MUSICA › HéCTOR VILCHE PRESENTA UNIDAD 9, SU úLTIMA OBRA
El fundador de la banda Viejos, Sucios y Feos le puso música a la miniserie filmada por Carlos Martínez para la TV. Allí da cuenta de los padecimientos y la lucha de los presos políticos de la Unidad 9 de La Plata, centro clandestino de detención durante la dictadura.
› Por Cristian Vitale
La Unidad 9 de La Plata fue, en los períodos más oscuros de la última dictadura, un bastión de muerte. Ahí tampoco estuvo Dios. Estuvieron la tortura, la violación, la privación ilegítima de la libertad, el exterminio, el robo y la desaparición. Estuvieron también Carlos Martínez y Héctor Vilche, entre los más de 1500 presos comprobados que figuran en los legajos, hallados hace poco dentro del centro clandestino de detención. Fueron sobrevivientes de los pabellones que la arbitrariedad castrense del momento consideraba irrecuperables: el 1 y el 2; Montoneros y PRT-ERP. A uno, Martínez, le dio por evocar el momento a través de una serie de 13 capítulos –para formato televisivo– que anda por los finales de su filmación y fue declarada de interés provincial y legislativo por la Cámara de Diputados de la provincia; y al otro, Vilche, se le ocurrió ponerle música a la patriada, acompañado por su banda, Viejos, Sucios y Feos. “Lo más loco es que hay uno que hace de Flecha, o sea, de mí”, se ríe Vilche, doblándole la mueca del dolor al tiempo. El actor que hará de Flecha es Guido Massri y ambos tuvieron varias charlas en las que el real le pasó data certera al ficticio. “Lógico, él quería saber cómo era el Flecha verdadero...”
–¿Y cómo “era”?
–Alegre. Vivía jodiendo y haciendo chistes. Me siguen recordando como un gran rompepelotas, igual que hoy. Mis tres pasiones siguen siendo la música, la militancia y Racing.
Vilche fue secuestrado a fines de 1974, a casi un año de haber fundado junto a cincuenta compañeros la Juventud Guevarista, un órgano “semiclandestino” del PRT. Tenía 18 años y una máxima: “La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad”, del filósofo alemán Hermann Kesten. “Me capturó un comando y estuve 15 días secuestrado. Me hicieron de todo hasta que me blanquearon, por eso no desaparecí. Me largaron con libertad vigilada a mediados de 1980”, evoca. La sombra de la celda no nubló su pasión musical. Con el tiempo, este rocker amigo de Moris y Skay fundó la banda (Viejos, Sucios y Feos) y la puso, completa, a disposición de la defensa de los derechos humanos. Primero mediante una ópera rock totalmente compuesta por él y basada en la dictadura militar –La era de las cavernas–, que estrenó en julio de 2008 en La Plata; luego a través de la cantata Pájaros Rojos, en la que Vilche musicalizó poemas de la escritora desaparecida Graciela Pernas Martino; y ahora con la banda de sonido de Unidad 9, que mostrará, junto a 16 músicos, mañana en el Teatro Coliseo Podestá (10 y 46). “Vamos a tocar 13 temas, porque a cada capítulo de la obra le corresponde un tema musical”, informa.
Entre ellos, dos de los que Vilche compuso para su ópera rock (“Resistir es vencer” y “Madres”) y otros puntualmente ideados para la serie: “Solitario”, una pieza melancólica, que intenta pasar a notas musicales la soledad del preso en la celda; “Nada entre la nada”, un blues que habla de los asesinatos; el “piazzolliano” e instrumental “Unidad 9” y “Final”, entre ellos. “Este es el que cierra la obra y también es instrumental, muy floydiano. Tiene violoncello, violín, teclado, saxo, tres guitarras, batería, bajo, flauta traversa y dos sopranos. Es un tema que va in crescendo y termina a toda orquesta. Como todos los temas, lo compuse recordando lo que pasó, porque esto es realidad pura, sin situaciones ficcionadas. Se me fueron ocurriendo mientras leía el guión y terminé todo en dos meses. Como hice la ópera rock y después escribí la cantata, ya tengo algunos laureles, ¿no?”, dice el músico.
Las coordenadas que Vilche tomó para convertir hechos en música son las mismas que guiaron a su compañero Martínez en la construcción del relato: los padecimientos, la resistencia y la lucha de los presos políticos, ambos con el plus de haberlo vivido en carne y alma. Unidad 9, incluso, se filmó en ese mismo lugar (que hoy funciona como cárcel para presos comunes) y es razón entendible para la negación de Vilche: “La verdad es que no quiero ir más a las filmaciones. Fui solo a ver el clima, a conocer al que hace de mí para hablar con él, a llevar a mi hija, que me quería ver de joven –sonríe–, y a la escena del final donde estamos todos los sobrevivientes, pero nada más. Honestamente, hay escenas que me hacen daño... yo vi eso, y es muy duro. Ver cómo secuestran a una familia, y a un pibe que podía tener mi edad, y lo tiran en el baúl de un Falcon es revivir lo que me pasó a mí”.
–Se activan todos los sentidos...
–Claro, yo lo cuento, “me pasó esto, me pasó lo otro”, bueno, pero otra cosa es volver a verlo. Por eso admiro la entereza de Carlos, que se tiene que bancar los trece capítulos.
El director también filmó el juicio en que el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a prisión perpetua al ex jefe de la U9, Alberto Dupuy, y a otros agentes penitenciarios por torturas y homicidios, y la escena también se podrá ver cuando la miniserie con destino de largometraje se proyecte en la pantalla chica.
Vilche ya tiene entre sus planes componer otra ópera basada en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas. “La voy a estrenar en 2012, el año para el que ellos marcaron cambios importantes en el universo, y en el 2013 pienso hacer Pájaros Rojos II”, prevé.
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