Lorena Astudillo tiró la primera piedra. “Los músicos estamos muy solos”, dice que dijo. La siguió Claudia Levy y las dos se imaginaron como brujas del canto y la poesía. Se imaginaron, como tales, en un círculo ancestral. Un Círculo de Brujas, en un ida y vuelta de pesares y alegrías femeninas. Se sumó Cecilia Gauna, y Dorita Chávez y Paola Gamberale completaron el redondel con olor a rímel. Las cinco tienen en común, más allá del sexo, que componen sus propias canciones. Y las cinco, además, comparten la escéptica visión de Astudillo. “Totalmente –apoya Levy–. Los músicos estamos muy acostumbrados a andar solos frente a monstruos y dispositivos que son imposibles de combatir. Estamos en un momento en el que hay que abrir, generar y compartir.” Bajo la idea de juntarse para contrarrestar la soledad, este aquelarre de cinco revelará sus misterios hoy, a las 22, en el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 330). “Se trata de una locura compartida”, se ríe Chávez.

El quinteto resultó tan diverso y espontáneo como el repertorio que presentará cada quien. Astudillo, tal vez empujada por la impronta de Solo los dos, el buen disco que acaba de sacar y tocar con Daniel Maza, promete un aura rioplatense. Al menos más que sus antecesores, Lorena canta al Cuchi, “Ojos de agua” y “Tras una ausencia”. Más cerca de la Chávez, “una romántica empedernida que le canta al amor en todos sus aspectos” –según se define–, que de las canciones de Gamberale, casi una spinetteana empedernida. “Para mí, la batea de canción debería estar en las disquerías”, exige la guitarrista, en cuyo segundo disco, Hado, sólo hay una canción ajena: “Vida siempre”, de Jade. “Me mata Spinetta, pero lo que más me provoca para escribir es la naturaleza, y nosotros dentro de ella, la unidad del todo y cada partecita”, se presenta. La cuarta bruja (Levy) también propondrá un vuelco estético (del tango reo e irónico a la zamba dulce) “aunque los tangueros se me enojen”, ironiza; y Gauna habla de regalar alguna canción de Aliento, su último disco, y presentar un par de inéditas.

–Parecen provenir de aquelarres distintos...

Lorena Astudillo: –(Se ríe.) Es que el convite pasa por hacer música propia, sin discriminar géneros. Es algo así como cinco mujeres contando un cuento, la historia de sus canciones. De hecho, el recital no está basado en presentaciones solistas, sino que todas intervenimos en los temas de las demás, haciendo lo que sea.

Claudia Levy: –Eso además de reírnos, todas juntitas, de esos saberes que tenemos las mujeres, ese poder de la percepción, del sexto sentido que nos convierte en brujas para ciertos hombres (risas)... Vemos este encuentro como algo sanador.