MUSICA › UBALDO DE LíO, GLORIA DE LA GUITARRA TANGUERA, FALLECIó AYER A LOS 83 AñOS
Su nombre estuvo ligado al de su compañero de dupla, Horacio Salgán, con quien también formó el legendario Quinteto Real. Además acompañó a casi todos los grandes cantores del tango y pasó por el folklore, el jazz, la música brasileña y tropical.
› Por Karina Micheletto
Ubaldo De Lío, uno de los sellos importantes de la guitarra en el tango, falleció ayer a los 83 años. Su nombre estuvo ligado al de su ladero por más de cincuenta años, otra gloria del tango, Horacio Salgán, y también al de su creación más exquisita y duradera: el Quinteto Real. Pero por su conocimiento guitarrístico fue ampliamente reconocido y pasó también por géneros como el folklore, el jazz, la música brasileña y tropical. Y, dentro del tango, su guitarra acompañó a Edmundo Rivero, Hugo del Carril, Ignacio Corsini, Azucena Maizani y Nelly Omar, y fue integrante del sexteto de Mariano Mores y del último cuarteto de Aníbal Troilo. Y ni siquiera el eterno perfil bajo de De Lío pudo impedir que su nombre ganase un lugar singular dentro de la historia del género.
“De Lío es uno de los que más conoce este género tan difícil que es el tango. Tuve la suerte de trabajar con él durante 45 años. Todavía nos tratamos de usted. Y todavía mi admiración hacia este querido colega es inmensa”, había destacado Salgán en un homenaje que le hizo el Festival de Tango unos años atrás. En aquella ocasión, el pianista prefirió compartir los laureles con su ladero, convocándolo también a la hora del reconocimiento. Los años de escenarios compartidos llegarían a ser, finalmente, más de cincuenta.
De Lío nació el 11 de marzo de 1929, en el porteño barrio de Boedo. A diferencia de la mayoría de los tangueros de su generación, de formación intuitiva, hechos “de oreja”, él había pasado por los estudios básicos del Conservatorio Nacional, del que egresó con el título de Profesor de Guitarra, a los 15 años, además de haber estudiado desde los seis con distintos profesores. Su debut profesional estuvo más ligado al folklore que al tango: fue con La Tropilla de Huachi Pampa y con Hilario Cuadros, también siendo adolescente. Como todo sesionista de la época, sus comienzos estuvieron íntimamente ligados a las orquestas estables de las radios: en Radio Prieto y en Radio Belgrano –donde formó el terceto de guitarras Ciaco, Cortese y De Lío– se forjaron sus comienzos. Con 15 años integró los acompañamientos de cantores como Edmundo Rivero, y pronto pasaría a trabajar, durante muchas temporadas, con Hugo del Carril y con Néstor Feria, secundando a Ignacio Corsini en sus últimas actuaciones. “Acompañé a casi todos los cantantes, Gardel y Magaldi se me escaparon por un pelito”, bromeaba el guitarrista, al repasar su trayectoria.
No sólo de tango estuvo hecha su música: a sus inicios folklóricos habría que sumar el grupo que formó en 1953 a la manera del quinteto de jazz del Hot Club de Francia, con un jovencísimo Lalo Schifrin en piano, Hernán Oliva en violín y De Lío en mandolín. También grabó discos de temas brasileños, con Eddie Peqenino. Tocaba tanto la guitarra española como la americana o la amplificada y fue trabajando en el mítico local nocturno Jamaica que conoció a Horacio Salgán, con quien formó en principio un dúo. “A veces él venía a escucharme y nos quedábamos tocando. A Ubaldo le gustaba mi orquesta y conocía mi estilo. Enseguida supe que debía trabajar con él”, recordaría años más tarde Salgán. La formación de piano y guitarra, que por entonces no tenía tradición forjada, sellaría una sociedad que se extendería por más de medio siglo.
A comienzos de los ’60, Salgán y De Lío expandieron el sonido del dúo al formar el Quinteto Real, sumando a Pedro Laurenz, Enrique Mario Francini y Rafael Ferro. Desde sus inicios en la confitería del ACA, en sus actuaciones en locales como Jamaica, El Viejo Almacén o Caño 14, en las giras por Japón, Europa y toda América, en los más cercanos ciclos de El Club del Vino o en los recientes homenajes por el cincuentenario del Quinteto –que continúa con César Salgán, hijo de Horacio, al frente–, De Lío dejó su marca en esta formación que ya es parte de la historia en el género, siempre junto a su compañero. Con Salgán también firmó un par de sus pocas obras como compositor: “El vals y tú” y “Aquellos tangos camperos”. También le puso música al vals “Las muchachas de la Plaza Italia”, con letra de Horacio Ferrer, y a la zamba “Novia gaucha”.
Ya retirado de la actividad profesional, Ubaldo De Lío protagonizó sus últimos conciertos siempre junto a sus colegas. Sus últimas presentaciones públicas fueron esporádicas participaciones como invitado, la mayoría de ellas junto a Salgán, con quien llegó a compartir más de cincuenta años de trabajo. Estuvo, por ejemplo, su actuación en el histórico concierto del Bicentenario, ante una multitud congregada en el Obelisco. O las celebraciones por los 50 años de historia del Quinteto Real, también en 2010. O aquel recordado “cruce”, planteado casi a modo pugilístico, entre las actuales formaciones del Quinteto Real y el Sexteto Mayor, en el Centro Cultural Torquato Tasso. Allí, la guitarra experta de De Lío –que tocaba sin partitura, de memoria– seguía sorprendiendo por su capacidad de marcar la nota justa, en el momento exacto, con economía de recursos y máxima expresividad.
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