MUSICA › LA AGRUPACION CAFUNDO PARTICIPARA DEL CARNAVAL DE BAHIA
A partir de la amistad con uno de los fundadores de Olodum, el combo argentino de samba-reggae fue invitado para intervenir en la gran fiesta del género en Brasil. “Tenemos mucha incertidumbre, sobre todo por cómo nos van a recibir”, sostienen sus integrantes.
› Por Cristian Vitale
Cafundó, combo madre del samba-reggae en Argentina, trabó relación con Pacote do Pelo, uno de los fundadores de Olodum, lo que derivó en un logro inesperado: participar a su batucada del Carnaval más grande do mundo y ser la primera “ciento por ciento argentina” en hacerlo. “Dos días antes de subir vamos a estar temblando como locos... tocar en ese Carnaval es como, no sé, ir a jugar el mundial de Francia”, arranca Ezequiel Szusterman, uno de los tres directores de la agrupación. El día “D” será el lunes 20 de febrero a la tardecita en el circuito Batatinha, del barrio de Pelourinho, donde, dicen los que saben, la fiesta se pone más caliente que en cualquier otro lugar. “No sé si estamos cagados, pero sí con mucha incertidumbre, sobre todo por cómo nos van a recibir... vamos con algo muy folklórico, muy de ahí, ellos son negros, nosotros blancos, en fin, es un enigma. Todavía no caemos”, plantea Matías Levi, ejecutante de repique, igual que Ezequiel Szusterman.
–¿El samba-reggae de Cafundó es copia fiel o aportan variantes?
Ezequiel Szusterman: –Desde que arrancamos, el fin fue tocar ese estilo, pero también buscar un espacio percusivo donde por un lado se respete el folklore afrobahiano y por otro la mente se abra a otras expresiones como la rumba, el candombe, el maracatu... en fin, eso y el lenguaje de señas, porque las nuestras no son iguales a las de los bahianos puros. El baile tampoco es un detalle menor. En el samba-reggae es tan importante como el batuque, van muy de la mano y no podés tocar el género parado o sentado en una silla. No va. De hecho, el samba-reggae toma muchos elementos del candomblé, de la danza de los Orixás, tiene mucho de eso y lo nuestro, nuestros pasos, son algo más de acá, porque el grupo es más versátil: hay tipos que son rumberos, otros hacemos pasitos onda Volcán (risas) y no sé cómo va a pegar eso.
Ramiro Daveggio toca el surdo y se incorpora a la charla cuando escucha hablar del maracatu. Es, explica, otra expresión popular del nordeste de Brasil (Pernambuco) que se conoce poco en Buenos Aires dada, precisamente, la lejanía. “El espíritu de Cafundó pasa precisamente por rescatar géneros que se conocen poco aquí. Poder decir ‘nos comprometemos con este género, lo militamos, lo pesquisamos y lo respetamos, a ver qué sale’”. Cafundó, palabra afro cuyo significado va desde “fin del mundo” hasta el nombre de una lengua que habla una tribu de las afueras de San Pablo, nació inspirado en los blocos folklóricos de San Salvador y de a poco se fue mostrando en diferentes vidrieras porteñas: el Festival de Bossa Nova en Buenos Aires, el Bizarren Music Party, La Trastienda, las fiestas Cafundó, un enroque con sus primos de ritmo y geografía (La Bomba de Tiempo) en el Centro Cultural Konex y fechas especialísimas junto a Pacote do Pelo. “Lo invitamos a tocar con nosotros, y a dar unas clínicas que fueron una sensación. Estar con Pacote se puede comparar, salvando las distancias y lo que representa cada género, con conocer a Ringo Starr: no es el que inventó el género, pero fue uno de los que formó parte del grupo que lo inventó. Es uno de los tres que quedan entre los que arrancaron Olodum en el ’80”, reseña Szusterman.
–¿Cómo lo conoció?
E. S.: –Un argentino, vecino de él, me lo presentó y pegué onda al toque. Enseguida, Pacote me invitó a ensayar con el grupo que dirige hoy (Tambores y Cores), y así nació la relación. Cuando lo trajimos acá, le encantó que hubiera una movida de músicos como nosotros tratando de vivir de la música tocando este estilo y, sobre todo, respetándolo.
Ramiro Daveggio: –Sobre todo una línea que es la de él, porque también sucede que en el samba-reggae hay distintas corrientes, es como con el candombe en Uruguay: no es lo mismo cuareim que ansina ¿no?, y entonces para el loco venir acá y ver que hay una movida seria provocó que se fortaleciera el vínculo: por él entramos al Carnaval, él nos va a prestar los tambores para tocar en las calles antes de subir a escena y él dirá qué estará pasando con la gente cuando nos vea.
–Atento a las experiencias porteñas que tuvieron desde que se afianzó el grupo, ¿cómo pega la tradición afrobrasileña en la ciudad del tango y el rock and roll?
E. S.: –Hace unos años, la percusión en general, sin irnos a un estilo en particular, atravesó una especie de boom, sobre todo desde que las bandas de rock empezaron a mirar a los tambores, tipo, no sé, la Bersuit o Los Piojos... esto aportó, abrió caminos en un lugar que sí, en esencia es de tango y de rock.
–Hay un antecedente más lejos en el tiempo, que es Raíces, la banda del Beto Satragni, pero el foco, tanto como en los grupos que ustedes mencionan, estaba puesto en una impronta más rioplatense que afrobrasileña. ¿Hay lazos igual?
R. D.: –Totalmente, sí, pero después se fue ampliando: la percusión fue ganando terreno con la confluencia de géneros. Bandas de fusión como La Vela Puerca o No te Va Gustar e incluso no tanto como El Bordo, tienen temas con algún grupo de batuque. En los festivales se ve: actúan bandas de varios géneros y la gente ya no se enoja. Ya no tira cosas ni putea y esto es un gran paso.
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