MUSICA › EL CHOQUE URBANO ACTUA HOY EN ND ATENEO
› Por Karina Micheletto
Música que sale de palos, plásticos o pelotas, en forma de chacarera, tango, candombe o reggae. Danza, movimiento y un ritmo que contagia. Desde hace cuatro años, El Choque Urbano experimenta con la fusión de música y teatro, con diez actores, músicos y bailarines –todo junto– en escena. Hoy a las 23 el grupo se presentará en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918) con Fabricando sonidos, un espectáculo que vienen perfeccionando desde hace más de tres años.
Si otros grupos como Mayumana o los precursores Stomp mostraron más de una vez lo suyo en la Argentina, el director musical del grupo, Santiago Ablin, marca la diferencia en el componente teatral de este espectáculo, que busca narrar una historia más que presentar una sucesión de sketches. “Stomp y Mayumana se basan en escenas con nexos, unidas por un apagón, un gag de clown o una demostración de tap o capoeira de una persona. En nuestro caso, hay un marco espacial, que es la fábrica, y una historia: en cada número sucede algo que está relacionado con lo siguiente”, explica Ablin.
Fabricando sonidos transcurre en una fábrica cruzada por el ritmo que sale de distintos elementos: tachitos o tachos de 200 litros, palos, tubos de PVC, pelotas, sartenes, ollas, y también el cuerpo, la boca, la voz o el zapateo. Aunque hay humor, el núcleo es dramático: cierto capataz ostenta el poder indiscutido, hasta que uno de los operarios estudia la manera de convertirse en un ser superpoderoso, y pasa a ser “El hombre de lata”. Como una suerte de Rebelión en la granja fabril, la llegada de este hombre latoso al poder no será exactamente liberadora.
–¿Qué es lo más raro que hicieron sonar hasta ahora?
–No sé si hay elementos más raros que otros, porque la base de El Choque es la resignificación de los objetos de la vida cotidiana: queremos mostrar que se puede hacer música casi con cualquier cosa. El sonido más curioso y lindo que logramos es el de los tubos de PVC, que cortándolos con un serrucho en distintas medidas generan diferentes notas. Con esos sonidos, en Fabricando sonidos hacemos un fragmento de Libertango. También es curioso lo diferente que suenan dos elementos que a primera vista parecen iguales, los tachos, por ejemplo. Para el show tenemos dos tachos que son muy preciados, porque suenan justo como queremos, y sabemos que no los vamos a poder volver a encontrar.
–¿Y cuando salen de gira van con los tachos a cuestas?
–Por supuesto. Cuando fuimos a Brasil, como era muy caro llevar toda la escenografía tuvimos que reconstruirla allá. Y cuando empezamos a tocar... ¡los temas sonaban distintos! Eso fue rarísimo.
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