MUSICA › EL DúO WAGNER–TAJáN PRESENTA PIEDRA LUNAR EN CAFé VINILO
El concierto de esta dupla, que también es pareja “en la vida real”, será también un homenaje al Chango Farías Gómez. “Somos una generación que ha intentado vincular el estudio con un género que se pensaba sólo ligado a lo intuitivo, lo espontáneo”, dicen.
› Por Karina Micheletto
Con tanto de perfil bajo como de potencia en su propuesta, el dúo Wagner–Taján viene abriéndose paso en el panorama actual de la música argentina. Su segundo disco, Piedra lunar, es una talentosa muestra del lugar que representan: el de una nueva camada de músicos formados en la academia, pero capaces también de nutrirse de los saberes de la tradición, creadores de una novedosa síntesis que parece ser la marca de época que está dando impulso al folklore. Radicados y formados en La Plata, Vilma Wagner y Octavio Taján presentarán su nuevo trabajo en Buenos Aires hoy a las 21, en Café Vinilo (Gorriti 3780), en un concierto que será también un homenaje a Chango Farías Gómez y que contará con la presencia de Marián Farías Gómez, el flautista Juan Pablo Di Leone, el bajista Omar Gómez y el percusionista Pablo Vignati como invitados.
Piano, guitarra y voces son los elementos con los que este dúo madura su lenguaje y echa luz propia a temas de su autoría y de compositores de distintas procedencias y épocas, ya sean recopilaciones históricas o canciones de autores como Jorge Fandermole, quien participa como invitado en Piedra lunar. Vilma Wagner nació en Azul; Taján, en Coronel Dorrego, y se crió en Cipolletti. Son pareja también “en la vida real”, y orgullosos padres de un niño de un año y medio, presente en todas las giras y ensayos. Se conocieron cuando estudiaban educación musical y composición, respectivamente, en la Facultad de Bellas Artes de La Plata. Allí trabajan también ahora como docentes, además de dictar diversos talleres y hacer trabajos de arreglos, grabación e investigación. “Si pudiéramos vivir de tocar solamente, creo que no lo haríamos. Todas estas cosas nos gustan y retroalimentan el trabajo”, asegura Taján. Parte de este trabajo hecho con gusto es la investigación que el músico lleva adelante en el Instituto Cultural de la Provincia sobre folklore bonaerense, que próximamente tomará la forma de un libro de edición gratuita.
–¿Por qué el homenaje a Farías Gómez?
Vilma Walger: –Es un referente muy importante en el folklore y fue la puerta por la que entramos los dos al género. Yo empecé a escuchar folklore cuando lo escuché al Chango y a Liliana Herrero. A Octavio le pasó lo mismo con el Chango, Juan Falú, Raúl Carnota; antes él hacía otro tipo de música. Cuando falleció el Chango, nos pegó muy fuerte, como suele suceder: en ese momento te caen un montón de fichas. Nos invitaron a participar en un homenaje que le hicieron varios músicos platenses, hicimos dos arreglos de Chango y La Manija, y desde entonces lo incorporamos al repertorio. Además de su hermana Marián, vamos a tener el gusto de compartirlo con músicos que tocaron mucho con él, como Di Leone y Gómez.
–¿Y a Fandermole como invitado cómo llegaron?
Octavio Taján: –En 2007 nos invitaron a participar de un encuentro de músicos independientes en Rosario. Ahí pudimos darle nuestro primer disco, y al tiempito nos escribió un mail con una devolución hermosa, humilde y especial. Empezamos a tener un ida y vuelta, él quería saber sobre toda la movida de músicos platenses, le contamos sobre todo lo que se está gestando desde la Facultad de Bellas Artes. Como hacía mucho que no venía a La Plata, se nos ocurrió invitarlo a un recital en el auditorio de la facultad. Compartimos escenario, armamos algunos temas juntos, nació algo así como una amistad. Así que ahora ya no sólo lo respetamos como músico.
–¿En qué consiste esa “movida” platense? ¿Se sienten parte de un colectivo?
V. W.: –En La Plata hay muchísima música, hay más grupos que lugares donde tocar. Es una ciudad con muchos jóvenes que vienen de distintos lugares del país, trayendo su cultura, sus costumbres, su música, y esa mezcla propicia cosas muy interesantes. De esos encuentros surgieron grupos como Aca Seca, y lo mismo nos pasó a nosotros.
O. T.: –Nos sentimos parte de un colectivo que fue aprendiendo a estudiar las músicas que más nos interesaban. Somos una generación que ha intentado vincular el estudio con un género que se pensaba sólo ligado a lo intuitivo, lo espontáneo. En el tango pasó antes, en el folklore vino un poco después. Obviamente, este nuevo acercamiento también trae críticas, hay quienes tienen una visión más esencialista del folklore, son los que te dicen: “No, esto no es una zamba”. Por eso nosotros, para no confrontar con esa gente, decimos que hacemos música “de raíz folklórica”. Pero también creemos que esas críticas son necesarias: siempre tiene que haber conflicto, tironeo, entre tradición y proyección. Así es como avanza la música.
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