Jue 08.12.2011
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MUSICA › LA EXPERIENCIA DE LA ORQUESTA DE CUERDAS ELVINO VARDARO

“Que el tango sea una música viva”

Compuesta por una veintena de cuerdistas procedentes de diversas agrupaciones, funciona como homenaje colectivo al gran violinista. “Queremos que el tango pierda los estigmas y se empiece a escuchar otra vez en la calle”, dice Lucas Furno.

› Por Cristian Vitale

Lucas Furno toca el violín y acaba de llegar de Angola. Fue por trabajo. Dice que allí los contrató un general socialista multimillonario (¿?) para tocar en una lujosa cadena de hoteles y, ante uno de los conciertos que se demoraba, les dijo: “No me gusta esperar. Yo los amo, pero los puedo matar... soy el general”. “La situación fue entre heavy y grotesca, pero bueno... es laburo”, completa él –y ríe– como para entrar aliviado, casi por el absurdo, en otra lógica tanguera: la suya. La del tango a pulmón, dicho en síntesis, que la viene batallando frente a una dura realidad: las piedras en el camino que pone el Gobierno de la Ciudad con la excusa de las “habilitaciones”, la escasez de espacios para tocar y de medios para difundir estas nuevas músicas con un pie en la historia y otro en el mañana; y, como antídoto, las estrategias para contrarrestarlo. “La verdad es que todos tenemos laburo y nos la pasamos viajando, pero eso no nos gusta. O nos gusta menos que hacer algo para que el tango sea una música viva acá, pierda los estigmas que arrastra, y se empiece a escuchar otra vez en la calle”, se planta el hombre del violín.

El “todos” incluye –por tomar una parte– a la fusión entre dos organizaciones de tango independiente (Con-Ciertos Atorrantes y TangoContempo) que dio como resultado, entre otras movidas, la creación de la Orquesta de Cuerdas Elvino Vardaro, compuesta por una veintena de cuerdistas procedentes de diversas agrupaciones. Se trata de un homenaje colectivo al gran violinista nutrido de varios propósitos. Furno habla de recuperar esa sonoridad “pura”, esa versatilidad que hizo de Vardaro la cuerda precisa para que navegaran seguras las músicas de Pacho Maglio, Piazzolla, Pugliese, Troilo y Pedro Maffia, durante un pedazo importante de la historia del género. Daniel Ruggiero, hijo del Tano Osvaldo y también invitado a la nota, destaca que “la idea es mezclarse... bajar las pretensiones elitistas de muchos músicos, pero también subirle el nivel a lo popular”, remarca. Y Marcela Vigide, violinista de la orquesta, de recuperación cultural. “Estamos en un momento festivo para el tango, y lo interesante de la idea de Lucas (creador de la orquesta) fue tomar un músico que arrastra lo más genuino del género, y trasladarlo a esta época para que nosotros, los jóvenes, sumemos otro referente.”

La Vardaro ya ofreció su plafón sonoro para que se desplieguen sobre él las propuestas de Víctor Lavallén, el Quinteto Viceversa, Quasimodo Trío y Diego Schissi, y hoy se presentará junto a Ramiro Boero y Pepo Ogivieki en el Teatro Sha (Sarmiento 2255). “Tomar la figura de Vardaro es reinstalar en el imaginario tanguero de hoy a un tipo que atravesó casi toda la historia del tango, y lo hizo con el valor artístico al frente... llegó a tener un sexteto con Pugliese con el que no pudieron grabar nada porque se lo consideraba poco comercial, y se la bancó. A un intuitivo que pasó por las orquestas de Roberto Firpo, Francisco Canaro, Osvaldo Fresedo y Carlos Di Sarli, y formó ese quinteto genial con Piazzolla. Sin embargo, no es un personaje de lo más famoso... se habla más de Francini que de él y, también en este sentido nos pareció importante revalorizar su legado y unir, bajo ese fin, agrupaciones y músicos dispersos”, precisa Furno.

–¿Por qué hablan de ciertos “cuerdistas” como músicos de elite?

Lucas Furno: –Los cuerdistas en general tienen un ego gigante, porque los profesores les enseñan así. Yo vengo del rock, pasé por la cumbia, tocaba en Canal 2. ¡Qué me van a hablar giladas!... Lo lindo del tango es el barrio. Aunque es cierto que la orquesta de cuerdas te lleva a un ámbito donde las experiencias bajan como elitistas para la gente común, el músico tiene que bajar el ego y ser mitad músico y mitad político. Tiene que aspirar a la construcción colectiva, horizontal. Por eso, cuando surgió la idea, la cosa fue fomentar nuevas composiciones para este formato desde lo más popular posible y recuperar la sonoridad de la cuerda en el tango desde ese lugar, una sonoridad que se lavó y se perdió, que se olvidó. Hablo de Di Sarli, de Pugliese, de ese Suárez Paz que tenía 25 años y la rompía con Baffa y Berlingheri.

Daniel Ruggiero: –Es un desafío neuronal ir ahí. Yo compongo para la orquesta y el estímulo es poderoso.

–La Orquesta ronda los veinte músicos y se intuye que resulta complicado exponerla más seguido en público. ¿Lo padecen?

D. R.: –Dio en el ojo del huracán (risas). La dificultad que tenemos hoy con el tema Macri y su gobierno es grande por el tema habilitaciones. No hay espacios para tocar, no hay lugares habilitados y, bajo este contexto, el proyecto de movilizar una orquesta cooperativa se pone denso.

L. F.: –Hasta tocar en trío se pone denso (risas). O en la calle. La otra vez, con el Festival de Almagro presentamos todos los papeles para cortar la calle y después nos enteramos de que no dan permisos... está prohibido cortar la calle, porque no hay una legislación para eso. Tuvimos una cuestión con la policía. En el festival de La Boca pasó algo parecido: tenían prevista una milonga al aire libre en Pedro de Mendoza y Almirante Brown, y un día antes se la pasaron al museo de Boca. Es complicado.

–Pero los festivales se arman y crecen. Este año fue clave...

L. F.: –Porque hay cosas que alientan. Yo creo que es un momento muy importante para el tango. La decadencia de las discográficas y la crisis en el Primer Mundo están provocando, igual que en épocas pasadas, un agujero que favorece nuestra independencia cultural... empezás a mirar por ahí y ves que no están bajando línea, que Pergolini está más tranquilo ahora (risas). Hay que mirar a Pugliese, que es el camino, o a Piazzolla y su revolución musical. Y hay que sacarle el estigma de “facho” al tango, porque hay mucha gente, incluso la generación que nos gobierna, que no lo ve como algo copado. En parte puede ser, pero nosotros somos un montón de músicos diciendo otra cosa.

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