frecuente. Nadie escribe los arreglos de bajo o de percusión, por ejemplo.
A.: –Me ha pasado que escucho una canción de Fander e imagino enseguida qué melodías o cosas le pondría. Es como cuando uno escucha discos que le gustan mucho y se transforman durante un tiempo en la música oficial de la casa: se los va aprendiendo sin darse cuenta, los va haciendo propios. En este dúo, llega el momento de hacer el tema del otro y ya hay una visión del tema, porque te lo fuiste aprendiendo a tu manera.
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