Las coyunturas, los tiempos y las urgencias del Senado postergaron otra vez el tratamiento de la Ley Nacional de la Música, pero no quebraron la voluntad emprendedora de sus motores: los músicos. Con el mismo fin –mantener en agenda caliente el tratamiento de esa ley nodal–, una organización co-gestionada por la Unión de Músicos Independientes (UMI), el sello discográfico Mucha Madera y la escuela de arte del EcuNHi dio como resultado la feria de producciones independientes que se desarrollará entre el viernes y el domingo próximos en el ex predio de la ESMA. “La feria intenta generar un evento que permita difundir, exhibir y vender las diferentes producciones que se hacen en los colectivos de libros, discos e instrumentos musicales. Es como el embrión de una gran feria que pretendemos generar a futuro”, principia Diego Boris, un activista clave para los intereses de los músicos. La exposición, con entrada libre y gratuita, se poblará de stands que, con epicentro en producciones musicales, contemplará también la exhibición de libros, material audiovisual y diseño gráfico hechos a mano independiente. También habrá charlas debate acerca del estado actual de la Ley de Música y la ley de medios.

La movida tendrá además ribetes de festejo, ya que dos de los colectivos que la organizan (la UMI y Mucha Madera) cumplen diez años de trabajo. Una, originada bajo el firme interés no sólo de “avivar” a los músicos independientes sobre los entramados legales que subyacen a la actividad (sus derechos, claro), sino de juntarse para obtener beneficios en el complejo mundo editorial. Y otra que, nacida como producción radial independiente, derivó en un sello chico pero encarador, que logró sacar del anonimato varios discos y músicos que habían quedado relegados por la maquinaria industrial. “Esta feria tiene que ver con un testimonio de lo que pensamos. Ya no somos nenes y queremos apostar a esto que, después de lo que conocimos en los ’70, es lo más sano que les pudo haber pasado a los músicos. El camino es difícil, pero ahora cada uno es dueño de sus discos, y eso no le pasó a la mayoría de los grandes músicos del pasado. Sabemos que a ellos les pesa su historia y admiran a la UMI”, dice Patricia, fundadora de Mucha Madera, el sello que expondrá discos del blusero Jorge Senno, el ex bajista de Sui Generis Alejandro Correa y algunas gemitas de antaño como el sinfónico Baraj-Barrueco, editado en 1975. “Lo interesante de todo esto es la figura, ¿no? La figura de cómo se pudo lograr otra forma de hacer lo artístico como colectivo social”, sigue ella.

La feria contará también con stands de Ciclo 3 –el histórico sello del clan Vitale–, Melopea, Oíd Mortales y Mu, entre otros, y habrá charlas como la que propondrá Rocambole sobre la relación entre arte gráfico y música. “La idea es empezar a producir colectivamente un espacio que pueda reflejar la producción independiente, que hoy está un poco atomizada. Es juntarnos y ver cómo se transforma el ejercicio de la libertad artística y sus espacios propios de difusión”, comenta Juan Vázquez, cantante y guitarrista del grupo Somos Jardín, e integrante de UMIred, uno de los grupos de trabajo que funciona dentro de la UMI, y le devuelve la posta a Boris: “Todavía sigue intacto nuestro envión transformador, porque la UMI no tiene ninguna dificultad en jugar el prestigio o los pocos recursos que tiene por las causas justas, como el artículo 65 de la ley de medios, que insta a la difusión por los medios de música nacional, el 50 por ciento de ella independiente, y que define lo independiente cuando el músico es dueño de los derechos de comercialización de sus fonogramas. Es la primera norma en el mundo que protege los anticuerpos culturales y la Ley de la Música, que va a salir, va a reforzar esta tendencia”.