MUSICA › EMIR KUSTURICA, ANTE UNA NUEVA VISITA CON LA NO SMOKING ORCHESTRA
La obligada ausencia por enfermedad de Nelle Karajlic no impedirá que la fiesta balcánica vuelva a estallar. Hoy en el Teatro Vorterix, el realizador y músico serbio abre una gira que lo llevará al interior, Chile y Uruguay.
› Por Karina Micheletto
The gypsies are back, se llama la gira que trae de vuelta por estos pagos a Emir Kusturica y la banda de desharrapados que lo acompaña, oficialmente llamada The No Smoking Orchestra. Los gitanos están de vuelta en este caso en una tierra con la que tienen una extraña y profunda conexión, tanto que Kusturica ha perdido la cuenta de la cantidad de visitas que lleva. Pero estima que deben haber sido unas quince, entre las que le demandó la filmación de su película sobre Maradona –Maradona por Kusturica, se llama sin más– y sus siempre multitudinarios shows, arriba y abajo de escena. Esta vez vienen al teatro Vorterix (ex Colegiales, Lacroze 3455), con una función hoy a las 21 y otra el jueves 5 de abril. “La Fiesta Gitana Explota en Buenos Aires”, es la promesa de los shows, que se repetirán el sábado en Montevideo, el 3 de abril en Santiago de Chile, el 7 en Neuquén, el 9 en Mendoza y el 11 en Córdoba.
Kusturica jura y perjura que no está ejerciendo la más lisa y llana demagogia cuando afirma que “la Argentina es el mejor lugar del mundo para mí, después de Serbia. Ocurrió que nací allí, claro, pero si no fuera por ese detalle, estaría viviendo aquí”. Lo dice en un inglés que tiene cierto encanto en su pronunciación dura: un inglés, podría decirse, de lo más serbio. Del español ha aprendido pocas palabras, apenas los saludos y pedidos básicos. Eso sí: pronuncia perfectamente la palabra Excursionistas, esa que nombra al club que adoptó como propio entre todos los locales, cuya camiseta se calza en todos los shows. “Y sí, toda mi vida ha transcurrido entre outsiders, por entre los márgenes; también mis películas, por eso no me gusta Hollywood, no tengo nada que ver con eso. Todas mis películas tratan de perdedores, eso es lo que me interesa, es allí donde yo me siento cómodo.”
–¿Y dice que por eso le gusta tanto la Argentina?
–Bueno, pongámoslo en contexto... (risas). Pero sí, he hecho grandes amigos, adorables perdedores, aquí en Argentina. Hay evidentemente una cercanía manifiesta, Argentina para mí es idealmente Serbia, con mejor carne, rica comida, buen fútbol. Son un país de gente muy emocional y el tipo de conexión con sus emociones es muy similar al del pueblo serbio. Hay algo emocional muy fuerte en común, y por eso cada vez que vengo a Buenos Aires me siento como en casa, y esto no es sólo una forma de decir. Y esta vez, en este viaje, siento una energía más positiva aún, me siento mejor todavía.
–¿Por qué?
–No lo podría explicar bien y menos con mi inglés (risas). Tampoco sé exactamente qué es, pero veo a la gente como más relajada, como disfrutando más la vida. Hay una onda más calma... Están más contentos ustedes, ¿puede ser?
–Bueno, eso depende de a quién se lo pregunte. ¿Habla con sus amigos sobre la situación social y política de Argentina?
–Sí, siempre, estoy bien al tanto. Y, objetivamente, encuentro que están mucho mejor que unos años atrás. Si la economía está mejor, la gente está mejor. Eso es lo que me cuentan mis amigos, pero también lo que percibo cuando vengo.
Los shows que dará esta vez la No Smoking mostrarán a Kusturica como un frontman absoluto: ocurre que el cantante de la banda, Nelle Karajlic (Dr. Nele), se está reponiendo tras sufrir un ataque al corazón. “En unos meses va a estar completamente recuperado. Mientras tanto, tomamos la posta nosotros”, promete Kusturica. “Pero no seré sólo yo el frontman, en todo caso seremos una banda de frontmen. Acá no hay nombres propios: la música es la protagonista.” Kusturica sigue contando lo sorprendido que está por la cantidad de bandas de música balcánica que se desarrollaron de un tiempo a esta parte en la Argentina. “La verdad, es algo que me enorgullece, siento que de algún modo hemos tenido que ver con esto que pasa”, dice. Dice también que ha escuchado y que ha conversado con algunos de ellos, pero que le falta escuchar más música local. “Esa es una de las cosas que todavía tengo pendiente con este país, conocer más su música. Sé mucho de fútbol y me he vuelto un especialista en carnes y asados, pero me falta escuchar más música argentina”, compara. “Hay algunas bandas populares de rock con las que encuentro inclusive mucha conexión con nuestra música. En fin, es una materia pendiente. Nos falta tocar con argentinos y quiero invitar bandas argentinas a tocar en mi festival.”
“Su” festival es el Küstendorf, que organiza desde hace seis años en Belgrado, durante enero, y busca reunir lo mejor de la música y el cine fuera del mainstream. “Mantenernos como outsiders, pero con la más alta calidad: ésa sigue siendo la meta”, sintetiza el hombre detrás de Underground, Gato negro, gato blanco, Tiempo de gitanos y El sueño de Arizona. Tras una última visita dos años atrás en el Cosquín Rock, y con masivos recitales en el Luna Park, ahora Kusturica vuelve a un teatro más pequeño, en un ámbito que puede parecer más cercano al de sus primeros conciertos aquí, cuando era aún más outsider entre los outsiders pero ya conquistaba al público con su fiesta balcánica en estado de explosión.
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